Moldavia bajo presión: ¿resistencia democrática o asedio encubierto de Rusia?
En medio de una crucial elección parlamentaria, el gobierno moldavo acusa a Rusia de intentar desestabilizar su camino hacia la integración europea.
Un pulso geopolítico en el corazón de Europa del Este
En la antesala de las elecciones parlamentarias que podrían definir el futuro de Moldavia, el primer ministro Dorin Recean ha lanzado una advertencia dramática: Rusia estaría empleando cientos de millones de euros en un esfuerzo por apoderarse del país mediante tácticas desestabilizadoras. Sus acusaciones implican una estrategia de guerra híbrida impulsada por Moscú para evitar que Moldavia consolide su rumbo proeuropeo.
Rusia, acusada de financiar el caos electoral
Según Recean, el Kremlin no solo busca influir en las urnas desde la sombra, sino que también ha desplegado una amplia gama de herramientas: desde compra de votos hasta ciberataques masivos. “El objetivo de Rusia es destruir la democracia de Moldavia y sabotear sus aspiraciones europeas”, alertó Recean en un mensaje reciente tras una sesión gubernamental.
Entre las tácticas señaladas:
- Más de 1,000 ciberataques a infraestructura crítica estatal en lo que va del año.
- Una presunta red de compra de votos financiada directa o indirectamente desde Moscú.
- Una campaña digital de desinformación para influir en el electorado.
- Planes para fomentar disturbios masivos el día de la elección.
"No se trata de una contienda electoral ordinaria. Se trata de un cerco a nuestra nación”, enfatizó el primer ministro.
El papel del oligarca Ilan Shor
Uno de los personajes clave en esta narrativa es el oligarca prorruso Ilan Shor, condenado por fraude y lavado de dinero en 2023, relacionado con el escándalo bancario que hizo desaparecer 1,000 millones de dólares del sistema financiero moldavo en 2014. Las autoridades sostienen que el grupo de Shor actúa como intermediario financiero del Kremlin en su intento por interferir en Moldova.
“Hay pruebas, incluso escuchas telefónicas, que demuestran que la financiación del voto está orquestada desde Rusia”, aseguró Recean. Esta semana solamente, se realizaron 250 redadas y se detuvo a 74 personas implicadas en el supuesto plan para fomentar disturbios alrededor del proceso electoral.
La batalla por la narrativa: Rusia vs Europa
Desde la invasión rusa a Ucrania en 2022, Moldavia ha acelerado su alineación con la Unión Europea. Se convirtió en país candidato ese mismo año y en 2023 se iniciaron negociaciones oficiales de adhesión. Todo esto ha irritado profundamente a Moscú, que considera a Moldavia parte de su esfera de influencia histórica.
Rusia ha negado sistemáticamente estas acusaciones y ha respondido señalando que es la Unión Europea quien interfiere abiertamente en la política moldava. La visita reciente de los líderes de Francia, Alemania y Polonia para celebrar los 34 años de independencia de Moldavia fue interpretada desde Moscú como una intromisión directa.
Un país dividido: pacifismo pro-ruso vs integración europea
Mientras el gobierno señala a Rusia de sabotaje político, en las calles se manifiesta también un clamor pro-ruso. En un reciente mitin organizado por el Bloque Electoral Patriótico (BEP), simpatizantes del este coreaban “Abajo el PAS” y “Abajo Maia Sandu”, en referencia al partido gobernante y la presidenta moldava de orientación occidental.
El BEP y partidos afines han adoptado un discurso de “neutralidad militar”, abogando por relaciones equilibradas tanto con Rusia como con la UE, aunque sin un proyecto claro de integración europea. El joven candidato Nichita Romenschi, de 22 años, defiende este enfoque: “La neutralidad es nuestra garantía de seguridad”, dijo, agregando que “Moldavia debe tener buenas relaciones con todos”.
La amenaza de una ocupación moderna
En uno de los mensajes más contundentes a la ciudadanía, Recean fue categórico: “Estamos resistiendo, pero también contraatacamos con firmeza. Vamos a frustrar el plan de ocupación rusa”.
La intensidad de sus declaraciones sugiere que el gobierno considera los comicios como algo más que una competencia ideológica: se trata del futuro soberano de la nación. Recean llamó a los moldavos a emitir un “voto honesto” frente a lo que calificó de una última batalla por el destino del país.
Perspectivas: ¿hacia dónde se inclinará la balanza?
Con casi 3 millones de habitantes, Moldavia se encuentra entre los países más vulnerables de Europa del Este. Las tensiones palpables en la región —entre las esferas de influencia del Kremlin y Bruselas— han hecho que esta elección cobre una dimensión internacional.
Los expertos coinciden en que el país enfrenta una encrucijada crítica. Según Freedom House, Moldavia ha mejorado ligeramente su calificación como democracia parcialmente libre, aunque aún enfrenta desafíos serios en el ámbito del Estado de derecho, la corrupción y la influencia externa.
En este contexto, los comicios no solo decidirán qué partido ejercerá el poder legislativo los próximos años, sino también si moldavia consolida su viraje hacia la Unión Europea o si se vacila frente al retorno de una tutela rusa.
Una elección que trasciende fronteras
La posibilidad de que Moldavia se convierta en otro frente de la guerra híbrida rusa, como Ucrania o Georgia, ha quedado clara. Las elecciones del domingo representan un momento decisivo no solo para el país, sino para toda la región. Bruselas observa con atención, Moscú ejecuta sus movimientos con sigilo, y el pueblo moldavo se prepara para pronunciarse en las urnas.
Como señaló el primer ministro Recean: “Esta no es una simple elección parlamentaria. Es un referéndum sobre el futuro de nuestra democracia”.