El ocaso de los Rockies de Colorado: ¿La peor temporada en su historia?

Con un récord desastroso y sin rumbo claro, los Rockies se hunden mientras otros equipos luchan por la gloria

Por estos días, los aficionados al béisbol disfrutan del drama propio de la recta final de temporada. Mientras equipos como los Mariners, Dodgers y Diamondbacks pelean por sus respectivos lugares en la postemporada, hay un equipo cuyo nombre apenas aparece en las conversaciones: los Colorado Rockies. Y no es casualidad.

Con un lamentable registro de 43 victorias por 113 derrotas, el equipo de Denver navega en aguas cada vez más turbias, en una temporada que muchos ya catalogan como la peor en su historia. Jugando un béisbol sin identidad, con poca producción ofensiva y un pitcheo que ha sido un desastre, los Rockies parecen más cerca de una reconstrucción completa que de competir.

Un récord vergonzoso

La temporada 2024 ha sido brutal para los Rockies. Acumulando derrotas a un ritmo descontrolado, tan solo han conseguido 18 victorias fuera de casa, cifra que los coloca prácticamente en el fondo de todas las estadísticas importantes. Su desempeño como visitantes (18-57) los expone como un equipo que no sabe ganar en territorio enemigo.

Un dato aún más demoledor es que incluso cuando logran conectar al menos ocho hits, siguen perdiendo: su marca en esos casos es de 30-54. Es decir, ni siquiera cuando la ofensiva despierta logran capitalizar la ocasión. Esto habla más allá de las estadísticas: hay una cultura perdedora instalada, difícil de revertir de un día para otro.

La comparación con temporadas históricas

Para dimensionar la catástrofe, basta con mirar a lo largo de los libros de récords de la MLB. Tan solo cuatro equipos han finalizado una temporada con menos de 45 triunfos desde 1960:

  • Detroit Tigers (2003): 43-119
  • New York Mets (1962, temporada inaugural): 40-120
  • Baltimore Orioles (1988): 54-107
  • Philadelphia Phillies (1961): 47-107

Los Rockies ya han superado a esos Orioles y están empatando con los peores Tigers de la era moderna. Sólo eso debería ser motivo de alarma, pero curiosamente las oficinas del equipo han permanecido en un inquietante silencio mientras el desastre se desarrolla.

¿Hay figuras para salvar la temporada?

A pesar del entorno gris, hay quien intenta brillar. Hunter Goodman ha sido un pequeño oasis dentro del desierto de talento del roster. Con 61 extrabases (26 dobles, cinco triples y 30 cuadrangulares), ha dado pinceladas de poder y consistencia ofensiva.

Otro nombre destacable es el de Mickey Moniak, bateando .378 en los últimos 10 juegos (14 hits en 37 turnos), incluyendo cinco jonrones y 11 carreras impulsadas. Si bien no es un nombre mediático ni candidato a liderar un clubhouse, el joven jardinero ha dado razones para pensar que podría ser parte del futuro.

¿Y el pitcheo?

La rotación abridora y el bullpen han sido simplemente un desastre. Con una efectividad combinada superior a 5.50 en los últimos 10 partidos y una ERA colectiva que ha rondado los 5.69, los Rockies se posicionan como uno de los peores cuerpos de lanzadores este año. Sin profundidad y sin estrellas consolidadas, es imposible competir siquiera de forma digna.

Las constantes lesiones también han dificultado la estabilidad. Nombres como Chase Dollander, Thairo Estrada, Kris Bryant y Jeff Criswell han pasado largos períodos en la lista de lesionados, dejando aún más vulnerable a un roster ya débil.

¿Dónde está la gerencia?

Poco se sabe del plan de emergencia —si es que existe— por parte del gerente general Bill Schmidt. Desde su ascenso a la dirección deportiva del equipo, las decisiones han sido conservadoras y poco ambiciosas. Las contrataciones relevantes han sido prácticamente nulas y los prospectos aún no explotan a nivel máximo, salvo excepciones.

No hay una narrativa clara: ¿están reconstruyendo? ¿Intentan competir? ¿O simplemente sobreviven temporada tras temporada a base de promesas huecas? En la actualidad, los Rockies merecen una hoja de ruta, una dirección coherente. Y los fans, una explicación.

La afición se aleja

El Coors Field, uno de los estadios más pintorescos de las Grandes Ligas y sede de momentos legendarios, ha visto una baja significativa en su asistencia. Aunque sigue siendo uno de los estadios con mejor aforo debido a su facilidad de entrada y el turismo en Denver, el entusiasmo ha desaparecido.

Pasaron más de cinco años desde su última aparición en Playoffs y se sienten aún más lejos de poder repetirla. El récord más reciente evidencia una desconexión total entre la franquicia y sus seguidores. La venta de camisetas y artículos oficiales ha caído en más del 30% respecto al año anterior (según datos de Fanatics y MLBShop).

¿Qué viene después del 2024?

El presente es desolador, pero el futuro podría ofrecer una oportunidad si, y solo si, hay una autocrítica interna seria. La franquicia debe decidir entre estas tres posibles rutas:

  • Reinicio profundo: Recomenzar desde cero, canjear cualquier activo veterano y darle paso a los jóvenes. Estilo Baltimore Orioles hace 4 años o Detroit Tigers en plena reestructura.
  • Gasto agresivo: Entrar al mercado de agencia libre y reconstruir con cartera abierta. Esto implicaría una apuesta alta, coordinada y enfocada.
  • Modelo híbrido: Mezclar veteranos y jóvenes con un desarrollo progresivo, manteniendo el talento del sistema de granjas.

Sea cual sea el camino, lo que no puede ocurrir es continuar con el status quo. Porque jugar para perder —aunque nadie lo admita— es una estrategia condenada al fracaso.

La otra cara: Seattle, todo lo contrario

Curiosamente, mientras los Rockies visitan a los Seattle Mariners, encuentran a un rival en fuego total. Seattle ha ganado ocho juegos consecutivos en casa y acumula 87 victorias esta temporada. Con 230 cuadrangulares, se posiciona como uno de los equipos más potentes al bate, y su bullpen ha sido uno de los mejores.

Josh Naylor y Cal Raleigh lideran una ofensiva letal, y los Mariners poseen una verdadera cultura ganadora, algo a lo que los Rockies solo pueden aspirar hoy día. Seattle representa el tipo de franquicia trabajadora, resiliente y que se recompone con inteligencia cuando las cosas salen mal.

La lección de los grandes fracasos

Los grandes fracasos en el deporte también ofrecen grandes lecciones. Equipos como los Cubs, Astros o incluso los Royals pasaron por épocas oscuras antes de alcanzar la gloria. Pero todos compartieron una cosa en común: una visión clara acompañada de decisiones audaces.

¿Será capaz Colorado de aprender de estos ejemplos o seguirá flotando sin rumbo?

Mientras esa respuesta llega, los Rockies están a punto de cerrar una temporada para el olvido. Y si los cambios no llegan pronto, podría no ser la última.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press