TikTok en la mira: ¿División real o espejismo bajo control estadounidense?
Una mirada crítica al proceso de venta de TikTok por ByteDance: ¿es una verdadera ruptura con China o solo una reconfiguración disfrazada?
En medio de crecientes tensiones geopolíticas y preocupaciones por la seguridad nacional, la aplicación TikTok —una de las más influyentes del mundo— se encuentra nuevamente en el ojo del huracán. Tras meses de presión legislativa, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva en respaldo a un acuerdo que busca transferir el control de TikTok a manos estadounidenses. Sin embargo, muchos se preguntan si este cambio es real o una pantomima estructural que mantiene la influencia china en la sombra.
¿Qué está pasando con TikTok?
La plataforma, propiedad de ByteDance con sede en China, ha sido objeto de escrutinio por parte del gobierno de EE. UU. desde la administración Trump. Las preocupaciones giran en torno a la influencia del Partido Comunista Chino sobre los datos personales de más de 150 millones de usuarios estadounidenses. En respuesta, el Congreso aprobó una ley exigiendo que ByteDance ceda el control de TikTok a empresas estadounidenses, y la Corte Suprema ratificó esta legislación en enero de este año.
Según el presidente del Comité Selecto sobre el Partido Comunista Chino, el republicano John Moolenaar, el proceso de venta es solo una parte del cumplimiento: “La desinversión no era el único requisito de la ley. También establece límites claros para impedir cualquier cooperación entre ByteDance y la nueva entidad con respecto al algoritmo de recomendación y para eliminar vínculos operativos”.
¿Basta con cambiar la propiedad?
Uno de los aspectos clave del acuerdo es que TikTok, bajo su nueva firma estadounidense, seguiría usando el algoritmo de ByteDance bajo una licencia supervisada por Oracle. Aquí surge la primera gran crítica: si se mantiene el mismo código que determina lo que vemos en TikTok, ¿hace realmente alguna diferencia quién posee la app?
Para Bart Knijnenburg, profesor de ciencias computacionales en la Universidad de Clemson, los algoritmos siempre están sesgados. “Mover TikTok a EE. UU. no va a resolver mágicamente estos problemas. Lo ideal sería una ‘apertura radical’ que permita a los usuarios entender por qué ven cierto contenido”, dijo.
Más grave aún, Knijnenburg advierte que el verdadero problema está en cómo este algoritmo está construido para fomentar el uso excesivo: “Desde la perspectiva del negocio, lo más rentable es enganchar a los usuarios hasta volverlos adictos. Eso no cambia con un simple cambio de propiedad”.
El rol persistente de ByteDance
Aunque el acuerdo prevé que el 80% de la nueva TikTok esté en manos de inversionistas estadounidenses bajo el liderazgo de Oracle, ByteDance conservaría hasta un 20% de participación accionaria y un asiento en la junta directiva. Esta figura, según el analista Craig Singleton del think tank Foundation for Defense of Democracies, representa un peligro claro: “Tener a ByteDance en la junta significa tener a Pekín en el edificio”.
Según Singleton, la intención del Congreso era clara: cortar todo lazo con el gobierno chino. Desde su perspectiva, permitir que ByteDance conserve una participación significativa y —aunque limitada— presencia en la toma de decisiones, viola el espíritu de la ley.
¿Está subvaluada TikTok?
El vicepresidente JD Vance, aliado del actual gobierno, ha sostenido que el valor estimado de TikTok en este nuevo formato será de aproximadamente $14 mil millones. Sin embargo, expertos como Daniel Keum, profesor en la Escuela de Negocios de Columbia, consideran esta cifra “sorprendentemente baja”.
“Es posible que la política haya primado sobre la lógica económica. O que, dado que ByteDance conservará derechos sobre el algoritmo, se hayan inflado los costos de licencia, afectando la valuación del producto en Estados Unidos”, teoriza Keum.
Es importante recordar que TikTok ha sido líder en captación del público joven gracias a su formato innovador y dinámico. Aun así, su posición dominante se está erosionando ya que los creadores de contenido están distribuyendo su presencia en múltiples plataformas, incluyendo Reels de Instagram y Shorts de YouTube.
Preocupaciones políticas y de seguridad
El trasfondo de esta negociación va más allá del terreno empresarial. Para las autoridades estadounidenses, TikTok es un vector potencial de propaganda y manipulación de información por parte de China. Esta sospecha ha estado presente desde hace años y se ha intensificado con el incremento de la actividad china en el ciberespacio.
El congresista Moolenaar fue tajante al respecto: “ByteDance ha demostrado repetidamente que es un actor nocivo, y el objetivo último del Partido Comunista Chino es ver a una América dividida y debilitada”.
En esta línea, el gobierno de Biden firmó en 2023 una ley que exigía la venta total de los activos estadounidenses de TikTok bajo pena de una prohibición nacional. Esta ley fue ratificada por el Supremo con unanimidad, avalando el poder del gobierno para intervenir cuando la seguridad nacional está en juego.
La respuesta de China
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China no ha ofrecido detalles sobre el acuerdo, pero sí reiteró su postura institucional. “El gobierno chino respeta la voluntad de las empresas y espera que EE. UU. proporcione un entorno abierto, justo y no discriminatorio para las empresas chinas que invierten en su territorio”, declaró el portavoz Guo Jiakun.
De forma implícita, sus palabras dejan en claro que China no ve favorablemente la operación, pero está dispuesta a permitirla si se respetan —al menos desde la forma— ciertas reglas del comercio internacional.
TikTok como símbolo de una lucha más grande
Lo que está en juego no es solo una aplicación móvil. TikTok representa una batalla por la soberanía digital y el control de la información en el siglo XXI. Para EE. UU., conservar influencia sobre plataformas donde se forma la opinión pública de nuevas generaciones es esencial. Y para China, perder esa ventana al mercado occidental puede significar una derrota estratégica.
Con más de mil millones de usuarios activos en todo el mundo y más de 150 millones en EE. UU., TikTok tiene un poder de influencia nada despreciable, especialmente entre el electorado joven. Según cifras del Pew Research Center, el 67% de los adolescentes estadounidenses entre 13 y 17 años dicen usar TikTok regularmente, y un 16% afirma que está “casi constantemente” dentro de la app.
Esta influencia cultural y política desequilibra el tablero. De ahí que muchos legisladores en Washington vean no solo un riesgo de seguridad, sino una amenaza para el statu quo digital dominado históricamente por plataformas estadounidenses.
¿Qué podría pasar ahora?
- La Casa Blanca ha sido hasta ahora hermética, y se espera que en breve responda a la solicitud urgente del congresista Moolenaar para conocer más sobre los detalles del acuerdo.
- El Congreso podría convocar audiencias para ejercer mayor presión y obtener transparencia sobre cómo se ejecutará la desinversión sin dejar cabos sueltos.
- ByteDance, en última instancia, podría verse obligada a renunciar completamente a su participación para evitar una prohibición total de TikTok en territorio estadounidense.
Mientras tanto, para el usuario común, la experiencia dentro de la app será prácticamente indistinguible —al menos en el corto plazo. Pero tras bambalinas, TikTok podría estar siendo objeto de una de las transformaciones políticas y comerciales más significativas del mundo digital de la última década.
¿Será suficiente para asegurar los intereses de EE. UU.? ¿O estamos ante una victoria simbólica que deja intacto el verdadero poder de influencia? Solo el tiempo, y la vigilancia ciudadana, lo dirán.