El oscuro secreto nuclear de Corea del Norte: ¿Hasta dónde llega su poder atómico?
Con al menos cuatro plantas de enriquecimiento de uranio y una creciente reserva nuclear, el régimen de Kim Jong Un intensifica su desafío a la comunidad internacional
Un arsenal en expansión y fuera de control
Corea del Norte lleva décadas desarrollando su programa nuclear de manera acelerada y con una opacidad alarmante. Esta semana, el ministro de Unificación surcoreano, Chung Dong-young, reveló que el régimen de Kim Jong Un opera actualmente cuatro instalaciones de enriquecimiento de uranio. Esto supera con creces la estimación más optimista que apuntaba solo al complejo conocido de Yongbyon, situado al norte de Pyongyang.
Estas declaraciones confirmarían las peores sospechas de la comunidad internacional: que Corea del Norte no solo continúa aumentando su arsenal nuclear, sino que lo lleva a cabo en múltiples instalaciones ocultas, lejos del escrutinio internacional. Kim Jong Un ha reiterado que su programa nuclear no está sujeto a negociación, cerrando la puerta a cualquier diplomacia denuclearizadora por parte de Estados Unidos u otras potencias.
¿Cuánto uranio altamente enriquecido posee el régimen?
Chung citó un informe que calcula que Corea del Norte ya posee hasta 2.000 kilogramos de uranio altamente enriquecido (UHE), una cantidad con capacidad suficiente para fabricar decenas de bombas nucleares. Esta cifra representa un salto descomunal con respecto a las estimaciones previas. En 2018, investigadores de la Universidad de Stanford, entre ellos el físico nuclear Siegfried Hecker, estimaban que el país tenía entre 250 y 500 kg de UHE.
La producción de armas nucleares puede realizarse tanto con uranio enriquecido como con plutonio, y Corea del Norte ha desarrollado infraestructuras para procesar ambos materiales. En Yongbyon, se encuentran reactores de plutonio y centrifugadoras de uranio, pero los nuevos sitios siguen sin revelar su ubicación ni sus capacidades específicas.
“La existencia de múltiples centros de enriquecimiento sugiere que Pyongyang avanza hacia una capacidad de disuasión total, diseminando sus capacidades para resistir cualquier intento de ataque preventivo”, advierte Ankit Panda, analista de la Carnegie Endowment for International Peace.
El misterio tras las instalaciones ocultas
Desde 2010, cuando Corea del Norte mostró públicamente por primera vez su planta en Yongbyon, los analistas internacionales han advertido sobre la posibilidad de otros sitios secretos. A diferencia de los reactores de plutonio, los cuales son más grandes y generan una huella térmica detectable vía satélite, las plantas de enriquecimiento de uranio son compactas y pueden operar fácilmente bajo tierra.
Esto representa un obstáculo gigantesco para los intentos de verificación y control por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Esa opacidad le ha permitido durante años al régimen norcoreano burlarse de sanciones, acuerdos de desarme y esfuerzos de negociación internacional. Las imágenes publicadas en 2023 de una nueva instalación de uranio indican una apertura mínima, pero no han sido suficientes para rastrear su ubicación ni su potencia real.
¿Cuántas bombas nucleares tiene Kim Jong Un?
Determinar con exactitud cuántas armas nucleares ha fabricado Corea del Norte es una tarea casi imposible. Solo se pueden hacer estimaciones basadas en los materiales fisionables detectados y datos de inteligencia indirecta. En 2018, un alto funcionario surcoreano dijo que el régimen poseía entre 20 y 60 ojivas nucleares. Hoy, los expertos más pesimistas aseguran que esa cifra puede superar las 100.
Según un informe del Arms Control Association, el país podría estar produciendo entre 6 y 18 armas nucleares adicionales por año. Muchos coinciden en que Kim Jong Un considera su creciente arsenal como moneda de cambio en futuras negociaciones, exigiendo a cambio levantamientos sustanciales de sanciones económicas impuestas desde hace más de una década.
El fracaso de la diplomacia y el legado de Trump
La última tentativa seria de diálogo entre EE. UU. y Corea del Norte se frenó en 2019, cuando Kim y Donald Trump sostuvieron una cumbre en Hanoi que terminó sin acuerdos. A cambio del desmantelamiento de Yongbyon, Kim exigía un levantamiento total de sanciones, algo que Washington consideró inaceptable por tratarse solo de un paso parcial.
Desde entonces, Corea del Norte ha intensificado su aislamiento diplomático y ha centrado su atención en pruebas de nuevas armas, incluidos misiles balísticos intercontinentales (ICBM) capaces de alcanzar el territorio continental de Estados Unidos.
Aunque Trump ha dicho recientemente que estaría dispuesto a reunirse nuevamente con Kim, expertos en política asiática dudan que un nuevo encuentro pueda aportar resultados, especialmente si Pyongyang se niega a siquiera poner sobre la mesa su arsenal nuclear como punto de negociación.
La amenaza regional y el equilibrio geopolítico
El desarrollo nuclear de Corea del Norte mantiene en vilo a sus vecinos inmediatos: Corea del Sur y Japón. Los respectivos gobiernos han reforzado su cooperación con Estados Unidos en materia de defensa, incluyendo ejercicios militares conjuntos y el fortalecimiento del escudo antimisiles. Sin embargo, muchos temen que estos movimientos puedan escalar la tensión y provocar reacciones más agresivas por parte del régimen de Kim Jong Un.
Mientras tanto, China, tradicionalmente aliada de Corea del Norte, observa con cautela la situación. Aunque ha respaldado sanciones en el Consejo de Seguridad de la ONU, también ha abogado por reducir las tensiones y reiniciar diálogos más pragmáticos.
Una carrera contra el tiempo
La presencia de al menos cuatro instalaciones de uranio activas en Corea del Norte acelera el reloj geopolítico. Cada día que pasa sin inspecciones ni controles transparentes representa una mayor amenaza para la estabilidad regional e internacional. El hermetismo con el que opera el régimen norcoreano deja a la comunidad internacional frente a un dilema estratégico: esperar el colapso del régimen, iniciar negociaciones con concesiones unilaterales o mantener la estrategia de presión máxima indeterminadamente.
La única certeza es que Corea del Norte ha logrado crear una red nuclear más sólida, inaccesible y peligrosa que nunca. En palabras del exdirector del OIEA, Mohamed ElBaradei: “La opacidad es la mejor aliada de quienes desean desafiar el orden internacional con armas invisibles”.