Los Orioles resisten el golpe: septiembre de esperanza con sabor a futuro
Una remontada, un jonrón de oro de un novato y una oleada tardía: Baltimore da señales de que lo mejor aún está por venir
Cuando el futuro llega antes de lo esperado
En una temporada de pesadilla para los Baltimore Orioles, la afición que asiste a Camden Yards podría pensar que no hay mucho que rescatar. Sin embargo, el béisbol es un deporte extraño, caprichoso y, a veces, extremadamente paciente. El triunfo del pasado jueves por 6-5 frente a los Tampa Bay Rays no solo evitó que los Orioles aseguraran el sótano de la división Este de la Liga Americana, sino que puso el foco en lo que podría ser la verdadera joya del año: sus jóvenes promesas.
Dylan Beavers, un novato que debutó el 16 de agosto, conectó un espectacular jonrón en la novena entrada para dejar tendidos a los Rays. Fue el sexto walk-off de Baltimore este septiembre, una cifra sorprendente si se toma en cuenta que antes de agosto no habían logrado ninguno. De esos seis, cuatro fueron protagonizados por novatos.
Un septiembre lleno de carácter
Pese a haber intercambiado a varios veteranos en el periodo de traspasos, el equipo logró un impresionante récord de 14-8 en septiembre. Esta mejoría no se dio por casualidad, sino por el golpe sobre la mesa de sus jóvenes talentos. Más que estadísticas, es el tipo de victoria que deja huella en el vestuario.
Beavers se mostró emocionado tras el partido: “Fue increíble, sobre todo porque íbamos perdiendo. Luchamos hasta el final”. Estas palabras no podrían resumir mejor el espíritu resiliente de los Orioles en este cierre de temporada.
Juego, set y partido para los jóvenes
Además del jonrón de Beavers, Coby Mayo —otro talento en formación— conectó su décimo cuadrangular en la campaña, empatando el marcador en la octava. Mayo, de solo 23 años, batea para .216 esta temporada, pero ha elevado ese promedio a más de .300 en septiembre.
El mánager interino Tony Mansolino no ocultó su fe en el crecimiento de Mayo: “Desde la organización siempre hemos creído en su bateo. Sabemos que se convertirá en un gran pelotero”.
Este voto de confianza no se limita a él. Jackson Holliday, de apenas 21 años, también ha sido parte de las victorias agónicas del equipo, al igual que Samuel Basallo, quien conectó dos walk-offs en las últimas semanas.
Los Orioles del mañana: un vistazo al talento joven
La debacle que representó el inicio de la temporada —y que puso al equipo muy por debajo de las expectativas tras dos años consecutivos llegando a postemporada— no ha sido impedimento para que los ojeadores y ejecutivos de Baltimore mantengan su brújula fija en el desarrollo.
La organización ha apostado durante años por el sistema de granjas y, de acuerdo con MLB Pipeline, cuenta actualmente con cuatro jugadores en el top 50 entre todos los prospectos de Grandes Ligas. El caso de Beavers es ejemplo de cómo esas apuestas ya están comenzando a rendir frutos.
Contexto histórico: Una franquicia con memoria
Para entender lo que representa este nuevo núcleo joven, hay que mirar al pasado. Baltimore es una franquicia histórica, tricampeona de la Serie Mundial (1966, 1970 y 1983), pero también es una organización que ha vivido largas sequías. Entre 1998 y 2011, por ejemplo, acumuló 14 temporadas consecutivas con récord perdedor.
La reconstrucción iniciada en 2018 con la llegada del vicepresidente de operaciones Mike Elias ha sido dolorosa y metódica. Entre 2018 y 2020, Baltimore acumuló un récord de 131-253 (.341), uno de los peores trienios en la historia reciente de MLB. Pero jugadas como la de Beavers y destellos de Mayo y Basallo hacen que la espera valga la pena.
Una ofensiva que se despierta tarde
Curiosamente, lo que se esperaba como el punto más fuerte del equipo —su ofensiva joven— fue también una de las mayores decepciones durante gran parte del año. Hasta principios de septiembre, los Orioles rankeaban 22º en carreras producidas y 26º en OPS colectivo. Pero el brote ofensivo más reciente es alentador.
Si en 2024 jugadores como Beavers, Mayo y Holliday logran consolidarse junto con piezas experimentadas, es posible que el equipo vuelva a luchar en una división cada vez más apretada como lo es la AL Este.
El pitcheo aún está en deuda
No todo es color de rosa. El cuerpo de lanzadores ha sido sumamente irregular. Con ERA colectiva de 4.89 y WHIP por encima de 1.45, Baltimore tuvo una de las rotaciones más vulnerables de la liga. La falta de aces (lanzadores número uno) y la baja de rendimiento del bullpen en los momentos críticos pasaron factura.
Sin embargo, hay nombres interesantes que emergen desde las ligas menores, como Chayce McDermott o Seth Johnson. Será vital añadir piezas veteranas en la agencia libre para balancear la juventud con experiencia en la loma.
Un último golpe de autoridad contra Tampa Bay
El triunfo contra los Rays fue simbólico. Hubiera sido fácil rendirse tras estar abajo 5-2 en la octava entrada. Pero estas remontadas dramáticas son el tipo de sucesos con el potencial de marcar una cultura dentro del vestuario. Son las clases que ningún manual enseña, pero que todo futuro contendiente necesita.
Además, la victoria condenó a Tampa Bay a su segunda temporada consecutiva con récord negativo, una rareza para una franquicia acostumbrada a competir pese a las limitaciones presupuestarias.
¿Y ahora qué sigue?
Con solo tres juegos restantes y dos partidos abajo del cuarto sitio en su división, los Orioles ya no compiten por nada en papel. Pero, en la práctica, están compitiendo por mandar un mensaje. Cada swing de Beavers, cada batazo impulsador de Mayo, cada atrapada de Holliday —y sí, cada victoria a última hora— es una promesa a los fans: esto no es el final, sino el reinicio.
Septiembre se ha transformado en un mes de esperanza en Baltimore. Y si esos bates jóvenes siguen calentando para 2026, no sería sorprendente ver a los Orioles volver a lo alto del béisbol. Porque, como bien dicen en Camden Yards: “Let the kids play”.