June Squibb y el poder de reinventarse a los 90: leyenda tardía del cine y nueva musa de Broadway
De estrella de acción a símbolo de resiliencia, la actriz de 94 años protagoniza ‘Eleanor the Great’ e inspira tanto en la pantalla como en los escenarios
Un ícono inesperado a los 94 años
En una industria obsesionada con la juventud, June Squibb ha demostrado que el talento no tiene fecha de vencimiento. Con una carrera que despegó verdaderamente después de los 80 años, Squibb se ha consolidado como una figura entrañable y poderosa en el cine y el teatro contemporáneo. Su rol protagónico en “Eleanor the Great”, la ópera prima como directora de Scarlett Johansson, no solo marca un hito sino que redefine lo que puede ser el estrellato en la vejez.
“Creo que mucho tiene que ver con que nunca me detuve”, declaró Squibb en el Festival Internacional de Cine de Toronto. “Y nunca se me ocurrió que, a los 90 años, debía dejar de trabajar”.
Una carrera que florece después de los 80
June Squibb no actuó en su primera película hasta los 60 años, y obtuvo su primer papel protagónico recién pasados los 94. Su gran reconocimiento llegó con una nominación al Oscar por su trabajo en “Nebraska” (2013) de Alexander Payne. Desde entonces, su carrera se ha convertido en una avalancha de papeles interesantes, complejos y, sobre todo, significativos.
“Desde ‘Nebraska’, no he tenido que hacer audiciones”, comenta la actriz con una sonrisa orgullosa. Para una mujer criada en Illinois, que debutó en Broadway hace más de 60 años junto a Ethel Merman, todo esto es una dulce reivindicación.
“Eleanor the Great”: una historia de dolor, identidad y ternura
El último papel de Squibb en “Eleanor the Great” es una mezcla de comedia y drama, y pone el foco en una etapa de la vida poco explorada en el cine: la vejez como segundo acto, como momento de exploración y redefinición. La película narra la vida de Eleanor, una mujer de más de 90 años que tras la muerte de su mejor amiga se muda a Nueva York con su hija y nieto. Allí, en medio del duelo y buscando conexión humana, asume por accidente (y luego por voluntad) la identidad de una sobreviviente del Holocausto.
Sí, el hilo argumental puede sonar incómodo, incluso problemático. Pero la interpretación de Squibb inyecta humanidad y matices a un personaje que podría haber sido fácilmente una caricatura. Scarlett Johansson dirige el film con una sensibilidad sorprendente, permitiendo que la historia repose en los pequeños gestos, las pausas del diálogo, y, sobre todo, en la química entre Squibb y Erin Kellyman, quien interpreta a una joven estudiante de periodismo que encuentra en Eleanor un inesperado refugio emocional.
Crítica al guion: entre la verdad y el artificio
El guion de Tory Kamen, aunque posee momentos genuinamente emotivos, se tambalea por exceso de ambición. La idea central —una anciana pretendiendo ser sobreviviente del Holocausto— puede parecer, en el mejor de los casos, una herramienta narrativa forzada para dar profundidad al personaje. En el peor, una decisión narrativa que pone al espectador en una situación incómoda, al trivializar un trauma colectivo con implicaciones éticas profundas.
Sin embargo, Squibb lleva esta historia con tanta gracia que uno termina aceptando la premisa, no porque sea convincente, sino porque ver a una actriz de su calibre en plena forma lo justifica casi todo.
Una estrella de acción… ¡a los 93 años!
Pero “Eleanor” no ha sido su único giro sorprendente. En 2023, protagonizó “Thelma”, una comedia de acción donde interpreta a una anciana en busca de justicia luego de ser estafada. Con escenas en scooters, persecuciones y humor sarcástico, la película le valió a Squibb el premio a la mejor actriz de acción de un reconocido circuito independiente. ¿El actor masculino premiado ese año? Tom Cruise. “Me gusta pensar que tenemos mucho en común”, comentó Squibb entre risas.
Broadway no se olvida de ella
Más de seis décadas después de su debut en los escenarios de Broadway, Squibb está lista para regresar, esta vez en “Marjorie Prime”. El regreso a las tablas no es solo un gesto nostálgico: es una declaración de principios. A sus 94 años, no quiere retirarse. “Quiero volver. Simplemente, quiero hacerlo”, dice sin titubear.
Su última aparición en Broadway fue en “Waitress” (2018), pero ahora el escenario la espera con una obra que explora memoria, inteligencia artificial y el legado emocional. Temas profundamente actuales, tratados por una actriz que, con cada línea, nos recuerda que la experiencia y la sensibilidad acumuladas con los años tienen un valor incalculable.
Próximas paradas: Disney, terror y… ¿un western?
Lejos de aferrarse a un tipo de personaje, Squibb se permite experimentar. Presta su voz en la próxima entrega animada de “Zootopia 2”, y participó en un episodio de “American Horror Story” donde encarna —nada menos— a la abuela de un aquelarre de leprechauns vampiros. “Era tan extraño que tuve que decir sí”, admite entre carcajadas.
Y cuando Alexander Payne le preguntó qué querría hacer después de “Thelma”, Squibb no dudó: “Un western”. Él le contestó: “Estoy escribiendo uno. Te incluiré”.
“Solía montar a caballo cuando era niña”, recuerda. “Creo que si me suben al caballo, todavía podría. Aunque quizá termine siendo la madama del burdel. Me gusta esa idea. Es algo que nunca he hecho”.
Envejecer con gracia… y con trabajo
En una sociedad donde las mujeres empiezan a ser invisibles a partir de los 50, June Squibb representa una rareza y una inspiración. Su energía incansable, curiosidad artística y sentido del humor la convierten en algo más que una actriz longeva: es una fuerza cultural viviente. No necesita correr por el escenario o trepar edificios, pero logra hacernos sentir que cada palabra que pronuncia tiene historia, humor y una profundidad que solo el tiempo puede otorgar.
“Si me detuviera, probablemente no volvería a empezar”, afirma Squibb. Y esperemos que no lo haga pronto, porque si hay algo que Hollywood necesita con urgencia es más de esta brillante e irreverente nonagenaria.
“Eleanor the Great” se estrena este viernes en salas. Tiene una clasificación PG-13 por lenguaje, temas sensibles y algunas referencias sugerentes. Dura 98 minutos. Y sí, vale la pena.