Choque político en Washington: ¿Al borde de otro cierre del gobierno?
Republicanos y demócratas se enfrentan en una tensa batalla por el presupuesto mientras millones de estadounidenses podrían quedar sin servicios esenciales.
Una vez más, Washington pende de un hilo
La capital estadounidense se encuentra en un cruce crítico mientras se aproxima una posible parálisis del gobierno federal. Con el reloj avanzando hacia la medianoche del martes, el Senado enfrenta una batalla partidista sobre el financiamiento gubernamental, principalmente por desacuerdos que van desde reformas de salud hasta estrategias políticas preelectorales. ¿Quién está dispuesto a ceder? ¿Y quién preferiría ver al gobierno cerrar temporalmente antes de rendirse?
La eterna danza del cierre federal
Los estadounidenses están dolorosamente acostumbrados a la amenaza de un shutdown, un fenómeno que se ha convertido en una herramienta política recurrente desde la década de 1980. El más largo de la historia ocurrió entre diciembre de 2018 y enero de 2019, cuando el Congreso y la Casa Blanca, entonces ambas bajo control republicano, no lograron ponerse de acuerdo sobre fondos para un muro fronterizo. El cierre duró 35 días, afectó a más de 800.000 empleados públicos y costó al menos $11 mil millones según la Oficina de Presupuesto del Congreso.
El juego de la culpa: Trump, Schumer y Jeffries
El líder republicano del Senado, John Thune, ha dejado claro que el partido no piensa ceder a las presiones demócratas sin antes aprobar una extensión corta del presupuesto. "Hay una propuesta sobre la mesa que podemos aprobar hoy mismo", declaró en NBC. "Si el gobierno cierra, será responsabilidad exclusiva de los demócratas".
Por su parte, el senador demócrata Chuck Schumer sostiene que los republicanos intentan imponer un acuerdo sin negociar temas fundamentales como la salud. "Los estadounidenses necesitan ayuda con el seguro médico", insistió. "Una extensión temporal no es suficiente".
El representante demócrata Hakeem Jeffries se sumó a la preocupación, argumentando que los republicanos buscan permitir que expiren los créditos fiscales del Affordable Care Act (conocido popularmente como Obamacare), los cuales benefician a millones de ciudadanos desde la pandemia. "Estamos dispuestos a negociar, pero no bajo amenazas ni plazos impuestos unilaterales".
¿Un cierre con consecuencias políticas o estratégicas?
El contexto electoral de 2024 añade más dinamismo y tensión a este enfrentamiento. Donald Trump, expresidente y figura central del Partido Republicano, planea reunirse esta semana con los cuatro líderes del Congreso en la Casa Blanca. Desde su reaparición política activa, Trump ha optado por promover a seguidores fieles y mantener una postura confrontacional frente a los demócratas.
En una reunión con altos mandos militares en Quantico —a la que inicialmente ni siquiera sabía que asistiría—, el exmandatario ha dejado claras sus intenciones de utilizar todos los recursos a su alcance dentro —y fuera— del aparato estatal para avanzar su agenda.
La salud: el campo de batalla inesperado
El mayor punto muerto recae en los créditos fiscales del Affordable Care Act, cuya expiración significaría un aumento inmediato en los costos de seguros médicos para millones de familias. Como señala el senador Schumer, "queremos una negociación seria que considere las necesidades reales de la gente, no una negociación de fachada".
No todos los republicanos están en desacuerdo con mantener los subsidios, pero exigen reformas al programa al que califican de "ineficiente y plagado de abusos". En palabras de Thune: "Se destinan pagos directamente a compañías de seguros, muchas personas ni siquiera saben que cuentan con cobertura".
Recortes y despidos masivos: ¿fantasma o realidad?
La Casa Blanca bajo Trump ha advertido que un cierre podría llevar a despidos masivos en el gobierno federal. Según informes, ya se han elaborado planes de contingencia para reducir personal en múltiples agencias. Esto podría afectar desde servicios postales hasta programas de ayuda alimentaria.
Además, sectores esenciales como el control aéreo, la seguridad fronteriza y los hospitales de veteranos sufrirían interrupciones si la parálisis gubernamental se extiende.
Trump y el uso del poder federal contra sus oponentes
El expresidente también ha levantado alarmas respecto al uso político de las Fuerzas Armadas. Ha desplegado la Guardia Nacional en ciudades como Washington D.C., Memphis y Los Ángeles, citando la necesidad de combatir el crimen o la amenaza de "terrorismo doméstico". En ocasiones, estos despliegues se han dado pese al rechazo de las autoridades estatales y locales.
En este entorno, una reunión de emergencia con cientos de generales y almirantes podría leerse como un peligroso intento de militarizar agendas políticas.
¿Qué viene después?
La votación clave en el Senado se espera antes del martes a la medianoche. Con sólo 53 senadores republicanos y la necesidad de 60 votos para superar un posible filibusterismo, los republicanos necesitarán convencer al menos a ocho senadores demócratas. Pero todo indica que el liderazgo demócrata no cederá sin una negociación verdadera y garantías en temas deseados como el mantenimiento de subsidios médicos.
"Podemos debatir políticas partidistas, está bien", dijo Mike Johnson, portavoz republicano de la Cámara. "Pero no se puede tomar como rehén a los ciudadanos por esas diferencias".
Y eso es precisamente el dilema moral y político detrás de cada cierre de gobierno: ¿dónde termina la estrategia política y comienza el daño a los más vulnerables?
El juego está en marcha
Washington, una vez más, se enfrenta a sí misma. En los pasillos del Capitolio, las cámaras de televisión están listas y los discursos afilados. Pero afuera, en el resto del país, millones observan con preocupación, sabiendo que cada voto afecta su realidad diaria. El sistema de salud, sus empleos gubernamentales o simplemente el derecho a ser atendido por una agencia pública están en juego.
¿Quién gana cuando el gobierno se apaga? Nadie. Pero aún está por verse quién será culpado cuando las luces se apaguen.