Microsoft, Tarifas y Vigilancia: El Juego Geopolítico Detrás de las Decisiones Tecnológicas y Comerciales de EE.UU.

Desde la ofensiva arancelaria de Trump hasta el distanciamiento de Microsoft con el ejército israelí, exploramos cómo la economía, la política y la tecnología se entrelazan en un escenario de tensiones globales

Una nueva era de tarifas con sello Trump

Donald Trump ha vuelto a poner sobre la mesa una de sus herramientas políticas y económicas preferidas: los aranceles. En una publicación reciente en su red Truth Social, el expresidente de EE.UU. anunció nuevas tarifas de importación del 100% sobre medicamentos, 50% en muebles de cocina y baño, 30% en muebles tapizados y 25% sobre camiones pesados, con efecto a partir del 1 de octubre.

Estas medidas buscan, según Trump, "proteger la seguridad nacional y revitalizar la manufactura estadounidense". Sin embargo, los economistas advierten sobre los riesgos inflacionarios y el impacto negativo sobre el crecimiento económico que estas políticas pueden acarrear, especialmente en un contexto donde la inflación aún preocupa a los consumidores estadounidenses.

El costo de los medicamentos: ¿una trampa para el votante?

La decisión de imponer tarifas del 100% a los medicamentos importados puede tener efectos significativos. En 2024, EE.UU. importó casi 233 mil millones de dólares en productos farmacéuticos, según el Census Bureau. Esta medida podría duplicar los precios de algunos medicamentos, afectando directamente a los ciudadanos y presionando aún más a programas públicos como Medicare y Medicaid.

Aunque Trump matizó que las compañías que estén construyendo fábricas en EE.UU. podrían quedar exentas, no especificó el tratamiento para aquellas que ya operan dentro del país. Esto deja a muchos actores del sector en una situación de incertidumbre legal y comercial.

Una batería de aranceles en sectores sensibles

Los aranceles no se limitan al sector farmacéutico. La aplicación de nuevos impuestos a los muebles, gabinetes y camiones pesados podría impactar sectores clave:

  • Industria de la construcción: Con una crisis habitacional en EE.UU., el aumento en materiales podría ralentizar aún más la edificación de viviendas.
  • Sector logístico y manufacturero: Empresas como Peterbilt o Mack Trucks podrían beneficiarse a corto plazo, pero a costa de elevar los precios al consumidor.
  • Consumo doméstico: Los muebles tapizados y productos para el hogar representan una parte significativa del gasto familiar.

Trump sostiene que estas medidas estimularán la construcción de fábricas en EE.UU. Sin embargo, los datos del Bureau of Labor Statistics muestran una pérdida de 42,000 empleos manufactureros y 8,000 en construcción desde abril.

Microsoft se distancia del ejército israelí por uso indebido de su IA

En paralelo al debate económico en Estados Unidos, otro gigante ha tomado una postura inesperada. Microsoft, uno de los líderes globales en computación en la nube e inteligencia artificial, anunció que ha desactivado servicios de su plataforma Azure al ejército israelí luego de encontrar que sus productos estaban siendo utilizados en operaciones de vigilancia masiva sobre la población palestina.

Según investigaciones de The Guardian y +972 Magazine, la unidad de ciberinteligencia Unidad 8200 del Tsahal utilizaba servicios de Microsoft para interceptar, traducir y analizar millones de llamadas y mensajes entre civiles palestinos, en lo que ha sido catalogado como una red de vigilancia sin precedentes.

Una narrativa de doble filo: de Gaza a Redmond

Este escándalo cobró fuerza tras el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, lo que llevó a Israel a intensificar su campaña bélica. El uso de servicios como almacenamiento masivo en la nube, traducción automática impulsada por IA y monitoreo de datos se convirtió en parte crítica de las operaciones militares.

Microsoft reconoció haber vendido estos servicios, pero dijo no haber encontrado pruebas de que sus productos se usaran directamente para dañar a personas o seleccionar objetivos militares. No obstante, el presidente de la empresa, Brad Smith, decidió interrumpir ciertas suscripciones tras una segunda auditoría encargada a una firma legal externa.

Una denuncia que sacude Silicon Valley

La reacción no se hizo esperar. Hossam Nasr, ingeniero despedido tras protestar contra el rol de Microsoft en el conflicto, calificó la decisión como una "victoria significativa y sin precedentes", pero advirtió que aún "el grueso del contrato con el ejército israelí sigue intacto".

Nasr forma parte de un grupo activista bautizado No Azure for Apartheid, que exige a empresas tecnológicas mayor transparencia y controles ante la posible complicidad tecnológica en violaciones a los derechos humanos.

¿Puede la tecnología ser neutral en tiempos de conflicto?

La controversia sitúa nuevamente a las big tech en el centro del debate moral: ¿deben las plataformas de IA y nube intervenir ante usos bélicos u opresivos de sus tecnologías? Microsoft no es la única señalada. Google y Amazon han enfrentado acusaciones similares por sus vínculos con el Departamento de Defensa de EE.UU. y operaciones de inteligencia.

La realidad, sin embargo, es más compleja. Los contratos con gobiernos suelen ser multimillonarios y representan oportunidades difíciles de rechazar. Aun así, el cambio de enfoque público, especialmente entre trabajadores jóvenes y usuarios comprometidos con causas sociales, está forzando a Silicon Valley a reconsiderar sus prioridades éticas.

Entre el proteccionismo económico y la responsabilidad digital

Si algo une a Trump y Microsoft, aunque desde puntos ideológicos opuestos, es su búsqueda de influencia en el tablero geopolítico global. Uno quiere fortalecer su industria interna a través de la imposición de barreras comerciales; el otro, limpia su nombre distanciándose de posibles crímenes de guerra alimentados por su tecnología.

Ambos casos muestran cómo, en la economía digital globalizada, el comercio, la tecnología, la diplomacia y los derechos humanos no operan en compartimientos estancos. Al contrario, se interconectan en capas múltiples donde cada decisión comercial o técnica puede tener repercusiones políticas profundas.

Así como las tarifas de Trump podrían influir en las elecciones presidenciales por el efecto directo en el bolsillo de los votantes, las políticas de Microsoft podrían redefinir su reputación a nivel mundial y la relación entre tecnología y ética en el siglo XXI.

¿Hacia dónde vamos?

Lo que está claro es que la tendencia creciente de empresas tecnológicas y líderes políticos a moldear el futuro económico y geopolítico del planeta con decisiones unilaterales, marcadas por intereses comerciales o ideológicos, implica enormes responsabilidades. Ya no se trata sólo de cifras comerciales o avances técnicos, sino de la construcción (o erosión) de un sistema global basado en valores universales.

Quizás ha llegado el momento para que tanto gobiernos como corporaciones respondan ante una nueva generación global de ciudadanos conscientes, críticos y cada vez menos dispuestos a aceptar la neutralidad como excusa.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press