Gaza, drogas y geopolítica: ¿Estamos presenciando el fracaso de las guerras modernas?

Mientras los bombardeos continúan en Gaza y los discursos se endurecen en la ONU, los enfoques globales sobre drogas y conflicto revelan una profunda división ideológica y humanitaria

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Una semana en la ONU marcada por la sangre, las palabras duras y la diplomacia fallida

Lo que debía ser otra sesión anual de discursos y promesas en la sede de las Naciones Unidas se transformó en un retrato inquietante del estado actual del mundo. En una combinación angustiante de conflictos, disputas diplomáticas y datos escalofriantes, la guerra en Gaza, la ineficaz cruzada global contra las drogas y la criminalización de sistemas de pobreza y vulnerabilidad humana se entrelazaron en un mismo escenario.

Desde la masacre en la ciudad de Zawaida, donde un ataque israelí dejó al menos 12 muertos incluyendo ocho niños, hasta la sentencia irrevocable de seis años por narcotráfico a una ciudadana australiana en Japón que afirma haber sido víctima de un fraude amoroso, el planeta parece estar atrapado en un ciclo de violencia, indiferencia e incoherencia política.

Gaza bajo fuego: el costo humano de la búsqueda de seguridad militar

El jueves 25 de septiembre, 17 personas perdieron la vida en ataques israelíes sobre la Franja de Gaza, según fuentes médicas locales. Ocho de esos fallecidos eran niños. En una región devastada desde hace meses, la cifra total supera ya los 65,000 muertos desde octubre de 2023, con víctimas civiles que representan cerca de la mitad, afirma el Ministerio de Salud de Gaza.

La comunidad internacional, aunque comienza a reaccionar, sigue sin ofrecer soluciones estructurales. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha sido una de las voces más claras al afirmar que la "guerra total en Gaza no puede conducir al fin de Hamas". Su país, junto con otras naciones europeas, reconoció oficialmente al Estado Palestino esta semana, declarando que es “la única forma de aislar verdaderamente a Hamas”.

Mientras tanto, Benjamin Netanyahu calificó como una "traición" este reconocimiento, reiterando que jamás permitirá la creación de un Estado palestino “en el corazón de la tierra de Israel”. Enciende así una disputa diplomática feroz que trasciende fronteras, aliándose con Donald Trump, quien continúa proponiendo una estrategia unilateral denominada “Plan Trump de 21 puntos”, cuyos detalles aún permanecen secretos.

La otra guerra: drogas, políticas rotas y la criminalización de la pobreza

En medio de la tensión geopolítica, otra narrativa cobró inesperado protagonismo en la ONU: la fallida guerra global contra las drogas. El presidente estadounidense, Donald Trump, no dudó en jactarse de haber lanzado ataques letales contra barcos supuestamente involucrados en narcotráfico y en catalogar a algunos cárteles latinoamericanos como organizaciones terroristas extranjeras.

Por su parte, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, arremetió con dureza contra esta visión: “La política antidrogas de EE. UU. no busca la salud pública, sino consolidar políticas de dominación”, sentenció con vehemencia, denunciando incluso un ataque de EE. UU. contra "jóvenes desarmados que solo buscaban huir de la pobreza".

Sus palabras no fueron aisladas. Líderes como Dina Boluarte (Perú), Emomali Rahmon (Tayikistán) y funcionarios de Panamá y Costa Rica coincidieron en que el narcotráfico no es un problema aislado ni debe abordarse a nivel nacional, sino con una estrategia global cooperativa que enfrente las raíces profundas del crimen organizado.

Datos que alarman: el fracaso medido en números

  • 316 millones de personas usaron drogas ilícitas en 2023, según la ONU, un aumento del 28% en una década.
  • La cifra de muertos por sobredosis y violencia ligada al narcotráfico en zonas de conflicto supera decenas de miles anualmente.
  • Países como Panamá incautaron una cifra récord de 150 toneladas de droga en 2025, un “dato alarmante” en palabras de su presidente.

A pesar de estas cifras, la respuesta global sigue dividida. Mientras algunos países abogan por estrategias de reducción de daños —como intercambios de agujas, sitios seguros de consumo e incluso legalización parcial— otros mantienen posturas punitivas, e incluso con la pena de muerte para delitos ligados al narcotráfico.

En palabras de Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, “la llamada guerra contra las drogas ha fracasado completa y absolutamente”.

El caso Donna Nelson: crimen transnacional o víctima del amor digital

Otro episodio polémico que dio la vuelta al mundo esta semana fue el veredicto del Tribunal Superior de Tokio contra Donna Nelson, australiana de 59 años, condenada a seis años de prisión por traficar con 2 kg de metanfetaminas. Su defensa alegó que fue víctima de una estafa romántica orquestada por un supuesto empresario nigeriano que la hizo viajar con una maleta cargada sin su conocimiento.

Según el tribunal, Nelson tuvo "suficiente capacidad mental para haber advertido la situación" e ignoró las señales de alerta. La condena envía un mensaje ambivalente: entre responsabilidad individual e indiferencia institucional ante prácticas sistemáticas de manipulación emocional en redes sociales.

¿Cuántas Donnas se encuentran en cárceles del mundo por haber recibido ofertas de amor y dinero y terminado como mulas indiferentes?

¿Dónde se encuentra el terreno común?

Las voces disidentes que buscan alternativas sostenibles para enfrentar el narcotráfico y los conflictos armados, cada vez tienen más evidencia que respalda su causa. La Global Commission on Drug Policy, que cuenta con figuras como el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo, fue enfática: “El régimen mundial de control de drogas se ha vuelto parte sustancial del problema”.

Las soluciones son complejas y divergentes, pero el denominador común parece claro: la necesidad de una acción multilateral y humana que reemplace los enfoques punitivos por mecanismos que aborden la salud pública, la justicia social y la prevención de conflictos.

En palabras de la ministra de Relaciones Exteriores de Costa Rica, Arnoldo André Tinoco: “Las respuestas aisladas no son suficientes. El crimen se desplaza, muta y vuelve más fuerte. Es hora de actuar como humanidad, no como feudos políticos.”

Una humanidad fragmentada ante retos globales

La fragmentación ideológica quedó expuesta en la Asamblea de la ONU, donde cada líder habló de paz mientras defendía su versión particular de la guerra. Gaza se desangra, mujeres como Donna Nelson enfrentan la cárcel por amor e ingenuidad, y millones de personas ven sus vidas afectadas por políticas diseñadas para mostrarse duras, no para ser efectivas.

Mientras los líderes del mundo gritan desde púlpitos de mármol, a veces parece que los verdaderos enemigos no son el crimen organizado, ni siquiera el terrorismo, sino la incapacidad global de actuar con coherencia.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press