La Resiliencia Estratégica de Irán: Cómo Teherán Reconstruye su Programa de Misiles ante un Conflicto Inminente

Tras la devastación de su infraestructura militar en la guerra de 12 días contra Israel, Irán se apresura a restaurar su programa de misiles sólidos como su principal herramienta de disuasión

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Una guerra relámpago, consecuencias duraderas

El reciente conflicto de 12 días entre Irán e Israel no solo transformó el equilibrio militar en la región, sino que también expuso la vulnerabilidad de la capacidad defensiva iraní. Con más de un tercio de su arsenal de misiles —aproximadamente 904 de un total estimado de 2.500— utilizado durante y antes del conflicto, y sus infraestructuras críticas seriamente afectadas por ataques israelíes sistemáticos, Teherán ha reafirmado su compromiso con la pronta reconstrucción del corazón de su poder militar: la industria de misiles de combustible sólido.

Reactivando Parchin y Shahroud: Dos pilares estratégicos

Los sitios de producción de misiles en Parchin y Shahroud, ubicados a las afueras de Teherán y unos 350 kilómetros al noreste de la capital respectivamente, han sido claves en la producción de misiles de combustible sólido, los cuales tienen grandes ventajas estratégicas sobre los modelos tradicionales de combustible líquido.

Según imágenes satelitales recientes analizadas por especialistas del James Martin Center for Nonproliferation Studies, se observa actividad intensa en ambos complejos. Estructuras asociadas a la mezcla de compuestos químicos, como los planetary mixers —mezcladores planetarios— están siendo reubicadas, reparadas o reconstruidas, dando señales claras de la determinación iraní.

¿Por qué la mezcla sólida es el alma del misil moderno?

Los misiles de combustible sólido son más eficaces en la guerra moderna. No necesitan ser llenados en el momento del lanzamiento, lo que les permite ser disparados en tiempo récord —una diferencia entre disparar o ser destruido en tierra. Eso quedó demostrado en el conflicto reciente, donde muchas plataformas de lanzamiento iraníes fueron destruidas antes de activarse.

No obstante, existe un cuello de botella técnico: producir el combustible sólido requiere maquinaria de precisión, entre ellas los mezcladores planetarios, cuya función es lograr una mezcla homogénea, imprescindible para asegurar el rendimiento y control del misil.

China: El socio silencioso de la revolución armamentista iraní

Los expertos afirman que Irán probablemente recurrirá a su aliado estratégico, China, para adquirir estos mezcladores planetarios y los ingredientes químicos necesarios para el combustible. En abril de este año, una explosión en un puerto iraní que causó al menos 70 muertos podría haber estado relacionada con el manejo de estos mismos productos químicos.

Además, la inteligencia sugiere que la Guardia Revolucionaria Islámica ha transferido tecnología, incluyendo al menos un mezclador planetario, a instalaciones en Siria, concretamente en Masyaf, cerca de la frontera con el Líbano.

Datos relevantes sobre el conflicto

  • Durante la guerra, Irán disparó 574 misiles balísticos contra Israel.
  • En ataques anteriores, lanzó otros 330 misiles.
  • Antes de la ofensiva israelí, Irán tenía capacidad para producir hasta 200 misiles de combustible sólido por mes.
  • Un tercio de su arsenal total fue utilizado en el lapso de semanas.

Estas cifras confirman la dependencia de Irán en su programa de misiles como herramienta de supervivencia estratégica, especialmente frente a la debilidad relativa de sus sistemas de defensa aérea, que fueron severamente dañados.

El regreso de Pezeshkian a la arena mundial

En un momento clave, el presidente iraní Masoud Pezeshkian comparecerá ante la Asamblea General de la ONU. Una cita con múltiples implicaciones, ya que Estados Unidos y sus aliados presionan para reimponer sanciones relacionadas con el desarrollo de misiles. Sin embargo, Teherán ha sido tajante: el programa de misiles no está en la mesa de negociaciones.

“El conflicto de 12 días con Israel ha alterado nuestras prioridades,” declaró el Ministro de Defensa, el General Aziz Nasirzadeh. “Nos enfocamos ahora en producir equipamiento militar con mayor precisión y capacidad operativa.”

La diplomacia del silencio

Las recientes visitas de funcionarios iraníes a Pekín han levantado sospechas internacionales. Aunque no se ha revelado el contenido exacto de las reuniones entre Pezeshkian y el presidente Xi Jinping, se especula que las solicitudes de asistencia tecnológica y material militar estuvieron entre los temas tratados.

Desde el Ministerio de Relaciones Exteriores chino, la postura oficial ha sido ambigua. Si bien reiteran su apoyo a la estabilidad regional, también mencionan el respaldo a la “soberanía e integridad nacional de Irán”. En diplomacia, un guiño puede ser un acuerdo tácito.

Análisis: ¿Un regreso inevitable al punto de partida?

De reconstruir exitosamente su infraestructura de mezcla, Irán podría volver en pocos meses a su capacidad de producción prebélica. Esto implica que Israel enfrentaría la amenaza de miles de nuevos misiles en muy poco tiempo —una carrera contra el reloj para impedir otra escalada.

Sam Lair, del James Martin Center, lo resume contundentemente: “Si Irán logra recuperar componentes clave como los mezcladores planetarios, la infraestructura está ahí para retomar el ritmo. No hay señal alguna de que estén dispuestos a negociar este programa, nunca.”

Un juego de ajedrez geopolítico

El verdadero dilema para Occidente es el siguiente: ¿puede permitirse una Irán fuertemente armada, con relaciones estratégicas con China y una postura inflexible respecto al programa de misiles? El riesgo no es solo un segundo conflicto en la región, sino el hecho de que otros actores regionales (como Arabia Saudita o Turquía) puedan optar por desarrollar capacidades semejantes.

Según Can Kasapoğlu, del Hudson Institute, “si Irán usa su relación con China para reforzar su capacidad militar disruptiva, la guerra fue apenas un bache en el camino, no una derrota decisiva.”

El reloj avanza

La carrera armamentista en Medio Oriente toma una nueva dimensión cuando los actores están decididos a ignorar la disuasión diplomática por una militar. La resiliencia tecnológica y estratégica de Irán será puesta a prueba en los próximos meses, y el mundo observará si reconstruye su arsenal antes que se impongan nuevas sanciones de la ONU previstas para este mismo mes.

En palabras de Lair: “El compromiso de Irán con su programa de misiles es absoluto. Su resistencia no radica solamente en fábrica y acero, sino en convicciones ideológicas y principios geopolíticos profundos. La próxima ofensiva puede estar más cerca de lo que pensamos.”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press