¿Quién controla TikTok? Política, poder y el futuro digital de Estados Unidos
Un vistazo profundo al acuerdo entre ByteDance y EE.UU., el dilema de seguridad nacional y el impacto ideológico y económico de una app que ha cambiado cómo los jóvenes consumen información
El pulso por TikTok: entre la prohibición y el control
Durante los últimos años, TikTok ha estado en el centro del debate entre Estados Unidos y China. No se trata simplemente de una aplicación para compartir videos virales: es un campo de batalla geopolítico, tecnológico y cultural. Con más de 170 millones de usuarios en EE.UU. —la mayoría jóvenes— TikTok representa tanto un fenómeno social como una amenaza estratégica, al menos desde la perspectiva de distintos sectores del gobierno estadounidense.
¿Por qué TikTok ha generado tanta controversia?
La premisa es sencilla a nivel superficial: TikTok pertenece a ByteDance, una empresa con sede en China. Las preocupaciones están ancladas en la posibilidad de manipulación detrás del algoritmo y el uso potencial de datos por parte del gobierno chino. Sin embargo, nunca se ha probado públicamente que China haya usado TikTok para manipular contenido o recolectar información sin consentimiento.
La realidad es más compleja y está impregnada de tensión política y económica entre las dos potencias. Analistas como Jasmine Enberg, de la firma eMarketer, advierten del riesgo de modificar una plataforma con tanto arraigo en la cultura digital juvenil. “Cambiar TikTok drásticamente podría alienar a su audiencia”, mencionó en MarketWatch.
Del conflicto al acuerdo: ¿Qué se firmó y quién gana?
En 2020, el entonces presidente Donald Trump intentó prohibir TikTok si no se separaba de ByteDance. Lo que comenzó como una amenaza de veto terminó evolucionando en acuerdos —aún en desarrollo— que buscan una solución intermedia: permitir que TikTok opere en EE.UU. con una estructura de propiedad que garantice, supuestamente, la independencia de la influencia china.
Trump firmó en septiembre de 2025 una nueva orden ejecutiva que da luz verde al funcionamiento de TikTok bajo un nuevo consorcio de empresarios estadounidenses. Según lo revelado, este nuevo TikTok será manejado por inversores como Oracle, Silver Lake Partners, Rupert Murdoch (propietario de medios), Michael Dell (fundador de Dell) y otros aliados del exmandatario. ByteDance mantendría un máximo del 20% del control, sin acceso a comités relacionados con seguridad nacional.
¿Qué cambia (o no) en la app?
1. La tecnología: Una de las claves del acuerdo es la implementación de una versión con licencia estadounidense del algoritmo de recomendación de ByteDance pero reentrenado exclusivamente con datos de EE.UU..
2. La seguridad: Funcionarios aseguran que esto eliminará cualquier posibilidad de influencia china. Sin embargo, persiste la duda de si el algoritmo —aunque modificado— mantendrá su efectividad para captar la atención de millones de usuarios.
3. El contenido: La cultura en plataformas como TikTok no depende solo de algoritmos, sino de dinámicas sociales difíciles de subvencionar o replicar. Jasmine Enberg lo resume así: “Las redes sociales son tanto tecnológicas como culturales”.
Una herramienta política en plena campaña presidencial
De forma estratégica, Donald Trump ha dejado atrás su posición inicial contra TikTok. Su explicación no deja lugar a dudas: “Los jóvenes necesitan conservar su TikTok”, dijo durante la firma de la orden, reconociendo el papel clave de la plataforma para conectar con votantes jóvenes antes de las elecciones de 2024 y ahora, las de 2028.
Y es que el 43% de los adultos menores de 30 años en EE.UU. obtienen sus noticias principalmente de TikTok, según el Pew Research Center. Lejos está YouTube (35%), Facebook (31%) o Instagram (29%). Esto convierte a TikTok no solo en una plataforma de entretenimiento, sino en un canal informativo de poderosas implicaciones políticas.
