Cine en casa: ¿Adiós a las salas tradicionales?

La era del streaming redefine la experiencia cinematográfica: comodidad, costos y cultura

Un nuevo escenario para el séptimo arte

Hoy en día, más del 75% de los adultos en Estados Unidos han visto películas de estreno desde sus hogares, a través de servicios de streaming, en lugar de acudir al cine. Este dato, revelado por una encuesta del Centro de Investigación de Asuntos Públicos NORC, evidencia un cambio profundo en los hábitos de consumo cultural, que se acentuó tras la pandemia de COVID-19. Pero, ¿qué factores están detrás de esta transformación? ¿Estamos presenciando el ocaso del cine como experiencia colectiva?

Cuestión de comodidad

Sherry Jenkins, una jubilada de 69 años en Nueva Jersey, lo resume bien: “Puedo ver cualquier cosa que quiero, solo tengo que esperar un mes o dos después del estreno”. La velocidad con la que las películas llegan al hogar es vertiginosa comparada con años anteriores. Antes de la pandemia, la “ventana” de exclusividad en salas duraba al menos 90 días. Ahora, ese tiempo se ha reducido a 45 días o incluso menos.

Por ejemplo, la ganadora de Mejor Película de este año, “Anora”, tuvo una ventana de 70 días, mientras que “Wicked”, un éxito de taquilla, estuvo disponible para compra digital a los 40 días. Esta prisa no es gratuita: responde a un modelo más rentable para estudios que buscan capitalizar tanto en taquilla como en plataformas digitales.

La batalla del bolsillo

La segunda gran razón del abandono de los cines es el costo. En 2024, una entrada promedio en EE. UU. cuesta $13.17 USD, frente a los $11.76 que costaba en 2022, según la firma EntTelligence. Para muchas personas, especialmente aquellas con ingresos limitados, este simple hecho les aleja de las salas. Maryneal Jones, de 91 años: “Hay películas que me gustaría ver, pero no quiero pagar 12 dólares. Prefiero esperar o visitar a una amiga que tiene las aplicaciones”.

El streaming y el acceso democrático

Los servicios de streaming ofrecen una experiencia más democrática. No solo permiten ver películas a la carta, sino que sus modelos de suscripción mensual facilitan el acceso a personas con menos recursos económicos. Esto ha generado una igualdad de consumo cinematográfico inédita entre distintas clases sociales, algo impensable años atrás.

Generación Z: pantalla, sofá y palomitas caseras

Los jóvenes lideran esta tendencia. Según la encuesta, casi la mitad de los adultos menores de 30 años afirma haber visto un estreno en streaming al menos una vez al mes durante el último año, mientras que solo el 20% acudió al cine con esa misma regularidad.

Eddie Lin, un estudiante de 18 años en Texas, prefiere servicios como Crunchyroll, Hulu, HBO Max y Prime Video. Solo se moviliza por eventos cinematográficos que valgan la pena, como “La película de Minecraft”, donde la experiencia compartida — los memes, la risa colectiva, la emoción en grupo— aún tiene poder de convocatoria.

¿Perdimos la magia del cine?

Esta es la gran pregunta: ¿estamos dejando atrás una forma de arte que definió generaciones? Para muchos, la experiencia del cine es irreemplazable. Sonidos envolventes, pantallas gigantes, la percepción compartida del público. Pero ya no es suficiente para la mayoría.

Lin lo dice con nostalgia: “Solía ir más cuando era niño, viendo todas las películas de Marvel hasta Endgame... me gusta el cine, pero algo de ese encanto se ha perdido”.

¿El renacimiento de las salas?

Curiosamente, aunque la taquilla norteamericana aún no ha recuperado sus niveles pre-pandémicos, hay un resurgimiento moderado: en 2024, los ingresos están un 4% por encima del año anterior. Y ciertos formatos premium como IMAX o pantallas con tecnología avanzada están atrayendo nuevamente al público interesado en súper producciones como “Oppenheimer” o “Sinners”.

Son experiencias exclusivas, imposibles de replicar en casa, y que podrían salvar a las salas de su extinción.

¿Y el impacto cultural?

Algunos en la industria sostienen que el cine que nace en una sala tiene más peso cultural. Hay estudios que indican que el boca a boca funciona mejor cuando los estrenos son en cines, ayudando a catapultar pequeñas joyas fílmicas. Sin embargo, otros argumentan que las redes sociales ya suplen ese rol. Jenkins, usuaria de múltiples plataformas, lo resume sin muchos miramientos: “No hay lógica detrás de por qué algunas películas van directamente a streaming y otras no. Para mí, todas valen lo mismo si están en mi pantalla de 75 pulgadas”.

¿Qué dicen las cifras?

  • 75% de adultos vieron nuevos estrenos en casa.
  • 66% fue al cine al menos una vez el último año.
  • Solo un 16% va al cine con frecuencia mensual.
  • Costo promedio del cine: $13.17 USD en 2024.
  • La caja norteamericana aún está 22% debajo de los niveles de 2019.

El futuro: ¿híbrido, exclusivo o personalizado?

Lo cierto es que el cine está cambiando, y no hay un camino único. Tal vez estemos ante un nuevo enfoque: estrenos 'híbridos', películas desarrolladas específicamente para streaming o experiencias cinematográficas VIP para grandes producciones.

Las plataformas también se adaptan: Netflix ha lanzado películas directamente en cines antes de su estreno digital para optar a premios; Disney experimenta con formatos simultáneos; y Apple TV+ apuesta por festivales antes del estreno doméstico.

¿Estamos viendo el futuro del entretenimiento?

La respuesta parece estar en cómo valoramos la experiencia. Para algunos, el cine tradicional es romance, ritual, mimo al espectador. Para otros, es gasto innecesario, filas, sonidos molestos y palomitas caras. Y también está la nueva generación que lo quiere todo al momento y en casa.

Como afirma el legendario director Steven Spielberg: “Mientras haya una historia que deba vivirse con otros, habrá cine”. Quizás el cine nunca desaparezca, pero seguramente, nunca será el mismo.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press