Durga Puja: El arte, la fe y la cultura detrás del festival más vibrante de India
Un homenaje al trabajo artesanal y la espiritualidad en la celebración que une a millones de devotos en torno a la diosa madre
Cada año, cuando el calendario marca la llegada de la luna llena del mes Ashwin (septiembre-octubre), las calles de la India —especialmente en Bengala Occidental— se visten de colores, música y fervor religioso. Es la celebración del Durga Puja, un festival que alcanza dimensiones colosales tanto en su ejecución como en su impacto espiritual, social y cultural.
En el centro de todo se encuentra una figura majestuosa: la diosa Durga, símbolo del poder femenino divino, fuerza protectora y destructora del mal. Pero detrás de esa devoción hay una legión de artistas, artesanos y comunidades que dedican meses de labor a esculpir, pintar y honrar su imagen. Este artículo es un análisis cultural que rinde homenaje no solo a la deidad, sino a quienes mantienen viva esta tradición de siglos.
¿Quién es la diosa Durga?
Durga es una de las deidades más importantes del panteón hindú. Según la mitología, fue creada por los dioses Brahma, Vishnu y Shiva para derrotar al demonio búfalo Mahishasura, quien había conseguido poderes prácticamente invencibles. Ningún dios varón podía vencerlo, por lo que fue necesario invocar la energía Shakti, representada en la forma de Durga. La diosa, con diez brazos que portan distintas armas, montada sobre un león, representa la victoria del bien sobre el mal y la protección cósmica.
Durga simboliza el empoderamiento femenino dentro de un contexto devocional. Se la honra no solo como una guerrera, sino también como madre, hija y esposa ideal. Durante el Durga Puja, se celebra su llegada a la Tierra, a casa de sus padres, junto a sus hijos: Lakshmi, Saraswati, Ganesha y Kartikeya.
Una tradición artesanal centenaria
Antes de que la festividad emerja en calles y plazas, comienza en los talleres de arcilla, caña de bambú y paja. En barrios como Kumartuli, en Kolkata, o refugios temporales en Nueva Delhi, artesanos como Govind Nath, de 52 años, dan forma con precisión casi mística a las efigies de la diosa. Cada ídolo puede medir entre uno y ocho metros de altura y está compuesto únicamente por materiales biodegradables, como arcilla del río Ganges, tela y paja seca.
"La sonrisa de la diosa debe ser perfecta", dice Nath, mientras pinta los ojos de una Durga con forma de ciervo. "Quien mire su rostro debe reconocer a la Madre".
La comunidad de artesanos —frecuentemente proveniente de familias que han ejercido el oficio durante generaciones— vive prácticamente en los espacios donde trabajan. Allí comen, duermen y crean. Entre tazas de té, risas compartidas y altares improvisados, se forjan esculturas que en pocos días serán el epicentro de celebraciones multitudinarias.
Un festival reconocido por la UNESCO
Desde 2021, el Durga Puja en Kolkata fue inscrito en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, reconociéndose no solo como un festival religioso, sino también como un fenómeno cultural y artístico sin precedentes.
Durante nueve días, las calles se transforman en un museo viviente. Se levantan pandal (estructuras efímeras) que recrean desde templos antiguos hasta réplicas del Taj Mahal o escenarios del cine popular. Estos espacios son visitados por millones de personas que forman largas colas, observan los ídolos, ofrecen plegarias y se deleitan con la música dhak (tambores tradicionales), danza y cocina bengalí.
El arte detrás de la devoción
La creación de una estatua de Durga no sólo es un asunto técnico, sino espiritual. Todo comienza con un ritual llamado "Chokku Daan", en el que se pintan los ojos de la diosa al amanecer, considerado un momento propicio. Este acto finaliza la creación y se cree que la diosa entra simbólicamente en el ídolo.
Luego, las esculturas son transportadas —a veces en camiones decorados— a lugares de adoración, seguidos por multitudes cantando y lanzando pétalos de flores. El último día del festival, Vijaya Dashami, las estatuas se sumergen en ríos o cuerpos de agua cercanos como símbolo del retorno de Durga a su morada celestial. Este acto representa el ciclo de la vida, la transitoriedad y la fusión con la naturaleza.
El rol económico del Durga Puja
En términos económicos, el impacto del Durga Puja es gigantesco. Solo en 2022, el festival generó más de 4,000 millones de dólares en ingresos en Bengala Occidental, según un estudio de la British Council India. Esto incluye turismo, hospitalidad, moda, artesanía y medios digitales. Además, da empleo indirecto a miles de personas en sectores como costura, carpintería, confección de telas, logística y ventas ambulantes.
Las marcas nacionales e internacionales también invierten en publicidad durante este periodo, conscientes del enorme alcance que tiene el evento entre jóvenes y adultos.
Durga Puja: espiritualidad en tiempos modernos
En una era marcada por la tecnología y el consumismo, Durga Puja también ha evolucionado. Muchos pandal utilizan efectos de luces LED, experiencias inmersivas en 3D y hasta realidad aumentada para atraer a las nuevas generaciones. Sin embargo, el núcleo del festival sigue siendo la devoción, la colectividad y la herencia cultural.
Incluso en ciudades como Nueva Delhi, donde la población bengalí es minoritaria, el evento cobra vida gracias a la iniciativa de asociaciones culturales, artistas migrantes y la participación de toda la comunidad india. La representación de la diosa Durga ahora también se extiende internacionalmente, con celebraciones por la diáspora bengalí en ciudades como Londres, Nueva York, Singapur y Toronto.
El poder de la Shakti: una lección universal
Más allá del hinduismo, Durga Puja ofrece una enseñanza profunda sobre resiliencia, justicia y poder femenino. En tiempos donde los derechos de la mujer, la equidad y la lucha contra la violencia de género son temas urgentes, el simbolismo de Durga resuena con fuerza. Ella es descrita como la que no necesita ser salvada, sino quien salva.
Así, cada golpe del tambor que resuena en los pandal, cada mirada extasiada hacia los ídolos, y cada lágrima de despedida en la ceremonia de inmersión, es una forma de venerar no solo a la diosa, sino a todas las mujeres que luchan, protegen y crean.
Quizá ahí radica la verdadera grandeza del Durga Puja: en la perfecta simbiosis entre arte y alma, trabajo y fe, comunidad e individualidad. Una festividad que, aunque milenaria, sigue siendo profundamente relevante en el mundo de hoy.