El precio de representar a tu país: la polémica detrás del dinero en la Ryder Cup

Estados Unidos ofrece compensaciones económicas a sus golfistas por jugar la Ryder Cup, mientras Europa defiende el espíritu amateur del torneo. ¿Quién tiene la razón?

La Ryder Cup siempre ha sido uno de los eventos más emblemáticos del golf mundial. Una competencia que va más allá de los trofeos o títulos individuales y enfrenta a los mejores jugadores de Europa contra los de Estados Unidos en un torneo por equipos que se celebra cada dos años. Pasión, honor, rivalidad histórica y, últimamente, dinero.

Este año, una controversia ha resurgido con más fuerza que nunca: la compensación económica para los jugadores estadounidenses que participan en la Ryder Cup. Mientras los europeos prefieren resguardar el honor de representar a su continente sin esperar recompensa monetaria, el equipo estadounidense comienza a recibir estipendios. ¿Deberían los deportistas recibir dinero por representar a su país o debería mantenerse como una competición “pura” basada en el orgullo y la gloria?

¿De qué estamos hablando realmente?

A primera vista, el tema parece sencillo: los jugadores del equipo de Estados Unidos comenzaron a recibir $200,000 de estipendio personal, además de $300,000 dirigidos a una fundación benéfica de su elección. Este cambio en las políticas fue impulsado por Keegan Bradley, nuevo capitán del equipo estadounidense, quien explicó que la PGA de América le pidió “modernizar” el torneo y adecuarlo a los tiempos actuales.

“Los dólares destinados a caridad no habían cambiado desde 1999”, declaró Bradley. “Sentimos que era hora de actualizar esto”.

Los números del golf profesional

Para entender por qué esta medida ha puesto el foco mediático sobre la Ryder Cup, es importante conocer las cifras astronómicas que rodean al golf moderno:

  • El Players Championship de 2024 ofreció una bolsa de $25 millones.
  • El Tour Championship cerró con más de $40 millones en premios.
  • Scottie Scheffler, actual número uno del ranking, ha ganado casi $57 millones en los últimos dos años.

Con tanto dinero en juego en los torneos regulares, ¿es realmente necesaria una compensación adicional para un torneo que, según todos los que lo han jugado, se disputa por el orgullo y la historia? Para algunos como Rory McIlroy, la respuesta es un no rotundo.

La postura europea: corazón antes que cartera

Durante las últimas décadas, los jugadores del equipo europeo se han caracterizado por rechazar cualquier tipo de pago por jugar la Ryder Cup. McIlroy fue enfático en una entrevista para BBC Sport en 2023: “Yo pagaría por el privilegio de jugar la Ryder Cup”.

Del mismo modo, el actual capitán europeo Luke Donald ironizó hace unas semanas: “Si los jugadores estadounidenses están recibiendo dinero y no rinden, los fans en Nueva York se los van a hacer saber”.

Y es que la historia ha demostrado que el dinero puede ser un tema tóxico en este escenario. En 1999, durante la Ryder Cup en Brookline, se filtró la discusión sobre posibles pagos. El resultado fue un ambiente enrarecido, con presiones del público local y tensiones internas. Solo una remontada histórica evitó que la polémica eclipsara el torneo.

¿Es realmente “caridad” o una forma disimulada de pago?

La PGA de América insiste en que no es “dinero por jugar”, sino una vía para fomentar acciones benéficas. Desde 1999 se ha donado a organizaciones sin fines de lucro utilizando fondos provenientes del torneo. Ahora, la diferencia es que los jugadores recibirán una parte para decidir cómo utilizarla: donarla directamente o usarla para otro fin (aunque todos hayan dicho que será para caridad).

“No me gusta anunciar lo que hago en términos de caridad. Planeamos usar el dinero en algo significativo”, comentó Scottie Scheffler. Sin embargo, este enfoque ha sido criticado por algunos sectores de la prensa y aficionados, que consideran que el dinero—sin importar el destino—puede contaminar la esencia misma del torneo.

