El auge del estilo con conciencia: entre las pasarelas de Milán y las microtendencias impulsadas por redes
La Semana de la Moda de Milán y la generación Z nos revelan un nuevo enfoque sobre el deseo de expresarse sin comprometer el bienestar financiero
Max Mara: poder, sensualidad y ligereza en Milán
La Semana de la Moda de Milán se convirtió en el escenario perfecto para desvelar una nueva narrativa en el vestir: poder con sensualidad y una fresca ligereza. Bajo la dirección creativa de Ian Griffiths, la casa italiana Max Mara presentó su colección primavera-verano 2026 con una estética dominada por el contraste entre la estructura del traje de poder y la fluidez de telas como organza y malla técnica.
"La temática para Max Mara esta temporada es ligereza y fuerza, y también capricho y juego. Juego con poder", declaró Griffiths. En un entorno global afectado por tensiones políticas y crisis climática, la moda responde con propuestas oníricas pero con carácter.
Las siluetas ceñidas predominaron, con faldas lápiz y pantalones elásticos emparejados con crop tops de punto que dejaban ver la cintura marcada por cinturones. Se trataba de una reinterpretación moderna y sutilmente fetichista del clásico traje británico.
La colección, casi monocromática en camel y negro, incluyó un único estampado con conchas rococó deslavadas, dando un respiro visual elegante. Max Mara logró conectar los códigos del businesswear con el ocio estilizado.
Peraya Malisorn y Paz Vega adornaron el front row, dando aún más glamour al evento.
Microtendencias: la presión invisible del universo digital
Frente al poder estético de las pasarelas, las redes sociales nos confrontan con una realidad diferente pero igual de influyente: las microtendencias. Desde la clean girl aesthetic al auge del coastal grandma, estas estilizaciones alimentadas por TikTok e Instagram impulsan decisiones de compra impulsivas, muchas veces sin sentido financiero.
¿Te compraste un vestido rosa después de ver Barbie, solo para dejarlo abandonado en el clóset? ¿Un anillo Oura porque tu influencer favorito no para de hablar de sus efectos mágicos? No estás solo.
El precio invisible del consumo impulsivo
Las consecuencias financieras de seguir cada microtendencia pueden ser graves, especialmente para la generación Z, que ya empieza a mostrar una caída en su puntuación crediticia. El sobreendeudamiento y la dificultad para construir fondos de emergencia son problemas reales.
"Cuando no sabes quién eres o qué te gusta, eres más vulnerable al hiperconsumo", explicó Quynh Van, diseñadora UX de 27 años. El bombardeo constante de publicidad en TikTok la dejó anonadada tras cuatro años de pausa en redes.
La asesora financiera Erika Rasure, de Beyond Finance, propone una solución sencilla pero efectiva: comprar con valores. Si tu meta es tener solvencia o invertir en experiencias, esa claridad puede evitar gastos innecesarios.
Estrategias para evitar ser arrastrado por cada tendencia
- Pausa antes de comprar: Espera 24 o 48 horas antes de pagar. Aquella urgencia inicial podría desaparecer.
- Participa en desafíos personales: La influencia no buy year de Alyssa Barber logró que ella dejara atrás sus impulsos y enfocara sus gastos en experiencias y recuerdos tangibles.
- Elimina la facilidad: Desactiva pagos automáticos como Apple Pay y elimina información de tarjetas guardadas.
- Reencuadra el consumo: Ver tu control financiero como un acto de autocuidado puede empoderarte emocionalmente.
¿Y si el problema no es la tendencia, sino la frecuencia?
Las microtendencias no son el mal en sí. De hecho, cierto grado de participación puede dar alegría y conectar comunidades. La clave, según Rasure, es la moderación.
Barber, por ejemplo, no se privó de coleccionar vinilos y DVDs. Quynh Van decidió sumarse al fenómeno del matcha, pero de forma sostenible. "Las tendencias deberían generar felicidad, no deuda", sentenció Rasure.
Este balance entre moda emergente y conciencia de gasto muestra que podemos disfrutar de cada temporada, ya sea en Milán o Instagram, con una sonrisa y una cuenta bancaria saludable.
¿Qué nos enseña todo esto?
Mientras en Milán los diseñadores ensayan con poder y sensualidad, en las redes sociales las generaciones más jóvenes aprenden a equilibrar el deseo estético con las herramientas del autocuidado económico.
Estamos ante una nueva era donde el estilo personal no se define por lo que compramos, sino por cómo lo hacemos y por qué. La moda con propósito parece ser mucho más que una frase de mercadeo: es una necesidad cultural.
Al final, ya sea con un conjunto futurista de Max Mara o con una camiseta vintage comprada en segunda mano, lo importante es que te represente de forma auténtica. Porque la mejor tendencia, hoy más que nunca, es tener criterio propio.