Camp Mystic: Entre el Dolor y la Polémica por la Reapertura Tras la Tragedia
Mientras las familias aún buscan justicia y respuestas por la muerte de 27 personas, los propietarios anuncian la reapertura parcial del campamento y un memorial
Un verano que cambió todo
El verano de 2025 marcó una tragedia imborrable para el estado de Texas. Las inundaciones catastróficas en el campamento juvenil Camp Mystic terminaron con la vida de 25 menores y 2 consejeros. La magnitud del desastre no solo dejó una profunda herida emocional, sino también un fuerte cuestionamiento a los responsables del campamento y de la normativa estatal que regula estos espacios.
Ahora, con el paso de algunos meses y los cuerpos aún por recuperar, como el de la pequeña Cile Steward, de tan solo 8 años, los propietarios han comunicado la reapertura parcial del campamento para el verano de 2026 y la construcción de un memorial en homenaje a las víctimas. La noticia, lejos de generar esperanza, ha despertado indignación y rechazo entre las familias afectadas.
La tragedia de Camp Mystic: una cronología de errores
El fatídico evento tuvo lugar durante una tormenta que desbordó el río Guadalupe, provocando una inundación súbita que barrió con gran parte del área donde se encontraban los niños. Los testimonios recabados posteriormente y las investigaciones revelaron que el campamento no contaba con protocolos eficaces de evacuación y alerta.
Blake Bonner, padre de una de las niñas fallecidas, declaró ante el Congreso de Texas:
"Esto no fue un acto de Dios. Fue una falta de planificación, prevención, detección y respuesta. Una tragedia 100% evitable."
Sus palabras resonaron en los corazones de muchas familias que no solo perdieron a sus seres queridos, sino que sienten que también perdieron la confianza en un sistema que debió haber protegido a sus hijos.
Planes de reapertura: ¿demasiado pronto?
Los propietarios de Camp Mystic, entre los cuales se encuentra la esposa y otros familiares de Richard “Dick” Eastland (también fallecido en la tragedia), informaron a las familias sobre la reapertura en dos cartas separadas. Detallaron que reabrirán el área no afectada llamada Camp Mystic Cypress Lake, al tiempo que construirán un memorial en honor a los fallecidos.
Sin embargo, las reacciones fueron inmediatas:
- Las familias de los fallecidos aseguran que no fueron consultadas ni notificadas previamente.
- Matthew Childress, padre de Chloe (una consejera de 18 años), expresó que “los esfuerzos deberían estar centrados exclusivamente en encontrar el cuerpo de Cile Steward”.
- Cici Steward, madre de Cile, fue más contundente: “Camp Mystic está volviendo a la normalidad mientras mi hija sigue desaparecida en ese río. Es inadmisible incluso considerar abrir el lugar”.
Leyes nuevas... y tardías
Presionados por los padres y sobrevivientes, legisladores locales impulsaron una serie de leyes para reforzar la seguridad en los campamentos juveniles. Entre las medidas, aprobadas en septiembre de 2025 y firmadas por el gobernador Greg Abbott, se contemplan:
- Prohibición de construir cabañas en zonas de alta vulnerabilidad frente a inundaciones.
- Planes detallados de emergencia para cada campamento, con simulacros obligatorios.
- Capacitación del personal en respuesta ante desastres naturales.
- Instalación de sistemas de alarma y señalización clara de evacuaciones.
Además, se asignaron 240 millones de dólares del fondo de emergencias del estado para mejorar la respuesta ante catástrofes, así como infraestructura y sistemas de alerta temprana.
El negocio del dolor: ¿éxito empresarial o falla moral?
La decisión empresarial de reabrir Camp Mystic levanta un dilema ético. Mientras que desde el punto de vista financiero los inversionistas buscan salvaguardar su patrimonio y continuar con la tradición del campamento, el dolor de las familias parece inconmensurable.
La reapertura toca un nervio sensible: ¿es correcto invitar a nuevas generaciones de niñas a jugar, reír y nadar en el mismo río que arrastró a decenas de niños a la muerte?
Con esta pregunta aún sin respuesta, otros campamentos cercanos en Hill Country, como Camp Waldemar, ya han anunciado que también abrirán en 2026 bajo las nuevas disposiciones legales. Waldemar indicó además que sus instalaciones están siendo rediseñadas de acuerdo con los nuevos estándares de seguridad.
Cultura del homenaje o narrativa de encubrimiento
En su comunicación, los administradores de Camp Mystic se comprometieron a construir un memorial permanente, inspirado en “la belleza, la bondad y la alegría de las víctimas”. Aunque para algunos esto suena a una forma de procesar el trauma, para muchos padres representa una forma simbólica de cerrar un capítulo sin haber resuelto el capítulo anterior.
Muchos familiares aún exigen:
- Responsabilidad penal o civil por parte de los gestores del campamento.
- Investigar la posible negligencia en alertas climáticas y protocolos de evacuación.
- Revisión transparente de los permisos que habilitaban las estructuras en la zona ya declarada de riesgo.
Campamentos juveniles: ¿el futuro reescribirá el pasado?
El caso de Camp Mystic podría cambiar para siempre la forma en que se conciben los campamentos juveniles en Texas y en toda la nación. La tragedia evidenció fallas sistémicas en prevención, monitoreo meteorológico y respuesta ante emergencias.
Mientras en el Capitolio de Texas las nuevas leyes representan un paso en la dirección correcta, el dolor de las familias continúa sin justicia plena. La reapertura del campamento y la falta de consulta a los más afectados no solo generan controversia, sino también la sensación de que el duelo colectivo fue ignorado en favor de las decisiones comerciales.
En última instancia, Camp Mystic será recordado no solo por el verano que lo cambió todo, sino por ser el epicentro de una lucha entre el derecho al recuerdo respetuoso y la presión del olvido funcional.