Controversia en el ciclismo: ¿Debe la política interferir en el deporte?

La exclusión del equipo Israel Premier Tech del Giro dell’Emilia reaviva el debate sobre el activismo político en competencias deportivas europeas

El conflicto geopolítico entra al pelotón

El Giro dell’Emilia, una de las pruebas ciclistas más tradicionales de Italia programada para el 4 de octubre, ha tomado una decisión que ha sacudido los cimientos del deporte: excluir al equipo Israel Premier Tech de la competición. ¿La razón? Evitar protestas pro-palestinas que podrían alterar el desarrollo de la carrera.

Esta resolución, aunque apoyada por autoridades locales como la concejal de Bolonia Roberta Li Calzi, ha generado una controversia internacional que pone sobre la mesa una pregunta urgente: ¿Puede el deporte permanecer neutral frente a conflictos políticos y sociales?

Un precedente tenso: lo ocurrido en la Vuelta a España

El trasfondo de esta medida se encuentra en la reciente Vuelta a España 2023, donde el equipo Israel Premier Tech fue blanco directo de manifestaciones. Más de 100,000 personas salieron a las calles de Madrid durante la etapa final, denunciando la participación del equipo y vinculándolo con el conflicto entre Israel y Palestina. Las protestas lograron interrumpir o recortar siete de los últimos once días de competición.

Estas acciones de protesta buscan visibilizar la campaña militar israelí en Gaza, que según cifras de agencias humanitarias ha causado la muerte de decenas de miles de personas tras el ataque de Hamas del 7 de octubre de 2023. Los manifestantes sostienen que la presencia de una escuadra con el nombre “Israel” otorga legitimidad, visibilidad y normalización a las acciones del gobierno israelí.

Israel Premier Tech: más que un equipo ciclista

Fundado en 2015 como Israel Cycling Academy y rebautizado tras obtener nuevos patrocinadores, Israel Premier Tech es financiado en parte por el multimillonario canado-israelí Sylvan Adams. Su misión, según el propio Adams, es brindar una representación positiva de Israel en el deporte internacional y fomentar la diversidad en su plantilla.

No obstante, su mera existencia ha desatado críticas y ha sido objeto de campañas para que se elimine “Israel” del nombre del equipo. La situación se ha intensificado al punto de que Premier Tech, la empresa canadiense patrocinadora, afirmó que están considerando un rebranding ante la presión internacional.

Roberta Li Calzi y la posición del municipio de Bolonia

La concejal de deportes de Bolonia, Roberta Li Calzi, celebró la exclusión del equipo con una declaración que no dejó lugar a dudas: “Creemos que el deporte es un vehículo de valores universales como la equidad, la solidaridad entre los pueblos y la competencia leal. Agradezco a la organización por su sensibilidad, que es compartida por gran parte de nuestra comunidad”.

No obstante, esta afirmación ha sido vista por críticos como un gesto de politización que va en contra de la neutralidad deportiva, lo que abre un debate más profundo sobre el alcance del deporte frente a presiones sociales y geopolíticas.

¿Censura o activismo legítimo?

Para algunos, excluir a un equipo por la nacionalidad que representa o por su filiación es una forma de censura. Para otros, se trata de un acto de resistencia ante lo que consideran una normalización de crímenes de guerra y de políticas estatales represivas.

“No deberíamos permitir que los atletas paguen los platos rotos de sus gobiernos”, afirman quienes critican estas medidas. Sin embargo, los activistas pro-palestinos responden que el silencio también es una toma de partido, y que no denunciar es una forma de permitir.

Esta batalla no es nueva. En 1964, Sudáfrica fue excluida de los Juegos Olímpicos debido al apartheid. En 2022, Rusia fue suspendida de la FIFA y de otros torneos internacionales tras invadir Ucrania. La lista continúa. La historia parece confirmar que el deporte no es, ni ha sido nunca, realmente ajeno a la política.

Impactos en el calendario ciclístico y en otros equipos

La exclusión del Israel Premier Tech podría sentar un precedente peligroso. ¿Se abrirán las puertas a decisiones similares en el Tour de Francia, el Giro de Italia o incluso los Juegos Olímpicos? ¿Qué ocurrirá cuando otros equipos enfrenten presiones por cuestiones políticas como el cambio climático, los derechos laborales o la explotación de los territorios indígenas?

Algunos equipos como UAE Team Emirates también han sido vinculados con financiamiento estatal y han escapado de este tipo de vetos, lo que introduce un cuestionamiento clave: ¿Existe una coherencia en las decisiones o simplemente se mide con doble rasero?

Un debate que divide al pelotón

  • A favor de la exclusión: Activistas por los derechos humanos argumentan que ninguna plataforma internacional debería dar visibilidad a estados acusados de crímenes de guerra o de violaciones sistemáticas de los derechos humanos.
  • En contra de la exclusión: Comentaristas deportivos y algunos atletas apuntan que estos actos castigan a ciclistas individuales, que en su mayoría no tienen relación directa con los hechos denunciados.

La línea entre activismo y castigo colectivo, entre hacer justicia y caer en la discriminación, es borrosa y cambia con cada contexto.

La opinión pública también pedalea

Una reciente encuesta de YouGov en Europa reveló que el 54% de los encuestados cree que “el deporte debe mantenerse neutral y separado del contexto político”, mientras que un 38% opina que “debe usarse como una herramienta para el cambio social”.

La misma encuesta indica que sólo un 22% apoyaría vetos diplomáticos sistemáticos a equipos de nacionalidades concretas, pero que el 61% vería con buenos ojos protestas pacíficas durante espectáculos deportivos.

¿Y ahora qué sigue para Israel Premier Tech?

Los portavoces del equipo mantuvieron un tono cauteloso ante la decisión del Giro dell’Emilia, aunque dejaron ver que podría haber intervenciones legales en función de los contratos ya acordados. Lo cierto es que la situación podría volverse aún más tensa si otros organizadores de eventos comienzan a imitar la decisión italiana.

En paralelo, la Unión Ciclista Internacional (UCI) no ha emitido una declaración oficial al respecto. Se espera que lo haga si el caso escala a niveles más complicados que involucren derechos contractuales o discriminación institucional.

¿Ciclismo o plataforma política?

Una cosa ha quedado clara con lo sucedido: el deporte no es ajeno al mundo ni a sus problemas. Las carreteras europeas pueden ser el escenario de las más grandes gestas deportivas, pero también lo son de las causas que indignan a buena parte de la ciudadanía.

Así como en su momento corredores como Tommie Smith y John Carlos alzaron sus puños en los Juegos Olímpicos de 1968, los activistas de hoy se manifiestan con pancartas, cortes de carretera y cánticos. La pregunta que persiste es si los organizadores y las instituciones deportivas sabrán gestionar estos momentos con altura e imparcialidad o si permitirán que la presión externa dicte las listas de partida.

Lo que está en juego no es solo un equipo o una carrera, sino el alma misma del deporte moderno: una lucha entre el espectáculo y la conciencia, entre el espectáculo global y la responsabilidad social.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press