¿Una privatización politizada?
Una de las principales críticas al nuevo “TikTok americano” es que estará en manos de figuras empresariales afines a Trump, lo que plantea cierto escepticismo en torno a la independencia editorial o tecnológica que pueda mantener la aplicación. Larry Ellison, fundador de Oracle y uno de los principales patrocinadores del nuevo proyecto, fue un abierto colaborador de la campaña republicana.
Además, el rol de Rupert Murdoch —propietario del imperio mediático de Fox News— en el venture levanta interrogantes: ¿buscará TikTok transformarse en un nuevo vehículo de influencia ideológica?
“For You”, pero ¿para quién?
El algoritmo “Para Ti” de TikTok es el alma de la app. Es lo que ha definido una forma única de consumo audiovisual en loops infinitos e hiperespecializados. Es también, según especialistas en seguridad y políticas digitales, el mayor motivo de fricción entre EE.UU. y China, dado que puede ser usado para dirigir contenido ideológicamente cargado.
Aunque se ha insistido en la “americanización” del algoritmo, queda la duda de si este podrá ofrecer una experiencia idéntica o al menos similar a la original. Si la fórmula cambia, puede que también lo haga el vínculo emocional que millones de usuarios han forjado con la plataforma.
Similar al pasado: el efecto Twitter/X
Recordemos lo ocurrido con Twitter tras ser adquirido por Elon Musk. Cambios bruscos en políticas de moderación, pago por funciones y decisiones unilaterales provocaron la estampida de usuarios y una reducción visible en el tráfico. ¿Puede TikTok enfrentar una crisis similar si el nuevo management pierde de vista el comportamiento de sus usuarios?
Jasmine Enberg advierte que “los cambios sutiles pueden ser más peligrosos que los drásticos”, ya que reducen el atractivo de la app sin que los usuarios sean capaces de identificar el porqué.
Beijing cede, pero ¿a cambio de qué?
La respuesta china al acuerdo ha sido sorprendentemente conciliadora, por el momento. Algunos analistas creen que este “aprobado tácito” por parte del gobierno de Xi Jinping ocurrió no como desinterés, sino como una concesión estratégica en el complejo juego de la guerra comercial.
Sun Yun, del Stimson Center en Washington, asegura que “TikTok no se compara con la importancia de mejorar las relaciones entre EE.UU. y China”. Para China, mantener la estabilidad en asuntos más importantes —como el acceso a tecnología avanzada y componentes estratégicos— parece justificar el sacrificio parcial de una app ya madura en el mercado.
Otros, como Dimitar Gueorguiev, politólogo de la Universidad de Syracuse, indican que para Pekín, TikTok ya no representa la amenaza de hace cinco años, cuando era un disruptor emergente. “Hoy... es una aplicación más en un ecosistema saturado por el algoritmo replicado en cada esquina de Silicon Valley”, menciona.
¿Qué pasará con el resto del mundo?
La transición de TikTok hacia una versión estadounidense afectará únicamente al público de EE.UU. Sin embargo, el impacto puede resonar fuera de las fronteras. ¿Cómo responderán los usuarios globales si TikTok se fragmenta o se transforma según normativas nacionales?
Al igual que ocurrió con otras apps vetadas en países por motivos políticos (como Instagram en Rusia o Facebook en China), el surgimiento de clones locales o alternativas descentralizadas podría intensificarse.
Más allá del algoritmo: ¿un nuevo mundo digital en disputa?
Lo que estamos presenciando no es solo un conflicto corporativo o la disputa por los usuarios de una aplicación viral. Es parte de algo más grande: la transformación de la guerra fría digital del siglo XXI, donde los algoritmos, el control narrativo y los datos son más valiosos que los recursos físicos.
TikTok es el campo de batalla, pero en realidad estamos hablando del control del futuro de la atención mundial. Y Estados Unidos está rediseñando ese campo en su propio terreno, a su manera, con sus reglas y sus peones.