El juicio explosivo de Ryan Routh: el intento de asesinato que sacudió a EE.UU.
El caso que puso en jaque a la justicia federal, la seguridad presidencial y la salud mental del acusado
FORT PIERCE, Florida — En un giro digno de una serie de suspenso, el juicio contra Ryan Routh, acusado de intentar asesinar al expresidente Donald Trump en un campo de golf en Florida, alcanzó su clímax esta semana cuando el imputado intentó apuñalarse en pleno tribunal tras escuchar el veredicto: culpable de todos los cargos.
Una fiscalía implacable: el caso contra Routh
Ryan Routh enfrentaba una batería de cargos federales: intento de asesinato de un candidato presidencial, posesión ilegal de armas siendo un convicto, agresión a un agente federal y tenencia de un arma con número de serie eliminado. A pesar de declararse no culpable y de haberse representado a sí mismo, no logró persuadir al jurado, que deliberó sólo dos horas antes de emitir un fallo unánime: culpable en todos los cargos.
Durante el juicio, el gobierno federal desplegó a 38 testigos en siete días. El relato fue detallado: Routh pasó semanas planeando el ataque, vigilando los movimientos de Trump y el entorno del club de golf de West Palm Beach donde ocurrió todo el 15 de septiembre de 2024. Equipado con un rifle, se ocultó entre arbustos para disparar, pero fue detectado por un agente del Servicio Secreto que reaccionó antes de que pudiera apretar el gatillo.
“¿Un crimen sin disparo?”: la defensa de Routh
Routh, de 59 años, se representó a sí mismo tras obtener la autorización de la jueza Aileen Cannon. Su defensa fue, cuando menos, llamativa. Sostuvo que no era culpable porque nunca había disparado su arma. “Es difícil que haya habido un crimen si nunca se apretó el gatillo”, declaró.
Sin embargo, los fiscales refutaron esta narrativa con creces. Routh no sólo había parapetado una posición ventajosa para disparar, sino que se trataba de un plan detallado que incluía armas ilegales y movimientos encubiertos. Su historial delictivo inclinó aún más la balanza: en el pasado fue arrestado por posesión de explosivos, armas automáticas y robo masivo en almacenes.
Dramático final en sala: el intento de suicidio de Routh
El momento más impactante del juicio ocurrió luego del veredicto. Mientras los jurados abandonaban la sala, Routh tomó un bolígrafo e intentó apuñalarse en el cuello. La terrorífica escena duró segundos. Agentes del tribunal lo redujeron e inmovilizaron rápidamente.
Su hija, Sara Routh, estalló en gritos: “Papá, te amo, no hagas nada. Yo te sacaré de aquí. ¡Él no le hizo daño a nadie!”. Una escena emocional que resume el escenario de desesperación que rodea este caso desde el primer momento.
Una vida marcada por la violencia y la paranoia
El pasado de Ryan Routh revela una personalidad obsesiva y temeraria. Se presentaba como un “líder mercenario”, según testigos. Trató de reclutar soldados para conflictos en Ucrania, intentó armar milicias privadas con excombatientes de Afganistán y Moldavia e incluso había acumulado armas y explosivos en varios estados.
Sus antecedentes incluyen la fabricación de dispositivos explosivos, enfrentamientos armados con la policía y robos masivos en Carolina del Norte. A pesar de ello, durante años logró evadir la prisión con sentencias suspensivas o medidas de libertad vigilada.
Un atentado frustrado en tiempos convulsos
El intento de asesinato del 15 de septiembre fue el segundo contra Trump en un lapso de apenas nueve semanas. En julio de 2024, durante un mitin en Butler, Pensilvania, un francotirador disparó ocho veces e hirió al exmandatario en una oreja.
El contexto político de EE.UU. ha estado marcado por crecientes tensiones, radicalización y discursos polarizantes. Este ambiente propició lo que la fiscal general Pam Bondi catalogó como “un ataque no solo al presidente, sino al alma de la nación misma”.
“Este veredicto ilustra el compromiso del Departamento de Justicia para castigar a quienes recurren a la violencia política”, señaló Bondi a través de su cuenta en X (antes Twitter).
La autodefensa: entre el derecho y el delirio
El derecho a autodefenderse en juicios penales está respaldado por fallos de la Corte Suprema. Pero requiere demostrar competencia mental suficiente para llevar el caso. Routh aprobó esa evaluación, y su equipo anterior de abogados quedó como “consejeros en espera”, acompañando el juicio pero sin representación directa.
La estrategia legal de Routh fue errática: interrogó sólo a tres testigos y comparó su persecución judicial con una caza política. Su actuación en la corte fue objeto de debate entre expertos legales, quienes señalaron que su conducta mostraba una mezcla de narcisismo y desconexión con la realidad.
El simbolismo detrás del caso
Este caso no es únicamente judicial. Representa varios debates esenciales:
- ¿Dónde termina la libre expresión política y comienza la violencia organizada?
- ¿Qué protocolos deben seguir los tribunales ante acusados con antecedentes mentales y violentos?
- ¿Está la política estadounidense infectada por una peligrosa cultura de confrontación?
El atentado frustrado contra Trump es una llamada de atención. Muestra lo frágil que puede ser la seguridad presidencial, aún con cuerpos altamente entrenados como el Servicio Secreto. También dispara señales de alarma sobre la radicalización política y su traducción en acciones extremas.
Una hija que no renuncia
Sara Routh, la hija del acusado, se ha convertido en una voz ruidosa fuera del tribunal. Cuestiona la integridad del juicio, acusa a los fiscales de “arreglar pruebas” y busca revertir el veredicto en los tribunales de apelación.
“Mi papá necesitaba ayuda, no abuso judicial. Nadie murió, nadie fue herido. ¿Por qué cadena perpetua?”, declaró en entrevistas a medios locales.
Mientras lo esperaba junto a la puerta de seguridad del juzgado donde fue trasladado en custodia federal, su semblante era de rabia e impotencia. Su activismo podría movilizar a grupos simpatizantes en las próximas semanas.
¿Y ahora qué sigue para Ryan Routh?
El siguiente paso es la sentencia, la cual podría derivar en décadas de prisión o incluso cadena perpetua. Las condenas por intento de asesinato a figuras federales suelen ser particularmente severas. También enfrenta cargos estatales por terrorismo y tentativa de asesinato, lo que agrava aún más su panorama legal.
Expertos legales, como el profesor Alan Dershowitz, han mencionado que “aunque Routh no llegó a disparar, la premeditación, el armamento y el contexto político del ataque garantizan que la justicia sea inflexible”.
Un país en tensión constante
Este juicio coincide con una era turbulenta para Estados Unidos: amenazas contra candidatos, radicalización ideológica en redes sociales y violencia política creciente. Según Harvard Kennedy School, el número de amenazas creíbles contra figuras públicas ha aumentado un 300% desde 2016.
Numerosos estudios indican que el fenómeno de “lobos solitarios” con tendencias políticas extremas, como Routh, es una de las mayores preocupaciones de las agencias de seguridad interna.
Ryan Routh no es un caso aislado. Pero sí es una advertencia viviente de lo que ocurre cuando la conspiración, el odio y la desinformación se cruzan con armas cargadas.
Un tribunal ya habló. Ahora le toca al resto del país reflexionar: ¿cómo evitar que este tipo de episodios se repitan?