Trump, el golf y la resurrección de una relación incómoda: Bethpage como vitrina de poder
Del ostracismo tras el asalto al Capitolio a los vítores en la Ryder Cup: Donald Trump vuelve al primer plano del golf mundial
El retorno del 'hijo pródigo' del golf a la Ryder Cup
Donald Trump, expresidente de Estados Unidos y empresario con una larga vinculación al golf, ha protagonizado recientemente un regreso inesperado y muy visible al mundo del golf profesional. Después de haber sido vetado por los principales circuitos tras los disturbios del 6 de enero de 2021 en el Capitolio, ahora preside con orgullo la primera jornada de la Ryder Cup en Bethpage Black, un gesto que grafica la rehabilitación de su imagen dentro de uno de los deportes más tradicionales de EE.UU.
El cambio es notorio. En 2021, la PGA of America le quitó a Trump el derecho a organizar el Campeonato PGA en su campo de golf en Bedminster. Ahora, no solo es bienvenido: es celebrado.
Un regreso respaldado y políticamente simbólico
Trump será el primer presidente estadounidense en ejercicio en asistir a una Ryder Cup, un hito en sí mismo considerando la historia del evento, que data de 1927. Su presencia ha sido recibida con entusiasmo por parte del capitán estadounidense Keegan Bradley, quien expresó: “Estoy profundamente honrado de que el presidente venga a apoyarnos”.
También ha sido comentado por su contraparte europea, Luke Donald, quien dijo que la asistencia de Trump “demuestra la magnitud de la Ryder Cup” y representa “una señal de respeto”, incluso si está animando al equipo contrario.
La vuelta de Trump a la escena golfística está cargada de simbolismo, no solo para el deporte, sino también para su posicionamiento político. Mientras se aproxima el ciclo electoral, su presencia en eventos de alto perfil se ha convertido en una constante: asistió a la final del Mundial de Clubes, un partido de los New York Yankees, a eventos de la UFC y la final masculina del US Open.
Un aliado inesperado de los golfistas
Trump mantiene vínculos cercanos con varios jugadores estadounidenses, incluyendo a Sam Burns, Bryson DeChambeau y Scottie Scheffler. De hecho, el propio DeChambeau lo invitó el año pasado a su serie de YouTube “Can I Break 50?”, consiguiendo más de 16 millones de visualizaciones. Scheffler también ha mencionado que Trump le envía mensajes de felicitación tras sus victorias.
Sobre su presencia en Bethpage, Justin Rose, veterano del equipo europeo, anticipa un ambiente intenso: “Va a ser una tarde muy intensa y entretenida”, dijo. Y añadió con humor: “Obviamente él trae mucha atención y patriotismo al evento. Es genial para el golf que esté tan involucrado con el juego”.
PGA y LIV: el presidente como mediador fallido
Desde su retorno al poder en enero, Trump intentó sin éxito mediar entre el PGA Tour y los organizadores del controvertido circuito LIV Golf, financiado por el fondo soberano de Arabia Saudí. En un esfuerzo por unificar el golf profesional, se reunió con Tiger Woods, el comisionado del PGA Jay Monahan y representantes saudíes en sus propiedades.
Vale recordar que tres de sus campos han sido sedes para torneos de LIV, consolidando su papel de anfitrión clave para este circuito emergente, aunque divisivo.
Del veto a los aplausos: el camino de redención en cifras
- En 2017, Trump asistió a la Presidents Cup en Liberty National como presidente.
- En 2021, la PGA le quitó el Campeonato PGA a Bedminster por su rol tras el asalto al Capitolio.
- Trump tiene más de 12 campos de golf a nivel mundial, incluyendo propiedades en Escocia, Irlanda y Florida.
- El campo Blue Monster en Doral volverá al calendario de la PGA en 2025 por primera vez en una década.
Además, su aparición reavivó viejos enfrentamientos. En Bethpage, algunos vetustos “Make America Great Again” sahumeriaban entre el público, mientras que la gobernadora de Nueva York, la demócrata Kathy Hochul, fue abucheada durante la ceremonia inaugural. Bethpage está en Long Island, una zona donde Trump ganó ambos condados en las elecciones pasadas.
¿Un legado en el deporte o una estrategia electoral?
Este regreso a primer plano en la Ryder Cup podría considerarse una jugada maestra. Trump, que siempre ha entendido el valor simbólico del deporte en la cultura estadounidense, ha transformado lo que parecía una ruptura definitiva con el golf en una plataforma política amigable.
En palabras del propio Bradley, “estar cerca de un presidente actual es un privilegio fenomenal, y tenerlo aquí apoyando a nuestro equipo es absolutamente increíble”.
Por su parte, Trump comentó en Truth Social: “Es un tipo INCREÍBLE (Bradley), será una gran Ryder Cup”.
Un fuego cruzado inevitable
A pesar del ambiente de camaradería, no todos están satisfechos. Algunos ven su presencia como una distracción política innecesaria, y otros recuerdan las razones por las cuales fue vetado originalmente. Pero para muchos jugadores estadounidenses, contar con una figura presidencial, más aún una tan mediática, parece solo inyectar energía adicional.
“Estoy seguro de que si las cosas salen bien, lo escucharemos”, bromeó Scheffler. Aunque oficialmente no está previsto que Trump se dirija al equipo, su sola presencia parece ser suficiente para causar impacto.
Y mientras continúa el torneo, queda claro que, una vez más, Donald Trump ha encontrado en el deporte un reflejo de su influencia. Bethpage Black, más que una sede de golf, se convierte así en la nueva caja de resonancia de su estrategia para volver a ganar terreno político... golpe por golpe.