El aislamiento internacional de Israel: una crisis diplomática que se intensifica

¿Está Israel en camino a convertirse en un estado paria? Un análisis del creciente rechazo global a su política en Gaza

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Israel frente al espejo internacional: condena y aislamiento

Desde octubre de 2023, cuando comenzó su ofensiva contra Gaza tras un devastador ataque de Hamas, Israel ha visto cómo la percepción internacional sobre su legitimidad y moralidad como potencia democrática se ha ido erosionando. Países que durante décadas fueron sus aliados incondicionales están reconsiderando su postura, e incluso dando pasos inéditos como el reconocimiento del Estado Palestino.

Francia, España, Irlanda, Noruega y más recientemente Canadá y Australia han liderado un nuevo impulso diplomático para presionar por una solución de dos Estados, abriendo un frente diplomático que preocupa —y no poco— a Tel Aviv. El apoyo internacional a Israel se resquebraja, y el discurso que antes se justificaba por el derecho a la defensa ahora es cada vez más cuestionado por supuestos crímenes de guerra y acusaciones de genocidio.

El precio de una ofensiva prolongada

La ofensiva militar israelí en Gaza ha dejado más de 33,000 muertos palestinos, la mayoría civiles, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA). A esto se suman más de 70,000 heridos, hospitales destruidos, medios de comunicación clausurados por bombardeos, y servicios básicos colapsados. Israel asegura que su foco es Hamas y su infraestructura, pero las cifras hablan de un daño desproporcionado, que ha desbordado incluso las previsiones de muchos de sus tradicionales defensores.

Más de 10 países europeos que inicialmente apoyaron el derecho de Israel a defenderse ahora reclaman un alto al fuego inmediato e incondicional, e incluso el fin de ciertos acuerdos bilaterales que podrían incluir sanciones comerciales, algo que hasta hace un año era impensable.

Reconocimiento del Estado Palestino: desafío diplomático a Israel y EE.UU.

La jugada más audaz hasta ahora ha sido el reconocimiento oficial de Palestina como Estado soberano. En mayo, España, Noruega e Irlanda formalizaron este paso diplomático. Son ya más de 140 los países que reconocen la soberanía palestina, pero que potencias tradicionales del bloque occidental se sumen es un punto de inflexión.

La Organización de Naciones Unidas ha debatido en numerosas ocasiones otorgar plena membresía a Palestina, lo que ha sido bloqueado reiteradamente por el veto de EE.UU. Israel y EE.UU. coinciden en que este reconocimiento prematuro penaliza la negociación directa entre partes, pero a ojos del mundo, se interpreta como una forma de presión ante la falta de avances reales en el proceso de paz.

Las grietas en el aliado más fiel: Estados Unidos

Estados Unidos ha sido durante décadas el garante estratégico de Israel, desde la provisión de ayuda militar millonaria (aproximadamente $3.800 millones anuales) hasta el veto sistemático en el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero incluso en EE.UU., especialmente entre los jóvenes y votantes demócratas, el apoyo a Israel pierde fuerza.

Una encuesta del Centro NORC para Asuntos Públicos señala que el 49% de los estadounidenses considera que la respuesta militar israelí en Gaza ha sido excesiva. Entre los votantes demócratas jóvenes, casi la mitad simpatiza más con la causa palestina, según un estudio de la Universidad de Maryland, con solo un 6% manifestando afinidad con Israel.

“Tenemos una generación Gaza, y creo que esta generación ya no confía en Israel. Ven lo que ocurre en Gaza como un genocidio”, señala Shibley Telhami, profesor de la Universidad de Maryland.

Incluso entre los republicanos, el apoyo comienza a dividirse. Mientras que el 52% de los mayores de 35 años cree que Israel tiene derecho a defenderse, ese porcentaje cae al 22% entre los republicanos más jóvenes.

Las sombras del derecho internacional: ¿genocidio?

Israel enfrenta cada vez más presión legal y reputacional. La Corte Internacional de Justicia estudia actualmente una denuncia presentada por Sudáfrica contra Israel por presunto genocidio en Gaza. Expertos independientes en derechos humanos de Naciones Unidas y académicos de todo el mundo han respaldado que se investigue ese extremo, aun si las pruebas definitivas están por determinarse.

Además, la Corte Penal Internacional (CPI) ha recibido denuncias contra altos funcionarios israelíes, incluido el propio Benjamín Netanyahu. Aunque la CPI aún no ha girado órdenes de arresto, la posibilidad de ser detenido en un país europeo hizo que Netanyahu evitara sobrevolar ciertos países en su vuelo a Nueva York la semana pasada.

¿Super Esparta? El discurso de Netanyahu y sus consecuencias

En un discurso reciente, Netanyahu alertó que Israel podría convertirse en una especie de "Super Esparta", un Estado autosuficiente y altamente militarizado, si persiste el aislamiento internacional. Esta retórica, claramente populista, provocó el pánico en los mercados: la Bolsa de Tel Aviv cayó con fuerza tras sus declaraciones, obligando al primer ministro a matizarlas al día siguiente.

El columnista israelí Itamar Eichner escribió en Yediot Ahronot: “Este es un hecho amargo que empieza a propagarse como pólvora. Israel ya se está convirtiendo en un país repudiado”.

Boicots culturales, deportivos y rechazo turístico

El aislamiento no es solo diplomático o político. Se multiplican los llamados a boicots en el ámbito deportivo y cultural. Eventos culturales internacionales han decidido cancelar la presencia oficial israelí. La cantante británica Dua Lipa, por ejemplo, criticó públicamente la guerra a escala civil. Asimismo, atletas internacionales han rehusado competir frente a deportistas israelíes en torneos internacionales.

En cuanto al turismo, ciudadanos israelíes han sido rechazados en hoteles o enfrentado protestas en destinos como Turquía, Sudáfrica y algunos países europeos. Las campañas de "no eres bienvenido" se vuelven comunes en redes sociales, amplificando el repudio generalizado.

La narrativa oficial: antisemitismo y propaganda

Ante estas críticas, Israel mantiene su narrativa de siempre: sostiene que las acusaciones responden al antisemitismo internacional y a la propaganda de Hamas. En palabras de Netanyahu: “Israel está luchando una guerra legítima de autodefensa frente a una organización terrorista brutal como Hamas”.

Sin embargo, sus aliados tradicionales ya no compran esa explicación tan fácilmente. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, fue claro en una entrevista para la televisión israelí:

“La estrategia de su gobierno está destruyendo cualquier posibilidad de solución de dos Estados. Estamos ante la última oportunidad antes de que se vuelva totalmente imposible”.

¿Israel, próximo Estado paria?

No es un término que se utilice a la ligera, pero ya se escucha con preocupación en muchos círculos diplomáticos. Michael Oren, exembajador israelí en Estados Unidos, lo dejó claro:

“No somos aún un Estado paria, pero podríamos serlo. Hay un punto de inflexión allá afuera”.

Y es que el aislamiento no es solo un asunto de relaciones exteriores simbólicas. Puede tener consecuencias estructurales en materia económica, militar, tecnológica e incluso en la movilidad y reputación de sus ciudadanos y empresas.

En este escenario se abren dos caminos para Israel: persistir en una estrategia nacionalista, unilateral e incluso vengativa, o recalibrar su política exterior y de seguridad para mantener puentes con una comunidad internacional cada vez más crítica.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press