“Una Batalla Tras Otra”: el manifiesto cinematográfico de Paul Thomas Anderson contra el olvido

Con DiCaprio, Teyana Taylor y Benicio del Toro en papeles incendiarios, la décima película de Anderson combina revolución, crítica social y una estética abrasadora para reflejar el caos político de hoy

Una película esperada por dos décadas

Paul Thomas Anderson ha dado vida a su décimo largometraje, “Una Batalla Tras Otra”, una cinta con la ambición narrativa de una epopeya y la rabia emocional de un manifiesto. Inspirado en la novela “Vineland” de Thomas Pynchon, el reconocido director norteamericano tardó 20 años en completar este guión, tiempo suficiente para que su obra adquiriese no solo profundidad, sino una perturbadora vigencia.

El filme, que tiene una duración de 2 horas y 50 minutos, no da tregua. Sumergido en temáticas tan actuales como la inmigración, el racismo, la corrupción sistémica y el extremismo político, lejos de ser una advertencia distópica, se convierte en el espejo lúgubre pero necesario de nuestra era.

Una rebelión con rostros conocidos

La historia sigue a Perfidia Beverly Hills, encarnada por una magnética Teyana Taylor, miembro de un grupo revolucionario llamado French 75, inspirado en organizaciones radicales de los años 60 como The Weather Underground. Perfidia y su equipo—entre ellos músicos reconvertidos en actores como Dijon Duenas o Alana Haim, y nombres consolidados como Regina Hall y Wood Harris—optan por la acción directa: liberan detenidos indocumentados, sabotean oficinas políticas corruptas y lideran su propia versión de justicia.

Siento que PTA se lanza a decir lo que otros callan”, comenta Taylor. “Remueve las cosas. Te obliga a ver lo que se quiere barrer bajo la alfombra”.

DiCaprio en su papel más político

Leonardo DiCaprio interpreta a Bob Ferguson, alias Ghetto Pat, un revolucionario carismático obsesionado con los explosivos y con una lealtad inquebrantable hacia Perfidia. Su desempeño se sitúa entre su activismo personal y la forma más radical de libertad de expresión: “Siempre busco películas que no necesariamente den respuestas, pero que cuestionen quiénes somos como sociedad”, dijo el actor en la presentación en Londres.

‘Es una película sobre el extremismo en ambos bandos; muestra lo desconectados que estamos hoy. Nadie se comunica eficazmente’, declaró DiCaprio.

Sean Penn en la piel del antagonista

El actor y también activista Sean Penn da vida al coronel Steven Lockjaw, un racista y xenófobo decidido a eliminar al grupo French 75 con el objetivo de ascender políticamente. Lockjaw representa lo peor del sistema: la utilización del miedo y de narrativas del “otro” para cimentar poder.

Un salto narrativo hacia el futuro

La trama da un giro inesperado al avanzar 16 años en el tiempo. Perfidia ha desaparecido, y Bob Ferguson, ahora con una identidad nueva, vive como un paranoico padre soltero en una ciudad santuario junto a su hija adolescente Willa (interpretada por la prometedora Chase Infiniti). La aparente calma cae en pedazos cuando Lockjaw reaparece, obligando a la dupla a huir.

Infiniti destaca que, a pesar de la intensidad de las escenas, encontró fuerza en sus compañeros de reparto. “No sabía si iba a poder lograrlo, pero me hicieron sentir que estaba donde tenía que estar”, dijo la actriz.

Benicio del Toro: compasión sin ideología

El oscarizado Benicio del Toro da vida al excéntrico pero entrañable Sensei Sergio St. Carlos, maestro de karate y líder de un escondite para migrantes. Del Toro resalta el valor de mostrar compasión más allá de banderas políticas.

“No diría que una película cambia a las personas. Pero tal vez abre una puerta que conduce a otra… y otra. Y allí empieza todo”.

Esta declaración coincide con la visión del filme: más que tomar postura política, “Una Batalla Tras Otra” expone el fracaso colectivo de una sociedad polarizada incapaz de hallar puntos medios.

Una estética revolucionaria: VistaVision como arma

Rodada enteramente en VistaVision, un formato clásico resucitado recientemente por filmes como The Brutalist, la película es visualmente deslumbrante y desafiante. La elección no es meramente estilística, sino una declaración en sí misma: cada plano, deliberado y cuidadosamente limitado por la tecnología de antaño, obliga a concentración máxima y compenetración entre los actores y el director.

Del Toro explica que la improvisación estaba permitida, pero limitada por el escaso número de tomas posibles, lo cual intensificó la experiencia fílmica: “Tuvimos que confiar a ciegas los unos en los otros”.

Una obra profética más que futurista

El filme, escrito hace dos décadas, no necesitó modernización. Sus temas siguen tan vivos como entonces. Teyana Taylor lo resume perfectamente: “Este guión no se tuvo que ajustar porque la historia estadounidense se repite. Es una llamada de atención en pleno 2025”.

¿Obra maestra americana?

Varios críticos ya califican la cinta como una obra maestra moderna del cine estadounidense. No solo porque su narrativa es urgente, sino porque logra entrelazar capas políticas, personales y estilísticas sin perder la conexión emocional con el espectador.

No hay una ideología específica empujada aquí”, apunta DiCaprio. “Sólo hay un reflejo: el mundo tal como es ahora”.

Un espejo incómodo pero necesario

En tiempos donde la cultura de la cancelación, la polarización extrema y la desinformación erosionan la convivencia democrática, “Una Batalla Tras Otra” llega para incomodar. Y eso es bueno. Porque, como señala Regina Hall en una de sus entrevistas promocionales:

“Si una película no te provoca nada, entonces no vale la pena. Esta te deja con preguntas, con ganas de hablar”.

Al final, Anderson ha logrado lo que probablemente buscaba desde que empezó este proyecto dos décadas atrás: no una revolución, sino un debate persistente. Y en una era de ruido, eso ya es revolucionario.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press