La fe como refugio: el renacer del hinduismo entre estudiantes de derecho en Nueva York

Una nueva generación de mujeres indio-americanas usa yoga, meditación y la filosofía del Bhagavad Gita para enfrentar el estrés legal y redefinir la identidad hindú en Estados Unidos

Creando espacio para la espiritualidad en medio del rigor legal

En la escuela de derecho de la Universidad de Nueva York (NYU Law), reconocida por su intensa competencia académica, cuatro mujeres jóvenes han marcado un hito: la creación de la Hindu Law Students Association (HLSA), el primer grupo de afinidad hindú en una facultad de leyes de Estados Unidos. Esta iniciativa representa no solo un avance en diversidad religiosa, sino también un intento de recuperar y resignificar una tradición espiritual milenaria en un entorno secular y altamente demandante.

“Muchos elementos del hinduismo están especialmente diseñados para enfrentar profesiones de alto estrés como el derecho”, afirma Roshni Yaradi, copresidenta del grupo. Junto a Rachita Bommakanti y otras dos colegas, Yaradi busca anclar la experiencia legal en herramientas espirituales ancestrales como el pranayama (técnicas de respiración), yoga y meditación.

Reivindicar la multitud de voces dentro del hinduismo

Pero su visión va más allá de la salud mental. Estas estudiantes buscan reimaginar lo que significa ser hindú en América del Norte, especialmente como mujeres jóvenes de la diáspora india. Para muchas, el hinduismo ha sido culturalmente omnipresente (festividades como Diwali, comidas tradicionales), pero espiritualmente distante.

“En mi juventud, participar en grupos religiosos hindúes no me atraía”, confiesa Bommakanti. “O eran demasiado ortodoxos, o no dejaban espacio para dudar, para pensar diferente... cuando la esencia del hinduismo mismo es la disensión y la interpretación múltiple”.

NYU: un microcosmos global

La elección de NYU Law como punto de partida para HLSA no es casual. Con más de 4,700 estudiantes indios inscritos en todo el campus —la segunda población internacional más grande después de China—, la universidad representa una intersección vital entre lo global y lo espiritual.

“Nosotras queríamos crear algo que tuviera cabida para todos”, dice Yaradi. “Puedes ser hindú y comer carne. Puedes ser hindú y practicar el celibato. Puedes ir al templo o hacer yoga en tu casa. El punto es que ninguna de esas decisiones te excluye de este espacio”.

La sabiduría del Bhagavad Gita frente al estrés laboral

La inspiración espiritual del club fluye del Bhagavad Gita, uno de los textos fundacionales del hinduismo, en el que el Señor Krishna instruye al príncipe Arjuna sobre la naturaleza del dharma (deber) y la acción desinteresada.

Particularmente, las integrantes se sienten identificadas con el capítulo 2, donde Krishna le aconseja al héroe guerrero: “Puedes controlar tus acciones, pero no los resultados. Haz tu deber y deja los frutos de lado”.

“Es una lección muy poderosa para futuros abogados: trabajas con la ley, pero no siempre puedes controlar el veredicto”, reflexiona Bommakanti.

Este enfoque ha llevado a HLSA a programar lecturas grupales semanales del Gita, como una forma de recurrir a enseñanzas espirituales mientras enfrentan casos simulados, exámenes y entrevistas de prácticas profesionales.

No se trata de evangelizar, sino de conectar

Las fundadoras insisten en que HLSA no es una organización religiosa tradicional ni un espacio de misticismo. Es un lugar de exploración, identidad y comunidad. “Puedes venir solo a la clase de yoga, o puedes hablar sobre filosofía Vedanta”, explica Yaradi. “No hay agenda ni requisito de fe. Lo importante es el diálogo”.

Hasta ahora, el grupo cuenta con aproximadamente 30 miembros, en su mayoría estudiantes del programa de maestría de un año en Derecho (LLM) y algunos del programa JD de tres años. Sus actividades iniciales incluyen:

  • Clase de yoga en el Templo Ganesha de Broome Street (SoHo).
  • Charla sobre espiritualidad índica con la profesora Gabrielle Williams (The New School).
  • Picnic de bienvenida para crear vínculos humanos antes que doctrinarios.

En los próximos meses esperan organizar talleres de danzas tradicionales hindúes, visitas a templos en Queens, y celebraciones de festivales religiosos como Navaratri y Pongal, incorporando tanto los rituales como sus raíces culturales.

Romper con estigmas y construir referentes

Detrás de todo este esfuerzo hay una ambición mayor: desterrar el estigma de ser “raro” o “anticuado” por ser públicamente hindú.

“Todo empieza cuando ves a una persona segura, feliz, y orgullosa de su identidad. En ese momento piensas: ‘¿Y si yo también pudiera ser así?’”, apunta Yaradi.

Hoy en día, sectores de la diáspora hindú sienten que deben ocultar su fe para encajar. Este fenómeno es más fuerte entre generaciones jóvenes, especialmente mujeres, que temen ser vistas como conservadoras o “demasiado religiosas”. HLSA combate esa narrativa con empatía y apertura.

Un legado con propósito

Además de los proyectos internos, las fundadoras sueñan con expandir su impacto. Esperan inspirar a otras facultades de derecho en EE. UU. a crear espacios equivalentes. Incluso anhelan que profesionales del derecho hindús —jueces, académicos, litigantes— compartan cómo su fe guía sus decisiones éticas.

“No tienes que ser un monje para reflexionar sobre tu dharma”, enfatiza Bommakanti. “La sabiduría del hinduismo está abierta para cualquiera que haga el trabajo interno. Y eso puede comenzar ahora, en la facultad, no cuando seamos mayores”.

En última instancia, HLSA es un recordatorio de que, incluso en las instituciones más intensas y competitivas, hay espacio para lo sagrado. Y quizás, precisamente ahí —en el cruce entre la ley y la fe, entre lo racional y lo espiritual— es donde empieza el verdadero compromiso con la justicia.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press