¿Fuerza o justicia? Las redadas migratorias, Memphis y el futuro de los derechos civiles en EE.UU.

Una reflexión sobre el uso de la fuerza durante operativos migratorios y la militarización creciente en ciudades como Memphis bajo la administración de Trump

El caso de Rafie Ollah Shouhed: una redada que se salió de control

El pasado 9 de septiembre, Rafie Ollah Shouhed —un ciudadano estadounidense de 79 años originario de Irán— fue violentamente derribado por agentes federales durante una redada migratoria en su negocio, un autolavado ubicado en Los Ángeles, California. El operativo, a cargo del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y la Patrulla Fronteriza (CBP), terminó con cinco arrestos, múltiples lesiones para Shouhed y una fuerte denuncia pública.

Según el reclamo legal presentado por Shouhed, el impacto del operativo fue devastador. Sufrió fracturas en varias costillas, traumatismo torácico, lesiones en el codo y síntomas de daño cerebral. Su delito: intentar dialogar con los agentes asegurando que contaba con documentación que demostraba la elegibilidad laboral de sus empleados. La respuesta: fue arrestado, retenido por 12 horas, y luego liberado sin cargos.

Las grabaciones de las cámaras de vigilancia muestran cómo fue derribado sin aviso. "¿Qué puedo hacer por ustedes? ¿Necesitan ayuda?", recuerda haber preguntado a los agentes. No hubo respuesta. No hubo diálogo. Sólo fuerza.

¿Un patrón preocupante? Represión y ciudadanos estadounidenses

Este no es un caso aislado. En el estado de California se han documentado otros incidentes donde ciudadanos estadounidenses fueron detenidos en el marco de operativos migratorios. Andrea Vélez, por ejemplo, fue arrestada en junio de 2024 camino a su trabajo en el centro de Los Ángeles. Pasó dos días detenida y enfrentó un cargo por obstrucción, que posteriormente fue retirado.

Estas acciones muestran un patrón de uso desproporcionado de la fuerza por parte de agencias federales, quienes en muchos casos asumen culpabilidad sin verificar estatus legal. Las redadas, lejos de ser cirugías legales precisas, parecen más símiles de cacerías, donde la presunción de inocencia y los derechos civiles se hacen a un lado.

“Si perdemos este momento, perdemos la democracia”

La preocupación crece al analizar el contexto político. En paralelo con estos abusos, el Caucus Negro del Congreso de EE.UU. (CBC, por sus siglas en inglés) celebró su conferencia legislativa anual. Uno de los temas centrales fue cómo responder a las políticas cada vez más agresivas del gobierno federal y las implicaciones para los derechos civiles y humanos.

Jim Clyburn, congresista y figura respetada dentro del CBC, advirtió: “Estamos al borde de perder esta democracia. Si no ganamos, nuestros hijos no nos recordarán bien.” La congresista Yvette Clarke fue igual de clara: “Este no es un tiempo convencional. Nosotros forjamos el destino.”

Los demócratas afroamericanos en el Congreso alertan no solo sobre las agresiones físicas en redadas como la que sufrió Shouhed, sino también sobre la erosión institucional, el desmantelamiento de agencias clave como el Departamento de Justicia y el retroceso en políticas de salud, vivienda y derechos civiles.

Memphis: una nueva frontera de militarización interna

Y mientras se denuncian estos abusos en la costa oeste, en el sur, específicamente en Memphis, se dibuja un nuevo capítulo: la implementación de la “Operación de Saturación Federal” anunciada por el expresidente Trump.

¿De qué se trata? En palabras del propio Trump, se trata de replicar la presencia de la Guardia Nacional en Washington D.C. trayendo tropas a Memphis —una ciudad con población mayoritariamente afroamericana— y sumando agentes de 13 agencias federales, entre ellas ICE, la DEA y la FBI.

Esta medida ha generado amplio debate. ¿Combatir el crimen o militarizar comunidades vulnerables?

Realidades estadísticas vs. narrativas políticas

Es cierto que Memphis ha enfrentado altos índices de homicidios. Según el Council on Criminal Justice, la tasa de homicidios en la ciudad fue una de las más altas del país desde 2018, con un incremento del 58% en 2025 respecto a 2019. No obstante, también es cierto que en los primeros ocho meses de 2025 los homicidios disminuyeron un 21% con respecto al pico registrado en 2023. El crimen general alcanzó mínimos no vistos en 25 años.

Entonces, ¿por qué intervenir con tropas si el crimen está bajando?

Para Thaddeus Johnson, excomandante de la policía en Memphis, la intervención es innecesaria y peligrosa: “Memphis ya lucha por atraer turismo y negocios. Introducir tropas puede empeorar la situación.”

El gobernador Bill Lee ha insistido en que los efectivos no estarán armados a menos que la policía local lo solicite, y que no realizarán arrestos. Aun así, organizaciones pro derechos civiles como la ACLU han denunciado que la sola presencia de tropas genera un clima de miedo.

¿Vigilancia o justicia comunitaria?

El alcalde de Memphis, Paul Young, demócrata, tampoco pidió la presencia de la Guardia Nacional. Considera que esos recursos se usarían mejor en proyectos de embellecimiento urbano, eliminación de lotes baldíos, recolección de basura y renovación de calles.

También pidió asistencia federal en forma de viviendas, salud mental y programas de empleo. En sus palabras: “Podemos generar un impacto real no con más armas, sino con más oportunidades.”

El problema de fondo: brutalidad en los operativos migratorios

Lo que la historia de Shouhed revela es un aspecto más profundo de la problemática: el uso de fuerza extrema y los prejuicios institucionalizados. Según el abogado de Shouhed, V. James DeSimone: “Esto es cómo ICE opera: con violencia, sin diálogo y sin verificar quién está legalmente presente.”

Este tipo de tácticas, además de lesionar ciudadanos inocentes, atentan contra los valores fundamentales de la democracia estadounidense: debido proceso, presunción de inocencia y respeto por la dignidad humana.

Mirando hacia adelante: ¿reconstruir o resistir?

Voces como la de la congresista Jennifer McClellan empiezan a mirar más allá del presente: “No se trata de volver al pasado. Debemos construir algo desde cero.”

Y es que, para muchos, una victoria demócrata no debe significar volver a la era Obama, sino repensar completamente las prioridades del estado: desde una policía menos militarizada hasta una política migratoria transparente y humana.

La congresista Ayanna Pressley lo resumió así: “Estamos resistiendo y a la vez reimaginando este país. Yo elijo sentirme fortalecida.”

¿Y ahora qué?

Casos como el de Rafie Shouhed, junto a las tensiones crecientes en ciudades como Memphis, marcan un punto de inflexión. ¿Podrá Estados Unidos mirar al espejo y abandonar la cultura de la fuerza como solución para todos sus males sociales?

Lo que es indudable es que las decisiones que se tomen hoy —en el Congreso, en el sistema judicial o en las calles— definirán no solo si ciudadanos como Shouhed volverán a ser víctimas, sino si la promesa de igualdad y libertad para todos seguirá siendo viable en el país.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press