La controvertida ejecución de Robert Roberson: ¿un inocente en el pasillo de la muerte?
Nuevas evidencias médicas, irregularidades judiciales y la lucha por un nuevo juicio podrían cambiar el destino de un hombre condenado por un crimen que tal vez nunca existió
Una historia marcada por la tragedia y la controversia
Robert Roberson, un hombre de 58 años condenado por el asesinato capital de su hija de 2 años en 2003, enfrenta su ejecución en el estado de Texas el próximo 16 de octubre. Roberson ha pasado dos décadas en el corredor de la muerte, defendiendo su inocencia y sosteniendo que su hija, Nikki, murió por causas médicas naturales, no por el llamado síndrome del bebé sacudido que sustentó su condena.
¿Qué es el síndrome del bebé sacudido y por qué está bajo escrutinio?
El síndrome del bebé sacudido (SBS, por sus siglas en inglés) ha sido desde su conceptualización en los años 70 una causa frecuente en casos de abuso infantil. Sin embargo, en las últimas décadas ha sido objeto de intensas disputas en la comunidad médica y legal. Este diagnóstico tradicionalmente se basaba en una tríada de síntomas: hematomas subdurales, hemorragias retinianas y encefalopatía. La teoría sostenía que estos signos solo podían producirse por una sacudida violenta.
Pero estudios recientes han desacreditado esta idea. Casos como el de Christopher Baldwin en Dallas, cuya condena fue anulada en 2024 por razones similares, han puesto en cuestionamiento la validez de diagnósticos exclusivamente basados en esta tríada. Según un reporte de The American Journal of Clinical Pathology, otras afecciones pueden provocar los mismos síntomas, incluyendo infecciones, enfermedades metabólicas y deficiencias nutricionales.
La defensa de Roberson: nuevas pruebas y errores judiciales
Roberson ha decidido no solicitar clemencia ante la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas, prefiriendo enfocar sus esfuerzos legales en conseguir un nuevo juicio. Su abogada, Gretchen Sween, ha sido enfática en que la clemencia sería un “remedio groseramente inadecuado” en un caso donde afirma que no hubo crimen.
Sween denunció que la solicitud de clemencia presentada en 2022 —con un extenso respaldo médico y legislativo— fue rechazada “sin audiencia y sin explicación”. En junio de este año, el equipo legal de Roberson recibió nuevas pruebas y presentó una apelación en agosto, argumentando graves violaciones constitucionales en el condado de Anderson, donde tuvo lugar el juicio en 2003.
Interferencias judiciales e irregularidades procesales
Entre los aspectos más controvertidos del caso destaca la participación del entonces juez del 3er distrito, Jerry Calhoon. Aunque no presidió el juicio, firmó una orden proporcionando representación legal a Roberson a pesar de que su hijo, Mark Calhoon, actuó como fiscal en el caso. Esta proximidad familiar ha sido señalada como una evidente falta de imparcialidad.
La petición también alega que los abuelos de Nikki ordenaron que se le retirara el soporte vital pese a que Roberson era su único tutor legal. Esto ocurrió luego de que personal del hospital recibiera información falsa de agentes judiciales del condado sobre quién tenía autoridad sobre decisiones médicas para la menor. Este hecho fue un punto de quiebre, pues Roberson fue arrestado por asesinato capital poco después de la muerte de su hija.
Un gobernador entre la vida y la muerte
El gobernador de Texas, Greg Abbott, tiene la autoridad para emitir un aplazamiento único de 30 días sobre la ejecución de Roberson. Si bien esto no garantiza una reapertura del caso, podría ofrecer un margen de tiempo crucial para presentar más pruebas y decisiones judiciales en proceso.
En palabras de su abogada: “Roberson es inocente. No se le puede ejecutar por un crimen que nunca ocurrió. Eso sería una abominación legal”. Su afirmación encuentra eco en los bipartidistas legisladores texanos que lucharon en 2022 para frenar su ejecución anterior y que siguen pidiendo un nuevo juicio debido al avance de la medicina forense desde 2003.
¿Qué dice la ciencia hoy?
Una de las piezas clave de la nueva apelación es el testimonio de expertos forenses y médicos que señalan que la causa de muerte de Nikki no fue generada por una sacudida. Al contrario, se apunta a una potencial infección crónica y afecciones congénitas ignoradas en su momento. Uno de estos expertos, el Dr. Michael Holick, endocrinólogo de renombre, ha testificado sobre otras causas posibles, al igual que la neuropatóloga Janice Ophoven, quien ha dicho que los hallazgos en el cerebro de Nikki no son exclusivos de un trauma causado por el abuso.
Los estudios sobre SBS publicados en los últimos años en revistas como PubMed y The BMJ han coincidido en la insuficiencia de las pruebas científicas tradicionales para basar condenas capitales únicamente en dicha diagnosis.
Texas y el alarmante historial de sentencias erróneas
Texas es uno de los estados más activos en la aplicación de la pena de muerte. Desde la reinstauración de la pena capital en 1976, ha realizado más de 580 ejecuciones, de acuerdo con datos de la Death Penalty Information Center. Sin embargo, también ha sido foco de múltiples controversias por errores judiciales y exoneraciones tardías.
Casos como el de Cameron Todd Willingham, ejecutado en 2004 por el presunto incendio intencional de su hogar que mató a sus hijas, han sido considerados gravísimos errores judiciales tras revisiones científicas posteriores que desestimaron la causa como accidental. Otro ejemplo fue el de Rubén Cantu, cuya ejecución en 1993 fue posteriormente cuestionada por el único testigo que se retractó de su testimonio.
Roberson podría convertirse en el primer preso ejecutado exclusivamente con base en un diagnóstico de síndrome del bebé sacudido. Un antecedente así marcaría un punto de inflexión no solo para el Derecho Penal estadounidense, sino también para la relación entre ciencia y justicia.
¿Un punto de inflexión en la justicia estadounidense?
El caso de Roberson reabre el debate sobre el uso de ciencia médica controvertida en tribunales, la capacidad de los abogados de defensa para acceder a peritos de calidad y el papel de la fiscalía en ocultar o minimizar nueva evidencia.
La justicia no debería ser estática; necesita evolucionar al ritmo de la evidencia científica. Como dijo la senadora estatal texana Sarah Eckhardt en 2022: “Prefiero detener una ejecución incluso si se retrasa justicia, pero no puedo permitir que el Estado mate a un inocente”.
Mientras el reloj avanza hacia el 16 de octubre, el destino de Robert Roberson parece estar suspendido entre una justicia aferrada al pasado y la posibilidad de redención basada en la verdad científica y constitucional. El mundo observa, esperando que la decisión que se tome no añada otra página trágica al ya infame libro de errores judiciales en Texas.