La nueva era de los Knicks: ¿Está Nueva York lista para el anillo?
Con Mike Brown al mando y un plantel reforzado, los Knicks vuelven a soñar con las Finales tras más de dos décadas
Los New York Knicks están atravesando uno de los momentos más determinantes de su historia reciente. Tras décadas de frustraciones, reconstrucciones fallidas y esperanzas rotas, el equipo de la Gran Manzana parece haber encontrado nuevamente su identidad competitiva. Y aunque la salida del veterano entrenador Tom Thibodeau sorprendió a muchos, la llegada de Mike Brown promete inaugurar una etapa donde el anhelo de llegar a unas Finales de NBA ya no suena como una utopía.
Un cambio inesperado en medio del éxito
En 2020, la llegada de Thibodeau revitalizó a unos Knicks extraviados, llevándolos de un pozo de siete años sin playoffs a ser una presencia constante en postemporada. Cuatro clasificaciones en cinco temporadas reafirmaron su capacidad para consolidar una cultura defensiva feroz. Todo esto se coronó la pasada campaña, cuando alcanzaron las finales de la Conferencia Este por primera vez en 25 años.
Sin embargo, y pese a estos logros, la franquicia decidió prescindir de Thibodeau tras caer eliminados frente a los Indiana Pacers en unas dolorosas finales de conferencia. ¿La razón? El deseo de evolucionar hacia un sistema más veloz, más dinámico… y más moderno. Ahí entra en escena Mike Brown.
Mike Brown: ¿el arquitecto del campeonato?
Con una extensa carrera como entrenador principal (y como asistente en esquemas exitosos como los Golden State Warriors), Brown aporta exactamente eso: flexibilidad táctica, capacidad de adaptación y experiencia en equipos con grandes talentos.
“Cuando uno tiene un blanco en la espalda, debes rendir al máximo cada vez que pisas la cancha”, remarcó Brown. Y es que los Knicks ahora ya no son el 'underdog': con un vestuario consolidado y estrellas como Karl-Anthony Towns, Jalen Brunson y Julius Randle, tienen la segunda mejor probabilidad de ganar el título de acuerdo con BetMGM Sportsbook, solamente por detrás de los campeones defensores Oklahoma City Thunder.
Un núcleo sólido con hambre de gloria
Quizás la mayor virtud del actual equipo de Nueva York sea su continuidad. Los cinco titulares regresan, incluyendo a Jalen Brunson, quien vivió su explosión definitiva como All-Star bajo el ala de Thibodeau. El base ya ha demostrado ser un líder silencioso pero efectivo, y pese a la salida del coach que lo acompañó gran parte de su carrera (recordemos que su padre Rick Brunson sigue en el cuerpo técnico), se mantiene comprometido con el éxito colectivo.
“Es mi trabajo intentar ayudar a este equipo a ganar. Hay nuevas personas con nuevas ideas y yo haré mi parte de la mejor manera posible”, comentó con madurez Brunson, quien podría ver reducido su uso como generador principal de juego bajo el nuevo sistema de Brown.
A ellos se suma la flamante incorporación de Karl-Anthony Towns, un movimiento estratégico realizado poco antes del campamento de pretemporada. Towns representa una enorme mejora ofensiva desde la posición de ala-pívot y puede complementar a Randle en un 'frontcourt' versátil y moderno.
Josh Hart, entre bromas y sacrificios
El papel del siempre aguerrido Josh Hart también estará en el foco. Hart, quien impuso un récord franquicia con nueve triple-dobles la temporada pasada, se hizo procedimiento en un dedo durante el receso, pero al parecer lo volvió a lesionar previo al comienzo del campamento.
“Probablemente juegue toda la temporada con férula y lo arregle de nuevo en verano”, dijo. Aunque bromeó diciendo que pediría un traspaso si no arranca como titular, terminó reconociendo su disposición al cambio: “Al final del día, es lo que sea mejor para el equipo”.
Una plantilla que va por todo
Más allá de nombres como Brunson, Towns y Randle, otros jugadores como Mikal Bridges, Mitchell Robinson y el propio Hart conforman una rotación temible. Bridges aporta defensa élite y juego sin balón, mientras que Robinson ofrece protección del aro y presencia física en la pintura.
Los Knicks enfrentarán este año el desafío de establecerse no solo como un equipo competitivo, sino como uno de los favoritos. Las expectativas son altísimas y eso, a menudo, trae consigo presión extra. “No puedes llegar a junio sin pasar por todos estos meses. Hay que centrarse en el presente”, puntualizó Bridges, hablando claro sobre la mentalidad que requiere una temporada tan exigente.
Los cambios en el Este y la gran oportunidad
Este nuevo escenario en los Knicks coincide con cierta reconfiguración de poder en la Conferencia Este. Milwaukee Bucks, Boston Celtics y Philadelphia 76ers atraviesan procesos internos de ajuste. Cleveland, el otro gran candidato, aún no ha demostrado su capacidad de cerrar series bajo presión.
Es por ello que analistas como Kendrick Perkins o Brian Windhorst no han dudado en decir que “esta puede ser la mejor ventana que ha tenido Nueva York desde los años 90”. En una NBA cada vez más impredecible, contar con una base estable, profundidad de plantilla y un calendario inicial menos exigente por su primer viaje a Abu Dhabi para la pretemporada, podrían ser factores decisivos a largo plazo.
¿Y Steve Nash? Un dato curioso en medio del cambio
En medio del terremoto que sacudió la NBA por los Knicks, otra figura vinculada al pasado y presente de la liga también apareció en los titulares: Steve Nash. El dos veces MVP, miembro del Hall of Fame y exentrenador de los Nets, ha sido nombrado asesor senior de los Phoenix Suns. Mientras Nueva York se rearma para el presente, el canadiense se une a un proyecto que busca redireccionarse tras una temporada fallida.
Nash, recordado por su estilo fluido y ofensivo, ahora estará del lado corporativo del deporte. Su visión puede ser muy valiosa para una franquicia que también se ha visto obligada a rediseñar su estrategia, tras movimientos como la salida de Kevin Durant y el buyout de Bradley Beal.
¿El año del renacimiento neoyorquino?
Con todo el contexto expuesto, es evidente que los Knicks han dejado de ser una franquicia en construcción para convertirse en una real aspirante al campeonato. La presión por rendir está, los reflectores también. Pero esta vez, por fin, hay razones para creer.
¿Será ésta la temporada en que los Knicks regresen al trono del Este y aspiren, por fin, al título que les ha sido esquivo desde 1973? Los ingredientes están. Ahora, es cuestión de cocinarlos bien.