Seychelles en la Encrucijada: Elecciones Presidenciales entre Crisis de Drogas y Controversias Ambientales

El pequeño archipiélago africano decide su futuro político mientras enfrenta una crisis de adicción, corrupción pasada y una polémica cesión territorial a intereses extranjeros

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Un país pequeño bajo una enorme lupa

Con apenas 120,000 habitantes y un entorno paradisíaco que es sinónimo de turismo de lujo, Seychelles se enfrenta a un momento clave en su historia política. Las elecciones presidenciales y parlamentarias, que comenzaron con una votación anticipada y se celebrarán formalmente este sábado, han puesto en el centro de atención una serie de cuestiones críticas: desde una pronunciada crisis de drogas hasta controversias medioambientales que cuestionan la soberanía y sostenibilidad del archipiélago.

El presidente actual, Wavel Ramkalawan, busca ser reelegido tras llegar al poder en 2020 rompiendo una hegemonía de décadas del antiguo partido único. Pero su administración está siendo cuestionada por su gestión en temas sociales, de seguridad y medioambientales.

Ramkalawan: del púlpito a la política

Ramkalawan, un exsacerdote anglicano convertido en líder político, sorprendió al mundo en 2020 cuando, en su sexto intento, venció al partido gobernante por primera vez desde la independencia de Seychelles en 1976. Su victoria fue vista como el inicio de una nueva era democrática en el país.

Durante esta campaña, el presidente y su partido Linyon Demokratik Seselwa han centrado su mensaje en la recuperación económica postpandemia, el desarrollo social y la sostenibilidad ambiental. Sin embargo, la realidad en las calles y los atolones revela una historia más compleja.

La crisis de drogas: un enemigo interno

Más allá de las postales turísticas, Seychelles enfrenta una emergencia de salud pública. Según el Informe Mundial sobre Drogas 2017 de la ONU, el país es una ruta importante de tránsito de drogas. En 2023, el Global Organized Crime Index advirtió que el archipiélago tiene una de las tasas más altas de adicción a la heroína en el mundo.

  • Unas 6,000 personas usan heroína habitualmente —un 5% de la población—, aunque analistas locales elevan esa cifra al 10%.
  • La mayoría residen en Mahé, la isla principal y sede de Victoria, la capital.

El gobierno de Ramkalawan ha sido criticado por su falta de resultados en materia de prevención y tratamiento. Pero su rival, Patrick Herminie —ex líder parlamentario del partido United Seychelles y presidente de la Agencia Nacional para la Prevención del Abuso de Drogas (2017-2020)— tampoco escapa a la polémica.

Gerald Edwin Julie, exgerente de programas de esa agencia, acusó a Herminie de usarla como “herramienta política” pese a no tener “conocimiento previo sobre adicción a drogas”. Este tipo de acusaciones han generado frustración entre votantes que buscan soluciones reales y eficaces a una crisis que está desgarrando el tejido social del país.

El dilema ambiental: ¿crecimiento o destrucción?

Otro punto candente de la elección es la polémica cesión de la isla Assomption a una empresa qatarí para construir un hotel de lujo. La decisión implica la reconstrucción de una pista aérea para vuelos internacionales y ha sido duramente criticada por expertos ambientales y sectores de oposición.

Assomption se encuentra cerca del atolón Aldabra, un sitio Patrimonio Mundial reconocido por la UNESCO, que alberga especies únicas como la tortuga gigante de Aldabra. Recientes imágenes de una tortuga herida y dragado en aguas protegidas han encendido alarmas en la comunidad científica y entre activistas locales.

“El desarrollo hotelero en Assomption está envuelto en controversia”, declaró Victoria Duthil, una de las activistas que presentó un recurso constitucional contra el Estado. “Las imágenes recientes han señalado cuán urgente se ha vuelto la situación”.

El dragado marítimo, que incluye excavaciones submarinas para facilitar infraestructuras, podría tener consecuencias devastadoras para el frágil ecosistema del atolón, alertan biólogos marinos.

Seychelles: riqueza con sombras

Paradojalmente, Seychelles lidera las estadísticas económicas africanas por ingresos per cápita gracias a su turismo de lujo y pesca sustentable. Sin embargo, ese crecimiento ha exacerbado desigualdades y el costo de vida se ha disparado. La creciente clase media, que ahora representa cerca del 40% de la población, exige mayor transparencia y equidad.

Durante la campaña también surgieron demandas por mayor soberanía. Muchos ciudadanos consideran que las decisiones recientes del gobierno priorizan capital extranjero sobre el bienestar nacional.

El persistente legado de la corrupción

Aunque Seychelles se ha consolidado como uno de los países menos corruptos de África (según Transparency International), el fantasma de la era de France-Albert René (presidente entre 1977 y 2004) aún persiste. Fue un periodo plagado de corrupción institucional y enriquecimiento ilícito que muchos temen puede repetirse bajo nuevos rostros.

Además, otros candidatos presidenciales también están bajo la lupa. Kisna Louise enfrenta una investigación legal abierta, mientras que Maarco Francis ha sido acusado de falsificar su título universitario, lo que ha generado descontento entre votantes que claman por integridad.

“No hay buenos candidatos”, indicó Jean Paul Maurel, un empresario local. “Es elegir entre males menores”.

Una nación vulnerable

Las islas Seychelles se extienden sobre un área marítima de casi 390,000 kilómetros cuadrados, lo que las convierte en una de las naciones más expuestas al cambio climático. El Banco Mundial y la ONU identifican al archipiélago como altamente vulnerable al aumento del nivel del mar y a fenómenos meteorológicos extremos.

En este contexto, la política ambiental del gobierno es observada con lupa. Para muchos, el desarrollo económico no debería darse a costa del ecosistema que sostiene la vida —y el turismo— en el país.

¿Un nuevo capítulo para Seychelles?

Las elecciones de este sábado definirán no solo quién gobernará Seychelles durante los próximos cinco años, sino también qué narrativa se impondrá: la del pragmatismo económico a expensas del entorno y la cohesión social, o la de una nación que prioriza el bienestar de su gente y planeta frente a intereses foráneos.

La participación ciudadana será determinante. Si ningún candidato obtiene más del 50% de los votos, habrá una segunda vuelta. Y eso no haría más que prolongar el estado de tensión social que se respira en playas e islas que, paradójicamente, siguen vendiéndose como símbolo de serenidad.

En palabras del periodista y activista ambiental Jules Dubois, “Seychelles está en una batalla silenciosa entre su identidad como refugio natural y su deseo de figurar en el mapa del desarrollo económico mundial. Y este sábado, votamos por mucho más que un presidente”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press