Moldavia en la encrucijada: elecciones bajo la sombra de Moscú y una guerra híbrida
A medida que se aproximan las elecciones parlamentarias, Moldavia enfrenta una ofensiva rusa que mezcla criptomonedas, desinformación y aspiraciones geopolíticas enfrentadas
¿Puede una pequeña nación europea defender sus instituciones democráticas frente a una maquinaria de influencia tan poderosa como la de Rusia? Esa es la gran interrogante que enfrenta Moldavia esta semana, mientras se prepara para unas elecciones parlamentarias cruciales que podrían reformular por completo su orientación nacional.
Un tablero geopolítico tenso: la OTAN llama la atención
Los ecos de conflicto en la región han ido aumentando, particularmente tras la reciente irrupción de drones rusos en territorio polaco y aviones de combate cruzando sin permiso el espacio aéreo de Estonia. Estos episodios han sido duramente respondidos por la OTAN, la cual emitió esta semana una advertencia inequívoca: “emplearemos todas las herramientas necesarias, militares y no militares, para defendernos de cualquier amenaza”, conforme al derecho internacional.
Este tipo de tensiones no son exclusivas de Ucrania. Moldavia, país vecino, lleva años resistiendo los esfuerzos del Kremlin por socavar sus instituciones democráticas desde dentro —infiltrando no solo política interna sino también manipulando desde la economía informal hasta el flujo de información en redes sociales.
Moldavia: entre Europa y Rusia
La nación, que solicitó oficialmente la adhesión a la Unión Europea tras la invasión rusa de Ucrania en 2022, ha sido objeto de una intensa campaña de interferencia. Según la presidenta proeuropea Maia Sandu, el Kremlin ha gastado “cientos de millones de euros” para influenciar las elecciones legislativas del próximo domingo.
El país ya había enfrentado intentos previos de desestabilización. En una operación llevada a cabo esta semana, las autoridades moldavas detuvieron a 74 personas en conexión con un supuesto plan para provocar disturbios masivos. Además, en los últimos días se han realizado más de 30 redadas en el país ligadas al financiamiento electoral ilegal de un partido prorruso mediante criptomonedas.
Las autoridades aseguran haber incautado aproximadamente 800,000 lei en efectivo (unos 50,000 dólares), además de dispositivos de almacenamiento electrónico y pruebas de entregas en efectivo equivalentes a unos 9 millones de lei (540,000 dólares), canalizadas mediante proveedores ilegales de servicios de intercambio cripto —principalmente con vínculos en la Federación Rusa.
¿Qué es una guerra híbrida?
El término ha ganado notoriedad desde 2014, tras la anexión rusa de Crimea. Se refiere al uso coordinado de múltiples herramientas —militares, informáticas, financieras, propagandísticas— para socavar gobiernos sin necesidad de un enfrentamiento armado directo.
En Moldavia, esta guerra híbrida abarca distintos frentes:
- Desinformación a gran escala: Divulgada por bots, cuentas falsas e incluso medios que parecen ser occidentales, pero que en realidad están controlados por intereses pro-rusos.
- Manipulación política: Financiamiento encubierto a partidos que promueven políticas favorables al Kremlin.
- Injerencia electoral: A través de estrategias que incluyen desde compra de votos hasta falsificación de identidades, uso de big data y targeting de votantes específicos.
El papel de la tecnología en esta nueva guerra
Las tácticas de desinformación se han sofisticado de manera alarmante. Un informe reciente del Instituto para el Diálogo Estratégico identificó redes de inteligencia artificial generativa empleadas para producir artículos falsos e imágenes alteradas que se hacen pasar por medios como Reuters o CNN.
Meta, la empresa matriz de Facebook e Instagram, informó que está trabajando de la mano con las autoridades moldavas. Un portavoz explicó que disponen de “equipos dedicados que pueden responder rápidamente a amenazas durante el ciclo electoral”.
Google, por su parte, ha dicho estar “proactivamente rastreando y atacando operaciones de influencia electoral coordinadas”.
Maia Sandu, la cara proeuropea de Moldavia
Maia Sandu, con amplio respaldo en las zonas urbanas y entre votantes jóvenes, ha hecho de la integración europea la piedra angular de su mandato. Fue electa presidente en 2020 y reelegida en 2023, en medio de una ola de esperanza para quienes desean alejarse de la órbita rusa.
Fundadora y líder del partido Acción y Solidaridad (PAS), gobierna con mayoría parlamentaria desde 2021. Sin embargo, esa mayoría corre riesgo debido a la fragmentación del voto y campañas de intoxicación informativa que buscan crear desconfianza hacia las propuestas proeuropeas.
Una elección que define el rumbo nacional
El 13 de octubre, 101 escaños del parlamento moldavo estarán en juego. A pesar de los ataques, PAS aún lidera las encuestas. No obstante, la participación electoral, la incidencia de actores externos y la percepción de los votantes serán claves.
“Nuestra soberanía, independencia, integridad territorial y futuro europeo están en peligro”, declaró Sandu, subrayando que esta elección no es simplemente política, sino existencial para Moldavia.
Factor Transnistria: un polvorín en el Este
Otra pieza clave del rompecabezas es Transnistria, la región separatista apoyada por Moscú que, aunque oficialmente parte de Moldavia, se gobierna de facto de forma autónoma. Allí, tropas rusas han permanecido desde la guerra civil de 1992, una constante fuente de presión política.
La capacidad del gobierno moldavo para mantener la estabilidad en la región, sin provocar una escalada armada, es una prueba más del delicado equilibrio que se juega en este pequeño país de poco más de 2.5 millones de habitantes.
Una ciudadanía joven, pero polarizada
Moldavia tiene una de las poblaciones más envejecidas de Europa, pero también una juventud politizada. Las redes sociales se han convertido en trincheras de batalla. Según UNICEF, cerca del 40% de la población tiene menos de 35 años, lo que hace que este grupo tenga un peso crucial en el resultado electoral.
El reto más importante es lograr que estos votantes se movilicen ante la creciente apatía generada por la desinformación masiva. Muchos jóvenes se sienten atrapados entre vivir en el presente de escasos recursos o emigrar; una realidad que Rusia explota para desmotivar el voto proeuropeo.
Europa y la OTAN, ¿preparadas para respaldar a Moldavia?
La Unión Europea acaba de acordar comenzar negociaciones formales de adhesión con Moldavia, un acto enormemente simbólico pero insuficiente si no se acompaña de un respaldo tangible.
Mientras tanto, desde Bruselas y Washington se observa con preocupación la evolución del proceso democrático moldavo. La OTAN ha subrayado su disposición a defender la integridad de sus aliados, pero ¿hasta qué punto estamos dispuestos a actuar por socios aún no miembros?
¿Cambio o continuidad?
Lo que ocurra este domingo será más que un proceso electoral: se trata de definir si el país continúa su camino hacia Bruselas o si se ve arrastrado de nuevo hacia Moscú. La batalla —ya no en tanques, sino en teclados, micropagos digitales y bots— tiene como escenario principal el corazón político de Moldavia.
La vigilancia internacional es esencial, pero el verdadero poder está, como siempre, en manos del electorado.