¿Triple sabotaje o teoría conspirativa? Trump, la ONU y el drama desde la escalera hasta el micrófono
Un repaso analítico (y muy político) sobre la visita de Donald Trump a la Asamblea General de la ONU y los reclamos de conspiración que reavivan el debate sobre su regreso al poder
El escenario global como campo de batalla
En su regreso a uno de los escenarios más icónicos de la diplomacia mundial, la Asamblea General de la ONU, el expresidente Donald Trump protagonizó una jornada que ha sido descrita por él mismo como "tres eventos muy siniestros". Desde una escalera detenida abruptamente hasta un fallo de teleprompter, el magnate convertido en político no tardó en señalar que todo fue una obra de "triple sabotaje".
Su paso por la sede de la ONU en Nueva York no solo estuvo marcado por estos incidentes, sino también por un discurso cargado de críticas furibundas hacia la propia institución y los aliados europeos de EE. UU. Por si fuera poco, arremetió contra las políticas migratorias y declaró que los países estaban "yéndose al infierno".
El "saboteo" según Trump: escalera, micrófono y pantallas oscuras
En su red social Truth Social, Trump describió los eventos que alimentaron su sospecha de una conspiración orquestada en su contra:
- Una escalera mecánica se detuvo de forma súbita mientras él y su equipo la utilizaban para ingresar al recinto.
- Su teleprompter se apagó durante el discurso, obligándolo, según sus palabras, a improvisar.
- La falta de sonido en el auditorio obligó a los asistentes a usar auriculares con traducción simultánea; incluso, dijo que Melania Trump no pudo oírlo bien.
Para sus seguidores, estos hechos podrían parecer otra prueba más de cómo las instituciones globales y nacionales están "en su contra". Pero para los escépticos, lo sucedido recuerda más bien a incidentes técnicos comunes amplificados por una personalidad acostumbrada a colocar el foco mediático sobre sí misma.
La versión oficial: ¿errores técnicos o mala suerte?
Stephane Dujarric, portavoz de la ONU, explicó que un miembro del equipo de videógrafos de EE. UU. podría haber activado accidentalmente el freno de emergencia de la escalera al subir apresuradamente. En cuanto al teleprompter, varias fuentes indican que el dispositivo estaba bajo control del equipo del propio Trump, lo que desmontaría la teoría del sabotaje externo.
Sea como sea, Trump pidió que se conserven las grabaciones de seguridad para que se investigue a fondo, involucrando incluso al Servicio Secreto. Una medida que se percibe más como una muestra de teatralidad política que de una verdadera búsqueda de justicia.
Un discurso inflamatorio
Más allá de lo técnico, el exmandatario usó su alocución para atacar a sus blancos habituales: la ONU misma, los países europeos, la inmigración, e incluso el liderazgo de la administración Biden, aunque sin nombrarla directamente. Su mensaje fue apocalíptico: según él, Occidente está "perdiendo sus raíces culturales", debilitado por políticas públicas "liberales" y una globalización que solo ha beneficiado a élites burocráticas.
Reacciones y controversia
Las reacciones no se hicieron esperar. Hillary Clinton, en declaraciones a MSNBC, no dudó en calificar las insinuaciones de Trump como peligrosas y propias de "ideas chifladas", especialmente sus afirmaciones sobre salud pública y ciencia. “Es tan equivocado y va a causar muertes”, dijo, refiriéndose también a Robert F. Kennedy Jr. y su papel en la actual administración.
El White House Office respondió acusando a Clinton de "arrogancia elitista" y de no comprender al ciudadano promedio, lo que explicaría su derrota electoral en 2016, según el comunicado.
Una justicia limitada: Inspectores Generales despedidos
Simultáneamente, otro de los frentes legales de Trump volvió a ocupar titulares. Ocho inspectores generales que fueron despedidos por la administración Trump en enero de 2020 pidieron ser reinscritos, alegando que su destitución fue realizada sin el aviso legal de 30 días al Congreso y sin justificación específica.
La jueza federal Ana Reyes reconoció que, aunque probablemente se violó la ley, no se había producido un daño irreparable como para justificar su reintegro inmediato. “Se merecían más de su gobierno. Aún lo hacen”, escribió en su fallo, pero enfatizó que los inspectores despedidos pueden reclamar indemnización más adelante si ganan la demanda.
¿Qué son los inspectores generales?
Los inspectores generales tienen la responsabilidad de supervisar el cumplimiento legal en agencias federales y de denunciar casos de fraude y despilfarro. Su trabajo suele ser poco mediativo, pero esencial. En 2023, por ejemplo, se atribuye a estos funcionarios el haber salvado más de $90 mil millones en fondos públicos mediante auditorías y reportes.
Los destituidos pertenecían a agencias clave como Defensa, Salud, Educación, Trabajo y Asuntos de Veteranos. Según los demandantes, la decisión de Trump debilitó sustancialmente la capacidad del gobierno de hacer cumplir estándares básicos de transparencia y legalidad.
¿Un precedente peligroso?
El fallo judicial deja en claro que el poder presidencial para destituir inspectores aún no tiene límites claros. Reyes incluso reflexiona sobre si le corresponde al Congreso imponer términos sobre quién puede ser protegido: “Los Inspectores Generales no encajan fácil en ninguna de las dos categorías legales conocidas”, explicó.
Este dilema legal tiene implicaciones enormes. En un entorno donde la separación de poderes y la vigilancia interna del gobierno son pilares democráticos fundamentales, eliminar contrapesos sin justificación debilita la institucionalidad. Más aún si se plantea como "cambio de prioridades" sin añadir criterio sustancial.
¿Trump 2024? Más espectáculo que política
Muchos analistas internacionales ya vinculan estos eventos con una estrategia electoral cuidadosamente calculada. Al posicionarse de nuevo como víctima de un aparato hostil —sea internacional, técnico o judicial— Trump refuerza su relato principal de outsider perseguido por las élites.
Estamos, de hecho, en una especie de preludio a la campaña de 2024. Según las últimas encuestas de Reuters/Ipsos, un 58% de republicanos aún apoyan la idea de que Trump sea el candidato del partido. Aunque su cuota ha bajado ligeramente respecto a 2022, sigue siendo dominante.
Lo que Trump ofrece, más allá de políticas concretas, sigue siendo una narrativa potente: la de un hombre que lucha contra todo sistema que amenaza su visión de Estados Unidos. Para sus detractores, es fanatismo populista; para sus fans, es una cruzada heroica.
El relato del mártir: ¿cuánto más puede rendir?
Trump ha perfeccionado el arte de convertir incluso los fallos técnicos en una épica personal. El teleprompter se oscurece y en lugar de un problema técnico, hay "sabotaje". La escalera se detiene y ya hay enemigos invisibles tratando de derribarlo.
Este tipo de narrativa conecta emotivamente con muchos ciudadanos que sienten que las élites, tecnócratas e instituciones no los representan. Trump es, en ese relato, su portavoz dolido, su avatar contra el sistema.
La pregunta es si Estados Unidos optará nuevamente por ese relato o si el país decidirá virar hacia otras figuras, menos polarizadas, pero también menos mediáticas.
Epílogo sin cierre
Mientras la ONU continúa su ciclo anual, las teorías de complot de Trump siguen resonando, los inspectores generales destituidos esperan justicia, y una nación entera se prepara para otro ciclo electoral que, como siempre, no tendrá nada de aburrido.
En la política estadounidense —como diría un viejo estratega—, uno no lucha contra hechos, lucha contra relatos. Y en eso, Donald Trump sigue siendo un maestro.