Cameroon, ¿una democracia secuestrada? La odisea del cambio frustrado bajo Paul Biya

Con más de cuatro décadas en el poder, Paul Biya busca un nuevo mandato a los 92 años. ¿Puede un país con riquezas naturales pero sumido en la pobreza encontrar una salida en unas elecciones marcadas por la censura, la división opositora y la apatía popular?

Por: Redacción Mundo Político

Un país en un ciclo sin fin

43 años en el poder. Paul Biya, presidente de Camerún desde 1982, ostenta el segundo mandato más largo de África y uno de los más extensos del mundo. A los 92 años, vuelve a postularse para un octavo mandato de siete años, en una contienda electoral que muchos consideran una formalidad sin competencia real.

Es inútil votar cuando está claro que Paul Biya siempre será declarado ganador”, dice Elvis Nghobo, un vendedor de comida en Yaundé, capital del país. Y para muchos cameruneses, esa frase resume la frustración de décadas de elecciones bajo un régimen diseñado para perpetuarse en el poder.

Un sistema hecho para la eternidad

Desde que asumió el cargo en 1982, tras la dimisión del primer presidente del país, Ahmadou Ahidjo, Biya ha recorrido una senda de consolidación de poder progresiva pero implacable. En 2008, logró eliminar el límite constitucional de dos mandatos presidenciales mediante una polémica enmienda aprobada en el parlamento, dominado por su partido, el Rassemblement Démocratique du Peuple Camerounais (RDPC).

Esta modificación legal se dio en medio de protestas masivas, que resultaron en decenas de muertos, pero consiguió su objetivo: permitirle a Biya postularse indefinidamente. Desde entonces, ha ganado cada elección con sospechosos márgenes de victoria y frecuentes denuncias de fraude.

Elecciones con sabor a rutina

Para las elecciones del 12 de octubre, 83 candidatos presentaron solicitudes. Finalmente, 12 fueron aceptados, incluyendo a Biya y 11 opositores. El candidato de mayor peso en la oposición, Maurice Kamto, fue bloqueado bajo la excusa de que su partido respaldaba simultáneamente a otro postulante. Kamto, quien obtuvo un 14% en las elecciones de 2018, denunció la medida como una maniobra política para neutralizar a la oposición.

Esto es un patético intento de controlar la narrativa democrática”, declaró Kamto en sus redes sociales, después de que el Consejo Constitucional rechazara su postulación.

Pobreza y riqueza: la paradoja camerunesa

Camerún cuenta con vastos recursos naturales: petróleo, minerales, madera, tierras fértiles, entre otros. Sin embargo, más del 43% de su población vive en la pobreza, según estimaciones de la ONU. El índice multidimensional de pobreza, que considera ingresos, acceso a la salud y educación, muestra un estancamiento agravado en los últimos 20 años.

La corrupción estructural anula el potencial económico de Camerún”, evalúa Transparency International, que clasifica al país entre los más corruptos del mundo en su índice de percepción.

El dilema de la oposición: unidad sin liderazgo

Los 11 candidatos opositores comparten un diagnóstico: Biya debe irse. Pero no logran ponerse de acuerdo sobre quién debe liderar el esfuerzo. El intento más ambicioso de consolidarse en una candidatura única lo representa Issa Tchiroma Bakary, exministro y ahora abanderado por la coalición Unión por el Cambio 2025, integrada por más de 20 partidos y organizaciones de la sociedad civil.

Tenemos un solo objetivo: liberar a Camerún del sistema que lo ha estrangulado durante más de 40 años”, declaró Bakary. Sin embargo, su designación no ha sido acogida por todos los partidos ni por las figuras clave del espectro opositor.

La alcaldesa Tomaino Ndam Njoya, única mujer en la contienda, sí ha expresado disposición a retirarse en favor de un candidato de consenso: “Ese es el precio que hay que pagar para ofrecer finalmente a nuestro pueblo el cambio que merece”, declaró.

La estructura electoral, ¿juez imparcial o títere del régimen?

La autoridad electoral y el Consejo Constitucional han sido criticados por falta de independencia. Varios de sus miembros pasaron anteriormente por el ejecutivo bajo Biya. Así, la credibilidad del proceso está erosionada desde su base.

No se puede vencer al sistema jugando con sus reglas manipuladas”, sostiene Wilson Tamfuh, profesor de Derecho Público e Internacional en la Universidad de Dschang. “Mientras no exista una oposición suficientemente sólida independiente del Estado, el consenso es una quimera.”

Una autocracia con ropaje constitucional

Expertos definen el modelo camerunés como un autoritarismo electoral, es decir, un régimen en el que se celebran elecciones pero sin las condiciones mínimas de equidad, transparencia o competencia efectiva. Tal modelo ofrece una fachada democrática que oculta una realidad de control férreo sobre los medios, la justicia y los recursos públicos.

Desde el control absoluto sobre la Comisión Electoral hasta el uso sistemático del aparato estatal para propaganda, Biya maneja el país como propiedad privada.

Represión, secesionismo y silencio internacional

Además del desencanto político, Camerún enfrenta un movimiento secesionista armado en las regiones anglófonas del suroeste y noroeste, un conflicto que ha dejado más de 6,000 muertos y provocado el desplazamiento de más de 580,000 personas, según datos de la ONU.

La respuesta del gobierno ha sido principalmente militar y represiva, con denuncias de violaciones a los derechos humanos, ejecuciones extrajudiciales y detenciones arbitrarias. A pesar de ello, el régimen ha contado con una preocupante falta de presión internacional efectiva.

El equilibrio geopolítico y el silencio de actores internacionales clave han favorecido a Biya”, explica Jean-Paul Biya (sin relación), politólogo con sede en París. “Mientras Occidente priorice la estabilidad superficial sobre la democracia real, Camerún seguirá atado al pasado.”

¿Una salida posible?

Aunque la oposición se encuentra debilitada, algunos analistas aseguran que un frente unido podría representar un cambio real. Dada la falta de tiempo para reestructurar la campaña y la influencia del aparato electoral a favor del oficialismo, cualquier posibilidad depende de una inédita coordinación política y una movilización popular masiva.

Kamto, actualmente excluido, hizo un llamado simbólico a elegir al “mejor pateador” para ganar este “penalti por la liberación de Camerún”. Pero sin unidad, la pelota parece estancada en el punto de penal.

En palabras de Munjah Vitalis Fagha, catedrático de ciencias políticas en la Universidad de Buea: “Los candidatos están más preocupados por su supervivencia política individual que por generar un cambio colectivo significativo.”

Y mientras tanto, un hombre de 92 años, ausente en la escena pública, podría gobernar hasta casi los 100, si su maquinaria política sobrevive —y todo indica que así será.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press