El arte legal de robar señales en la NFL: ¿Qué tan lejos llega la estrategia?

Robert Saleh alaba la astucia de Jacksonville y revela una problemática creciente en la liga: el robo táctico de señales defensivas

La estrategia dentro y fuera del campo es una pieza central del fútbol americano profesional, y hoy en día las fronteras entre lo ingenioso y lo polémico parecen cada vez más difusas. Esta semana, el coordinador defensivo de los San Francisco 49ers, Robert Saleh, levantó la voz sobre una práctica que, aunque legal, ha tomado protagonismo entre bastidores: el robo de señales defensivas.

Una práctica legal, pero inquietante

Durante una conferencia de prensa esta semana, Saleh elogió al cuerpo técnico de los Jacksonville Jaguars por su efectividad a la hora de descifrar y anticipar jugadas defensivas:

“Tienen, legalmente, un sistema realmente avanzado de robo de señales. Siempre encuentran la manera de ponerse en una posición ventajosa”, dijo Saleh. “Son casi élite en ese aspecto”.

Saleh resaltó cómo, tanto en su etapa como entrenador principal de los New York Jets como enfrentando equipos anteriores, equipos con personal técnico derivado de los Rams de Sean McVay o los Vikings de Kevin O’Connell muestran una capacidad excepcional para anticiparse.

El legado de McVay y O'Connell: una escuela estratégica

La implicación de Saleh abarca a múltiples figuras del actual staff de Jacksonville:

  • Liam Coen – Head Coach, con cuatro años en Los Angeles Rams bajo el mando de Sean McVay.
  • Grant Udinski – Coordinador ofensivo, con experiencia en Minnesota junto a O’Connell.
  • Shaun Sarrett – Entrenador de línea ofensiva, también con pasado en Minnesota.
  • Shane Waldron – Coordinador del juego de pase, formado bajo McVay en los Rams.

¿Qué tienen en común estas figuras? Una escuela centrada en el análisis táctico, la observación minuciosa del rival y la habilidad de detectar “tells” —pequeñas pistas físicas o instrucciones que delatan las intenciones del rival—.

Robar señales: ¿dónde está la línea?

Debemos dejar claro que Saleh no acusa a sus rivales de hacer trampa, sino de operar dentro de la legalidad de la NFL. El robo de señales se acepta en tanto esté basado en observación visual. Lo que sí está prohibido (como quedó claro en el infame “Spygate”) es el uso de aparatos electrónicos para grabar señales.

En 2007, los New England Patriots de Bill Belichick fueron multados por grabar ilegalmente las señales defensivas de los Jets desde la zona de prensa, lo que derivó en sanciones económicas y pérdida de selecciones de draft.

Desde ese escándalo, los equipos han aprendido a refinar el espionaje táctico sin cruzar los límites. Hoy, todo se fundamenta en estudiar los videos de juegos pasados, leer gestos antes del snap y anticipar coordinaciones.

La respuesta: la evolución de las señales defensivas

Con la creciente sofisticación del espionaje táctico, los equipos defensivos se han visto obligados a evolucionar de igual manera. Hoy en día, las señales no solo dependen de un coach ondulando los brazos, sino de paquetes codificados de señas corporales, códigos verbales que cambian cada semana, y, en algunos casos, hasta actores señuelo.

Por ejemplo, algunos equipos asignan señales falsas a ciertos jugadores para sembrar confusión deliberada. Otros reparten funciones de señalización entre múltiples jugadores para dificultar la lectura.

Saleh mismo admite que su equipo tendrá que “ser excelente con las señales y con la comunicación para contrarrestar las pistas que podríamos estar dando en el campo”.

¿Ventaja o trampa? Las aguas grises del juego

Lo fascinante de este tema es cómo se extiende al debate ético del deporte. Técnicamente, anticipar jugadas del rival a través de la observación cuidadosa no constituye una falta. Y sin embargo, cuando un equipo parece “adivinarlo todo”, como en varios partidos donde Saleh ha enfrentado a staffs como el de Minnesota, la inquietud es inevitable.

En un deporte en el que cada yarda cuenta, esta práctica puede traducirse en ventajas estadísticas notorias. No es casualidad que los equipos con estos cuerpos técnicos suelen tener % de conversiones en tercer down por encima del promedio y menos “three and outs”.

Una tendencia en crecimiento

La conciencia acerca de esta práctica parece ir en aumento. En 2022, varios equipos pidieron a la NFL permitir tecnología en tiempo real para compensar esta brecha. La respuesta fue proporcionada parcialmente en forma de comunicadores electrónicos entre los quarterbacks defensivos y sus entrenadores. Sin embargo, las señales físicas siguen siendo una parte vital del esquema.

Incluso figuras como Mike Tomlin (Steelers) y Dan Quinn (Dallas Cowboys) han comentado públicamente su esfuerzo por 'camuflar' jugadas, usando lenguaje corporal ambiguo o cambiando protocolos cada semana.

La batalla psicológica: más allá del físico

La NFL es, en muchos sentidos, una guerra de información. Coaches como Saleh lo entienden muy bien. Su declaración más importante quizá no fue el contenido técnico, sino el mensaje psicológico: “sabemos lo que hacen, y los estamos observando también”.

En este juego, anunciar que se ha detectado al ladrón puede ser más útil que reforzar la caja fuerte. Puede forzar errores, hacer dudar al play caller rival, y convertir una ventaja táctica en un arma de doble filo.

Brock Purdy y lesiones: el contexto inmediato

En medio de este debate estratégico, los 49ers tienen también asuntos apremiantes. El mariscal Brock Purdy está limitado por una lesión en el pie y su estado es día a día. Aunque muestra progresos, la situación física influirá directamente en la ejecución ofensiva y, por ende, en cuánto tiempo estará expuesta la defensa.

Kyle Shanahan, el entrenador principal de los 49ers, se mostró optimista: “Si su evolución sigue como hasta ahora, debería estar listo para el domingo”.

¿El futuro? Más codificación y menos improvisación

Con estos nuevos niveles de análisis y espionaje legal, los equipos probablemente seguirán profesionalizando la codificación de señales. No es descabellado pensar en coordinadores que implementen softwares internos para cambiar señas como si fuera cifrado militar o incluso el uso de elementos visuales artificiales para confundir intencionalmente.

La habilidad para leer al rival seguirá siendo parte fundamental del fútbol americano, pero ahora más que nunca, la táctica estará tanto en la banda lateral como dentro del campo. Quien aprenda a jugar con la ambigüedad, con la percepción del rival sobre lo que cree saber, acabará dominando el juego más complejo: el mental.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press