Irán frente al 'snapback': ¿al borde de romper con el Tratado de No Proliferación Nuclear?
Las sanciones reactivadas por la ONU y el resurgir geopolítico agitan a Teherán entre la diplomacia y el desafío nuclear
Desde la reimposición de sanciones por parte de las Naciones Unidas a Irán mediante el mecanismo 'snapback', la tensión diplomática y económica en la República Islámica se ha disparado. En medio de una coyuntura económica crítica y creciente presión geopolítica, altos cargos iraníes empiezan a plantear públicamente la opción de abandonar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), elevando la tensión con Occidente a niveles potencialmente peligrosos.
¿Qué es el 'snapback' y por qué vuelve a activarse contra Irán?
El mecanismo 'snapback' fue diseñado como una cláusula de seguridad en el acuerdo nuclear de 2015 (formalmente conocido como Plan de Acción Integral Conjunto o JCPOA) firmado entre Irán y el grupo conocido como P5+1 (China, Francia, Rusia, Reino Unido, Estados Unidos y Alemania). Este mecanismo permite restablecer automáticamente todas las sanciones previas de la ONU en caso de que Irán incumpla sus compromisos nucleares.
En septiembre de 2025, Francia, Alemania y el Reino Unido reactivaron el 'snapback' ante la negativa de Teherán a restaurar el acceso de los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) a sus instalaciones nucleares, así como por el aumento del enriquecimiento de uranio por encima de los niveles permitidos.
Irán enriqueciendo uranio cerca del nivel armamentístico
Según los últimos reportes del OIEA, Irán ha acumulado una reserva considerable de uranio enriquecido hasta un 60% de pureza, un nivel técnico muy próximo al 90% requerido para uso militar. Esta reserva, de continuar creciendo, otorga a Teherán la capacidad técnica de construir varias armas nucleares en un corto período de tiempo si opta por hacerlo, aunque sus líderes insisten en que su programa tiene fines pacíficos.
Pero expertos como Kelsey Davenport, directora de política de no proliferación de la Arms Control Association de Washington, advierten: "Irán ya posee el conocimiento técnico y los materiales suficientes. Asumir que esperará sentada mientras se le presiona con sanciones es una apuesta peligrosa".
La amenaza del Parlamento Iraní: ¿fuera del TNP?
Ante la nueva oleada de sanciones, el diputado Ismail Kowsari declaró al Club de Jóvenes Periodistas que el Parlamento iraní podría debatir la salida del país del Tratado de No Proliferación Nuclear. Esta acción marcaría una grave ruptura con las normas internacionales que han regido la política de no proliferación desde 1968.
El presidente del Parlamento, Mohammad Bagher Qalibaf, fue directo: "Cualquier país que actúe basándose en estas resoluciones ilegales enfrentará una represalia seria por parte de Irán". Un mensaje que claramente apunta a los países europeos, pero también recuerda a otros actores globales que una escalada es posible.
¿Cuál es el estado actual de la economía iraní?
Las sanciones han causado estragos en la economía iraní. Según datos recientes del Fondo Monetario Internacional, el PIB de Irán se ha contraído un 6% desde 2018. Además, la moneda nacional, el rial, se encuentra en mínimos históricos, con una inflación que supera el 50% anual. Productos básicos como carne, arroz y leche se han vuelto prohibitivos para muchas familias iraníes.
Este declive económico ha generado un descontento creciente entre la población, provocando oleadas de protestas en varias ciudades principales del país. Un nuevo endurecimiento de las sanciones podría avivar aún más esas tensiones sociales.
Israel y Estados Unidos en la ecuación
Irán alega que el desencadenante de su restricción hacia los inspectores del OIEA fue producto directo del conflicto armado con Israel en junio, donde enclaves estratégicos iraníes fueron bombardeados por fuerzas israelíes y, supuestamente, estadounidenses. Ahora, existen reportes satelitales que indican una posible reconstrucción de esos sitios nucleares destruidos.
Desde Washington, el secretario de Estado Marco Rubio catalogó la acción del 'snapback' como "una demostración de liderazgo global decisivo", aunque matizó que "la diplomacia sigue siendo una opción viable, pero Irán debe aceptar conversaciones directas".
¿Resucitar el acuerdo nuclear de 2015?
Mientras Teherán exige el fin total de las sanciones y garantías de no retirada unilateral —como hizo EE. UU. en la era Trump—, Europa y Estados Unidos solicitan acceso completo a las inspecciones y la reducción de las reservas de uranio enriquecido. El impasse parece cada vez más insalvable, especialmente cuando Irán condiciona cualquier progreso a la retirada real del 'snapback'.
Según analistas diplomáticos, el futuro del JCPOA depende de la voluntad de ambas partes de volver a la mesa sin condiciones previas. Pero el reloj geopolítico avanza y con cada paso, el umbral hacia un conflicto mayor parece más cercano.
La posición del OIEA y el peligro del “punto ciego”
Internamente, el OIEA ya ha advertido de que la falta de acceso puede conducir a malentendidos que deriven en una acción militar.
"Cuanto menos se sepa, más riesgo hay de que se generen errores de cálculo irreparables", dijo su director general, Rafael Grossi, en una sesión reciente del Consejo de Seguridad de la ONU. En ese mismo foro, argumentó la urgencia de restablecer los protocolos de verificación y monitoreo cuanto antes.
Una lección de historia: Corea del Norte y el precedente peligroso
El caso de Irán recuerda inevitablemente al de Corea del Norte. El país asiático abandonó el TNP en 2003 y realizó su primer ensayo nuclear tres años después. Desde entonces, ha acumulado más de una decena de pruebas nucleares, convirtiéndose en una amenaza permanente para el noreste de Asia.
Por ello, expertos internacionales alertan que permitir una retirada de Irán del TNP sin contramedidas políticas claras podría abrir la puerta a una nueva era de proliferación nuclear en Medio Oriente, región ya de por sí volátil.
¿Cómo debería actuar la comunidad internacional?
Ante este panorama, la diplomacia debe mantenerse activa. Como dijo Dickon Mitchell, primer ministro de Granada en su intervención en la ONU: "El diálogo no es debilidad. Es, de hecho, la forma más alta de coraje". Este llamado a la moderación y la estrategia de compromiso cobra más sentido que nunca en un escenario donde la confrontación militar no es irreal.
De mantenerse el curso actual, Irán podría alterar de forma irreversible el equilibrio estratégico del Golfo Pérsico e incluso afectar los equilibrios globales nucleares. Las próximas semanas serán determinantes. Lo que ocurra entre Teherán, Washington y Bruselas será un termómetro de si la no proliferación tiene aún salvavidas, o si estamos presenciando el preludio de una nueva crisis atómica.