Ecuador ante la encrucijada petrolera: resistencia indígena vs. expansión extractiva
Comunidades amazónicas denuncian violaciones constitucionales y alertan al mundo sobre el riesgo que corre una de las selvas más biodiversas del planeta.
Una amenaza ancestral: petróleo sobre territorio indígena
La selva amazónica de Ecuador, rica en biodiversidad y cultura ancestral, está nuevamente en el ojo del huracán. Siete pueblos indígenas han denunciado públicamente el plan del gobierno ecuatoriano para subastar 49 bloques de tierra para la exploración petrolera. La propuesta del Ministerio de Energía y Minas busca atraer inversiones extranjeras por más de $47 mil millones de dólares, en un intento por reestructurar y modernizar la industria petrolera del país.
Sin embargo, para las comunidades indígenas de la Amazonía, este plan representa una agresión directa a su forma de vida, su historia y sus derechos constitucionales. Los pueblos Andwa, Shuar, Achuar, Kichwa, Sápara, Shiwiar y Waorani afirman que 18 de los bloques petroleros propuestos se superponen con sus territorios ancestrales, una región del tamaño de Bélgica, sin que se haya realizado una consulta previa, libre e informada, como exige la Constitución del país y tratados internacionales como el Convenio 169 de la OIT.
“Sin consulta, no hay consentimiento”
"El gobierno está avanzando con la subasta de 18 bloques en nuestros territorios sin nuestro consentimiento. Eso es una violación de nuestros derechos constitucionales e internacionales", denunció Nemo Guiquita, líder Waorani e integrante de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (CONFENIAE).
Las críticas no son nuevas. Ya en ocasiones anteriores, la Corte Constitucional declaró inconstitucionales procesos similares por carecer de legitimidad y participación efectiva. El gobierno insiste en que una consulta realizada en 2012 sigue vigente, pero tanto líderes indígenas como organizaciones de derechos humanos han señalado que ese proceso careció de los estándares de buena fe y transparencia establecidos por la ley.
Yasuní y el respaldo popular: un referéndum ignorado
En 2023, la ciudadanía ecuatoriana se expresó contundentemente. En un histórico referéndum, el 59% de los votantes decidió suspender la extracción petrolera en el Parque Nacional Yasuní, una de las regiones con mayor biodiversidad del planeta. Sin embargo, el actual gobierno encabezado por Daniel Noboa ha optado por ignorar ese mandato popular en favor de la rentabilidad a corto plazo.
"Ya el Ecuador expresó su voluntad en las urnas. Sin embargo, el gobierno persiste en imponer la extracción y violar nuestros derechos", subrayó Nadino Calapucha, líder indígena Kichwa.
Un modelo económico extractivista y sus implicaciones
El petróleo representa aproximadamente un tercio de los ingresos fiscales del Ecuador. En promedio, el país produce alrededor de 480,000 barriles diarios, pero esta cifra ha disminuido durante la última década.
Para revertir esa tendencia, la administración Noboa ha apostado por nuevas licitaciones petroleras y una reforma legal que facilita la participación privada y extranjera en zonas previamente protegidas. También planea eliminar el Ministerio del Ambiente como cartera independiente, integrándolo a otras dependencias más centradas en el desarrollo económico.
No obstante, este giro en la política ambiental y territorial ha levantado las alarmas de organizaciones ecologistas y movimientos sociales. Kevin Koenig, director de Clima y Energía de Amazon Watch, señaló: "Los planes de Ecuador para subastar nuevos bloques petroleros en la Amazonía están condenados al fracaso. La resistencia indígena, la movilización social y la creciente presión internacional seguirán desenmascarando estos proyectos como ilegítimos e inviables".
La Amazonía: pulmón y patrimonio de la humanidad
La selva amazónica no es un simple depósito de hidrocarburos: es el ecosistema tropical más grande del planeta. Alberga a más de 3 millones de especies y es clave para la estabilización del clima global. Según datos del World Wildlife Fund, más del 17% de la Amazonía ya ha sido deforestada, principalmente por actividades como minería, ganadería extensiva y extracción petrolera.
En este contexto, organizaciones internacionales como Rainforest Foundation US y Amazon Conservation Team han expresado su respaldo a las comunidades indígenas ecuatorianas, destacando el papel que juegan como verdaderos guardianes del bosque.
Movilización social: una respuesta imparable
Paros nacionales, bloqueos de carreteras, protestas ante la Corte Constitucional y denuncias ante foros internacionales se han multiplicado en los últimos meses. El descontento por los proyectos extractivos también está ligado al aumento en los precios de los combustibles y al incumplimiento de acuerdos previos con sectores campesinos e indígenas.
Las movilizaciones más recientes, protagonizadas por agricultores, transportistas e indígenas, se concentraron en lugares como Tabacundo, donde se produjeron enfrentamientos con las fuerzas del orden, en medio de un estado de emergencia decretado por el gobierno.
La presión internacional: ¿un aliado o un espectador?
La política energética ecuatoriana no transcurre en un vacío. En abril de 2025, empresas extranjeras ya presentaron ofertas para cuatro bloques petroleros en la Amazonía, y se prevén más licitaciones para fines de 2025 y 2026.
Sin embargo, incluso California, uno de los mayores compradores de crudo amazónico, ha mostrado señales de quebranto en esta relación. Su Senado estatal aprobó una resolución para investigar el impacto del consumo de petróleo procedente de la Amazonía, lo que podría dar paso a medidas legislativas más fuertes en favor de la protección ambiental.
Esto pone en jaque la viabilidad financiera de estos proyectos, al aumentar el riesgo reputacional para firmas transnacionales que los respalden.
¿Es viable otra economía?
Quienes defienden el extractivismo argumentan que Ecuador necesita esos ingresos para mantener estabilidad macroeconómica, pagar deuda externa y financiar políticas sociales. Sin embargo, los críticos insisten en que esta dependencia de los recursos finitos y contaminantes es insostenible.
Diversos informes, como los del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), señalan que una transición ecológica justa, con inversión en energías limpias, ecoturismo comunitario y bioeconomía, podría generar empleos sin comprometer el futuro de las generaciones venideras.
El mensaje desde la selva
“La Amazonía no está a la venta. Defenderemos nuestros territorios porque no fuimos consultados. Esta es nuestra casa”, sentenció Nadino Calapucha con voz firme.
Lo que está en juego no es solo el modelo económico de un país o los derechos de unos pueblos: es la lucha global por frenar el colapso ambiental y reconocer que existen otras formas de entender el desarrollo fuera del extractivismo. Y Ecuador, con su riqueza natural y diversidad cultural, podría convertirse no en una nueva zona de sacrificio, sino en un faro de posibilidades para el mundo.