La gestión y los intereses detrás de escena

Para entender por qué Estados Unidos puede ofrecer estas cifras, hay que mirar quién controla los hilos de la Ryder Cup. En territorio estadounidense, la propietaria del evento es la PGA de América. Esto le permite negociar contratos televisivos y derechos de marca con una libertad mayor que en Europa.

Cuando se disputa en Europa, el evento es manejado por Ryder Cup Europe, una empresa constituida por el European Tour Group, y los beneficios generados son reinvertidos directamente en el desarrollo del golf del viejo continente. Muchos jugadores europeos ven su participación como una inversión en el futuro del deporte más que como una oportunidad financiera individual.

Negocios, patrocinadores y venta de productos

La comercialización de la Ryder Cup es intensa. Tiene acuerdos con bebidas oficiales (cerveza, vodka, moonshine, champagne y hasta bourbon). También vende productos premium como el paquete “Ultimate Ryder Cup Live Watch Party Kit”, valorado en $1,081 dólares, incluyendo desde servilletas hasta paletas de “Silencio, por favor”.

La monetización va mucho más allá del campo de golf, y en ese contexto, algunos se preguntan: “¿Por qué no deberían beneficiarse los jugadores que atraen la atención y generan millones?” Es un debate legítimo.

Un tema de respeto, no de salario

Xander Schauffele, que acaba de convertirse en padre y vuelve entusiasmado a la Ryder Cup, reconoció sobre el dinero: “Esto es una oportunidad para hacer algo bueno. Pero es cierto que vamos a recibir muchas críticas”.

Aunque el dinero va a organizaciones sin ánimo de lucro, hay una percepción generalizada de que el equipo europeo sigue jugando con el corazón, mientras que el estadounidense lo hace con la billetera en mente.

“No importa lo que haga, ustedes seguirán hablando como si fuera algo negativo”, dijo Schauffele a los periodistas. Su tono revelaba cierta frustración. Pero el hecho de tener que recordarle al público a cada momento que sí lo están donando—y no quedándose con ello—ya plantea una duda sobre la naturaleza del incentivo.

¿Ventaja moral para Europa?

A pesar del talento innegable del equipo estadounidense, la historia reciente favorece a Europa. Los europeos han ganado 10 de las últimas 14 ediciones desde 1995. Su química de grupo, compromiso emocional y capacidad para hacer de un equipo lo que en realidad es un deporte individual les ha conferido una ventaja competitiva.

El exjugador David Duval fue uno de los primeros en cuestionar la distribución del dinero hace más de 20 años. Desde entonces, se han hecho ajustes, pero cada vez que el dinero vuelve a entrar en la conversación, parece recordar que el equipo europeo sigue llevando la delantera en cuanto a propósito y espíritu.

En Bethpage Black la batalla será más que técnica

La próxima edición de la Ryder Cup, programada en 2025 en el campo Bethpage Black (Nueva York), promete ser una batalla vibrante no solo por la calidad de los golfistas, sino por las connotaciones que rodean a ambos equipos. El público neoyorquino es famoso por ser apasionado y ruidoso, y el tema del dinero será una ofensa fácil si el desempeño del equipo local no está a la altura.

En definitiva, la verdadera pregunta es si el espíritu de la Ryder Cup resistirá la profesionalización excesiva. Europa parece decir que sí. Estados Unidos está en pleno debate interno.

El tiempo dirá si las futuras generaciones recordarán este torneo por su carisma e intensidad o por convertirse, como tantos otros, en otro espectáculo caro en una industria deportiva cada vez más monetizada.

“La Ryder Cup debería ser un homenaje al orgullo de pertenecer a algo más grande que uno mismo”, declaró una vez Seve Ballesteros. Quizás hoy más que nunca, esas palabras merecen ser recordadas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press