Entre aplausos y polémicas: el tenis en China entre gestos de cariño y disculpas públicas
Mientras el China Open celebra a estrellas como Coco Gauff, otros como Musetti enfrentan el escrutinio tras declaraciones desafortunadas. ¿Hasta dónde llega la presión del público y cómo afecta a las nuevas generaciones del tenis?
El auge del China Open y la conexión emocional entre tenis y cultura
En los últimos años, China se ha consolidado como una parada fundamental en el calendario del tenis profesional. El China Open, en particular, es uno de los torneos más esperados del circuito asiático, tanto por su nivel competitivo como por la extraordinaria acogida del público.
Una de las figuras que resplandece en esta edición de 2025 es Coco Gauff, la joven estadounidense de 21 años, quien no solo ha desplegado su habitual talento en la cancha, sino que ha fortalecido un lazo peculiar con la audiencia china. Gauff ya conquistó el título el año pasado y está de regreso defendiendo el trofeo con autoridad. Su presentación inicial, una sólida victoria por 6-4, 6-0 ante Kamilla Rakhimova, fue solo el comienzo de una nueva aventura emocional.
De apodos a regalos: la fascinación china por Coco Gauff
Lo que más ha llamado la atención fuera de la pista ha sido la espectacular recepción de los fanáticos chinos. Gauff ha recibido más regalos que en todas las Navidades de su vida, según declaró entre risas. Ha sido apodada con cariño como la “Reina de la Ensalada de Frutas” y la “Embajadora de Beijing”. El primero en referencia a un tentempié saludable que consume regularmente para mantenerse enérgica, y el segundo por su entusiasmo al hablar sobre la ciudad.
“La creatividad y el afecto de los fans chinos son incomparables. Traje una maleta extra este año porque sabía lo que me esperaba”, dijo Gauff sobre el fenómeno emocional que ha generado.
Pero fiel a su humildad y siempre buscando formas de conectar aún más, ha lanzado un reto divertido a sus seguidores: elegir un apodo basado en un animal que refleje su personalidad competitiva en la pista. La intención es clara: que sus fans la vean como una fuerza feroz, no solo una figura amable.
“Creo que un nombre basado en un animal sería aún más genial. ¿Qué animal creen que representa mi estilo de juego?”, comentó en el sitio oficial de la WTA.
El otro lado del espectáculo: la polémica de Musetti
Lamentablemente, no todos los momentos vividos en esta edición del China Open fueron positivos. El tenista italiano Lorenzo Musetti, de 23 años, cayó en la controversia durante su encuentro de la ronda de 32 contra el francés Giovanni Mpetshi Perricard. Musetti, visiblemente irritado por las toses constantes provenientes de la grada, lanzó un insulto que generalizaba de forma grosera a los asistentes chinos: “estos *** chinos siempre tosiendo”.
El comentario se hizo viral en redes sociales, generando una ola de reacciones negativas. Usuarios chinos, y también de otras partes del mundo, catalogaron sus palabras de racistas y lo confrontaron duramente a través de su perfil en Instagram. La situación escaló hasta el punto de convertirse en tema de discusión dentro de medios internacionales.
Consciente de la gravedad del incidente, Musetti publicó una disculpa al día siguiente. “Mis palabras iban dirigidas únicamente a unos pocos individuos que estaban interfiriendo en un momento crucial. No era mi intención ofender al pueblo chino en su conjunto. Estaba bajo presión, pero eso no justifica en absoluto lo que dije”, escribió.
En su declaración, Musetti reiteró su aprecio por el público chino y destacó “el calor y la amabilidad” que siempre ha sentido en el país. No obstante, como suele ocurrir en la era digital, el daño a la reputación ya estaba hecho.
La sensibilidad intercultural en el deporte moderno
Estos eventos nos recuerdan que el deporte de alto nivel se desarrolla hoy en un escenario mucho más amplio y complejo que el simple ámbito competitivo. Las expectaciones culturales, la sensibilidad del lenguaje y el poder de las redes sociales han transformado la dinámica entre atletas y fanáticos.
Así como Gauff ha sabido interpretar esas claves afectivas, otros como Musetti deben aprender a navegar los códigos del respeto y la comunicación global. El deporte forma parte de un tejido cultural poderoso, y cualquier expresión emitida en la cancha trasciende con rapidez las fronteras.
No es la primera vez que algo así ocurre. La estadounidense Taylor Townsend también se vio obligada a pedir disculpas recientemente después de bromear con tono despectivo sobre la comida china durante una competencia en Shenzhen. En un video bromeó sobre tener que “hablar con Recursos Humanos” por los platos que incluían ranas toro y tortugas.
Tras la reacción negativa en redes, explicó públicamente: “Todos aquí han sido tan amables y generosos. Me equivoqué al mostrarme irrespetuosa”.
¿Exceso de corrección o responsabilidad emocional?
La reacción en redes también plantea otra disyuntiva: ¿estamos yendo demasiado lejos con la corrección social o simplemente evolucionamos hacia una mayor responsabilidad colectiva? El caso de Musetti ha encendido también voces de usuarios que consideran que el escrutinio constante impide a los atletas expresarse libremente, incluso bajo presión deportiva.
No obstante, como figura pública, un deportista no solo representa su nacionalidad, sino también a sus patrocinadores, federación y millones de fanáticos —muchos de ellos niños y jóvenes en formación deportiva—. Un error verbal puede costar más que un partido perdido. Y prueba de ello es cómo patrocinadores o directivos de torneos valoran cada acción en función de la imagen general del torneo y del país sede.
La cercanía emocional como nueva forma de poder blando deportivo
La actitud de Coco Gauff también se puede interpretar desde otra clave: la diplomacia cultural informal. Su forma de conectar tan intensamente con los seguidores chinos fortalece la relación entre el deporte estadounidense y la audiencia asiática, abriendo puertas para futuras oportunidades de cooperación, giras y visibilidad.
Este fenómeno va más allá del marketing o la idolatría del fan. Es un nuevo tipo de soft power que los deportistas más jóvenes están sabiendo aprovechar con frescura y autenticidad. En lugar de limitarse a hacer declaraciones protocolares, construyen puentes emocionales reales con sus comunidades. Esto eleva su impacto mucho más allá de una victoria o una estadística: los convierte en símbolos culturales trasnacionales.
Presión, juventud y aprendizaje continuo
Ambos casos —el de Coco Gauff y Lorenzo Musetti— ilustran las diferentes formas en que las nuevas generaciones navegan una carrera en el deporte de élite. La presión emocional es parte del paquete, y las redes sociales agudizan tanto los elogios como las condenas. Es responsabilidad de los entrenadores, instituciones y círculos cercanos crear espacios seguros para que los tenistas aprendan a gestionar no solo su juego, sino también su expresión pública.
También es importante que los aficionados entiendan que los atletas están en un proceso de crecimiento humano. La reflexión posterior y la capacidad de disculparse sinceramente también deben tener un valor. Si exigimos ejemplaridad, también hay que dejar espacio para el error y la redención.
Una cancha que también es un espejo de la cultura global
El China Open 2025 ha sido, además de un escenario competitivo de primer nivel, un espejo de la complejidad actual del deporte globalizado. En un mismo torneo, hemos visto cómo el afecto colectivo puede convertir a una jugadora en heroína simbólica, y como una frase fuera de lugar puede cuestionar una carrera prometedora.
La cancha ya no es solo asfalto o césped: es también escenario cultural, diplomático y social. Lo entiendas o no, todo contacto con el público puede terminar siendo una jugada clave. Y en eso, el tenis sigue siendo uno de los deportes más humanos del mundo.