Keanu Reeves y Alex Winter regresan como dúo existencial en Broadway
De Bill y Ted a Beckett: una historia de amistad, vaudeville y teatro profundo con 'Esperando a Godot'
Keanu Reeves y Alex Winter, conocidos por su icónica interpretación de los bondadosos y algo despistados adolescentes en la saga cinematográfica Bill & Ted, han regresado con fuerza a los escenarios. Esta vez, lo han hecho en un contexto muy diferente, una obra que ha marcado la historia del teatro: “Esperando a Godot” de Samuel Beckett. Ambos actores protagonizan esta nueva producción en Broadway bajo la dirección del reconocido Jamie Lloyd, trasformándose en los legendarios vagabundos existencialistas Vladimir (Winter) y Estragon (Reeves).
De la comedia absurda al teatro del absurdo
La trayectoria de estos actores ha sido diametralmente distinta desde su salto a la fama en 1989 con Bill & Ted’s Excellent Adventure. Mientras Reeves se convirtió en un ícono del cine de acción con franquicias como The Matrix y John Wick, Winter se estableció como un director de cine independiente, documentarista y figura teatral más arraigada a la escena artística neoyorquina.
Sin embargo, su amistad ha sido una constante. La química que demostraron hace más de tres décadas no solo sigue intacta, sino que ahora se expresa en un terreno completamente nuevo: el teatro del absurdo. Eso hace que esta producción de “Esperando a Godot” no sea solo una obra más con dos actores famosos, sino una reinterpretación profundamente humana basada en su conexión personal y artística.
“Esperando a Godot”: un reflejo de la resistencia
Para muchos, Godot puede parecer una obra críptica: dos vagabundos en espera eterna de alguien que nunca llega. Pero, como señala Winter, hay un trasfondo muy real en la obra. Samuel Beckett se basó en su propia experiencia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando él y su pareja escaparon de los nazis en Francia, sobreviviendo en zonas rurales, durmiendo en graneros y subsistiendo a punta de vegetales silvestres.
“Vladimir y Estragon son básicamente Samuel Beckett y su esposa en huida”, afirma Winter. Esta lectura dota a la obra de una humanidad más tangible. Sin recurrir al vaudeville exagerado típico de algunas versiones, Reeves y Winter optan por una representación más contenida y realista, sumergiéndose en la desesperación, la esperanza y el absurdo con una sobriedad poco vista.
Bill y Ted como preámbulo existencial
En una inesperada vuelta de tuerca, Winter ve paralelos entre las reflexiones existenciales de Godot y el aparente humor superficial de Bill & Ted. En la secuela de esta última, los personajes enfrentan la Muerte, no con solemnidad, sino jugando partidas de Twister y Clue. La muerte está presente, sí, pero se le responde con ligereza.
“‘Godot’ no es tan diferente en ese sentido. Navega entre la ligereza y una profunda desolación”, explica Winter.
Un proceso de reparto introspectivo
Al momento de ensayar, ambos actores intercambiaron roles durante varios días, hasta que el propio Jamie Lloyd, junto a ellos, determinó que Reeves tenía la sensibilidad de Estragon —más emocional, más caótico— y Winter la filosofía de Vladimir —más reflexivo, más moderado.
Reeves incluso planteó inicialmente la idea de alternar los papeles cada noche. Pero Winter, veterano de Broadway desde su adolescencia, lo convenció de que sería una hazaña imposible, una especie de “apilar el Everest encima del Everest”.
La química que define la obra
Jamie Lloyd afirma que el triunfo de esta producción se encuentra en la naturalidad con la que intercambian el ritmo cómico y dramático. “No tienen que forzar nada”, dice. “Su química es tan instantánea que fluye con facilidad dentro de la tragedia cómica propuesta por Beckett”.
Beckett mismo exigía precisión estilística y temía que su obra se volviese solo una excusa para la comedia física. Pero en manos de Reeves y Winter, el tono se equilibra con una humanidad conmovedora.
Del cine a Broadway —y más allá
Reeves debuta en Broadway con este montaje, pero Winter no es ajeno a las tablas. A los 13 años ya actuaba en musicales como El Rey y Yo con Yul Brynner, y Peter Pan junto a Sandy Duncan. Su regreso al teatro es una especie de viaje en el tiempo. “No es nostalgia”, comenta. “Es como si nunca me hubiera ido. Estoy de nuevo en camerinos como cuando era adolescente”.
Curiosamente, este año Winter también ve el estreno de su nueva película como director: “Adulthood”, una comedia negra protagonizada por Josh Gad y Kaya Scodelario. En ella, dos hermanos descubren un cadáver oculto en las paredes de la casa de su madre. El tono es farseco pero el mensaje es profundo: heridas familiares, secretos y tensiones generan una olla a presión emocional.
Winter declara que su inspiración vino de obras como Shadow of a Doubt de Hitchcock y Los Olvidados de Buñuel. El resumen perfecto de su carrera: profundidad disfrazada de ligereza.
“Be excellent to each other” y otras filosofías inesperadas
Algo que sorprendió a críticos y espectadores es cómo la frase característica de Bill & Ted, “Be excellent to each other”, tiene eco en la relación entre Estragon y Vladimir. Aunque viven en incertidumbre, en la indigencia y sin rumbo claro, se mantienen unidos. Debaten, se irritan, se cuidan, incluso consideran el suicidio juntos. Y eso, aunque absurdo, también es ternura.
Ambos actores comparten una pasión por la filosofía: Schopenhauer, Kierkegaard, la fenomenología y hasta el budismo Zen están presentes en sus conversaciones habituales. A eso se suma el hecho de que ambos tocan el bajo, aman las motocicletas y comparten una visión artística del mundo. Todo eso crea una interpretación de Godot donde la compasión trasciende la estructura absurda del guion.
Una tradición de dúos legendarios
Reeves y Winter ahora forman parte de una historia teatral que ha cautivado por generaciones. Grandes nombres han interpretado a Estragon y Vladimir: Robin Williams y Steve Martin, Ian McKellen y Patrick Stewart, Nathan Lane y Bill Irwin. A esa lista se suma ahora este dúo improvisado por la cultura pop, con una profundidad inesperada.
¿Un fenómeno cultural?
El montaje ha capturado no solo a fans del teatro, sino también al público nostálgico de Bill & Ted. La obra está agotando funciones en Broadway y se rumorea una posible gira internacional. La crítica ha aclamado el trabajo tanto de Reeves como Winter, destacando que no solo respetan la complejidad del texto, sino que lo hacen accesible para nuevas generaciones.
La historia de dos vagabundos esperando a alguien que nunca llega adquiere nuevo significado en tiempos modernos. En medio de incertidumbres globales, guerras, crisis existenciales colectivas, la obra encuentra eco. Y gracias a la química, carisma y experiencia de un dúo improbable, conecta otra vez con la esencia del ser humano.
Quizás, como diremos parafraseando a Bill y Ted pero con sombrero de Beckett: “Sean excelentes los unos con los otros, incluso cuando nada tenga sentido.”