¿Provocación o advertencia? Incursiones de Rusia en el espacio aéreo de la OTAN despiertan alarmas en Europa

Con drones y cazas cruzando fronteras sin autorización, Moscú pone a prueba la unidad, la voluntad y la capacidad de respuesta de la Alianza Atlántica

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Una escalada sin precedentes: ¿Qué está haciendo Rusia?

En las últimas semanas, la tensión en el flanco oriental de Europa ha crecido de manera preocupante. Las recientes incursiones del ejército ruso en el espacio aéreo de varios países miembros de la OTAN han agudizado los temores de una confrontación directa entre la alianza militar más poderosa del planeta y una Rusia cada vez más audaz, envalentonada por sus avances en Ucrania.

Una serie de violaciones del espacio aéreo en Polonia, Letonia, Rumanía y Estonia ha llevado a altos funcionarios de defensa y analistas internacionales a preguntarse cuál es el objetivo de Vladímir Putin: ¿Es una estrategia deliberada para distraer y dividir a la OTAN? ¿O una forma sutil —pero peligrosa— de recordarle al mundo el alcance militar de Moscú?

El incidente en Polonia: ¿un punto de inflexión?

El 10 de septiembre de 2025 marcó un antes y un después en esta serie de altercados. Según el gobierno polaco, al menos 20 drones rusos volaron profundamente dentro del territorio antes de ser derribados por aviones de combate aliados o estrellarse. Este evento es considerado la primera acción directa de defensa militar de la OTAN ante una amenaza rusa desde el inicio de la invasión de Ucrania en 2022.

Rusia, por supuesto, niega categóricamente haber lanzado el ataque, mientras que Bielorrusia, su aliado inmediato, argumentó que las señales de los drones fueron bloqueadas por Ucrania. Sin embargo, las autoridades europeas consideran el incidente como una provocación calculada, como parte de una ofensiva híbrida de Moscú para alterar el equilibrio geopolítico de la región.

Estonia, Letonia y Rumanía: más que "errores”

Tan solo una semana después, Estonia denunció que dos cazas rusos estuvieron 12 minutos dentro de su espacio aéreo, lo cual fue calificado como “una provocación sin precedentes” por su ministro de Asuntos Exteriores. Rusia también lo negó.

Por su parte, Letonia y Rumanía informaron de la incursión de drones rusos, sumando al patrón que sugiere que Moscú está evaluando las respuestas de la OTAN país por país. Esto ha hecho sonar las alarmas entre los estrategas de defensa del bloque.

¿Por qué ahora?

Las motivaciones del Kremlin pueden estar vinculadas tanto al estancamiento parcial en el frente ucraniano como al contexto político internacional, en el que Rusia ve oportunidades para generar fisuras dentro de la alianza atlántica. Recordemos que antes de la invasión de Ucrania, el presidente Putin exigía que la OTAN retirara tropas del este europeo y garantizara que Kiev no se convertiría en miembro. Nada de eso ocurrió.

Por eso, muchos analistas, como el experto en política rusa Mark Galeotti, consideran las incursiones como parte de un juego de "señalización coercitiva", una forma de enviar mensajes intimidatorios que no cruzan la línea del conflicto directo, pero que coquetean con ella.

“Esto es Moscú diciendo: ‘Miren lo peligrosas que ya son las cosas, y lo peligrosas que pueden ser si cruzamos el límite’”, señaló Galeotti en el podcast "In Moscow’s Shadows".

El temor a una OTAN dividida

Más allá del aspecto militar, lo que parece motivar parte de esta estrategia es la dimensión política de la OTAN. Como bien apuntó Edward Lucas, investigador del Center for European Policy Analysis, Rusia no necesita enfrentar directamente a la OTAN en el campo de batalla si puede derrotarla en el plano político.

“Si los miembros de la alianza no creen que otros acudirán en su defensa, se sentirán aislados”, escribió Lucas.

Se trata, en cierto modo, de sembrar dudas entre los aliados occidentales. ¿Estarían dispuestos realmente los Estados Unidos o Francia a entrar en guerra con Rusia para proteger, por ejemplo, a Letonia o Estonia?

El rol de Estados Unidos: ¿Comprometido o ambiguo?

Uno de los temas más críticos es la postura de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump. La reacción inicial del expresidente ante los drones rusos que ingresaron a Polonia fue tibia; sugirió que "podría haber sido un error". Aunque posteriormente endureció su retórica al afirmar que se deberían derribar más intrusos, evitó comprometer firmemente al país con una eventual respuesta militar directa.

Para Max Bergmann, director del programa Europa, Rusia y Eurasia del Center for Strategic and International Studies, esta vacilación envía un mensaje negativo.

“Lo que estamos viendo es que EE. UU., bajo Trump, no se siente responsable de la seguridad europea. Eso es revelador para los rusos. Y podrían escalar aún más”, comentó Bergmann.

Reacción oficial de la OTAN

Tras el incidente con los drones en Polonia, se activó el Artículo 4 de la Carta de la OTAN, que permite consultar de inmediato a todos los aliados cuando un miembro percibe una amenaza para su seguridad. Días después, se lanzó una operación para reforzar la defensa aérea en el flanco este del bloque.

En otra reunión reciente, la OTAN advirtió a Moscú que respondería con todos los medios disponibles ante futuras violaciones. No obstante, las divergencias internas sobre cómo actuar ante este tipo de agresiones son evidentes. Países como Polonia han afirmado que derribarían cualquier objeto volador que cruce su espacio aéreo "sin discusión".

Pero otros miembros, incluido el nuevo secretario general de la OTAN, Mark Rutte, han sido más cautos, alegando que “las decisiones se deben tomar en base a la inteligencia disponible sobre el nivel de amenaza”.

¿Qué busca lograr Rusia realmente?

Putin podría tener varios objetivos en mente:

  • Medir el tiempo y la forma de reacción de la OTAN.
  • Distraer recursos que actualmente se destinan a Ucrania hacia la defensa de territorios fronterizos.
  • Detectar fisuras políticas y operativas en la alianza.
  • Lanzar una advertencia a quienes piensen en enviar tropas a Ucrania en futuras misiones de paz.

No olvidemos que en meses recientes, Moscú advirtió que el despliegue de tropas de la OTAN en Ucrania —como parte de hipotéticas garantías de seguridad a Kiev— equivaldría a una declaración de guerra.

¿Estamos más cerca del abismo?

Lo evidente es que cada dron derribado, cada caza ruso que traspasa una frontera, acerca un poco más a Europa a una línea que nadie quiere cruzar: un enfrentamiento militar directo entre Rusia y la OTAN.

Ninguno de los actores involucrados —ni siquiera Putin— desea una guerra total, pero en un ecosistema tan cargado de tensión, el riesgo de errores de cálculo o provocaciones incontrolables es aterradoramente real.

Como dijo el Ministro de Defensa de Estonia, Hanno Pevkur:

“Tal vez Rusia piensa que, al tener que reforzar nuestra defensa aérea aquí, dejaremos de enviarla a Ucrania. Están intentando arrancarnos de ese frente. Pero no lo lograrán.”

De momento, el riesgo de una confrontación directa crece, y las decisiones que se tomen en Bruselas, Washington o Varsovia en los próximos meses podrían definir la seguridad de toda Europa durante décadas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press