Eje Beijing-Pyongyang: ¿una nueva alianza contra el poder de Occidente?

El renovado acercamiento entre China y Corea del Norte podría estar dibujando una alianza estratégica con ecos de la Guerra Fría

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Una reunión que va más allá de la diplomacia

La reciente reunión entre los ministros de Asuntos Exteriores de Corea del Norte y China, celebrada en Beijing, ha encendido las alarmas en el panorama geopolítico internacional. Más allá de la habitual retórica de cooperación bilateral, los mensajes compartidos por ambas partes reflejan un giro estratégico: la resistencia conjunta al hegemonismo y al unilateralismo, conceptos que aunque vagos, apuntan claramente a un objetivo común: la oposición al poder e influencia de Estados Unidos.

Este encuentro se dio tan solo semanas después de una cumbre histórica entre Kim Jong Un y Xi Jinping, en la cual también participó Vladimir Putin, consolidando una imagen pública de unidad entre tres naciones que tradicionalmente han sido reticentes a la influencia occidental. El simbolismo de esta reunión y la participación conjunta en un desfile militar en Beijing no pasaron desapercibidos para el resto del mundo.

¿Qué dice la historia?

El vínculo entre China y Corea del Norte no es nuevo. Durante la Guerra de Corea (1950-1953), China intervino militarmente para evitar el colapso del régimen norcoreano ante las fuerzas respaldadas por Estados Unidos y la ONU. Esta alianza, cimentada en la sangre de más de 180,000 soldados chinos caídos, luego se expresó en décadas de cooperación política y económica, aunque no sin tensiones.

En los últimos años, tras varios ensayos nucleares norcoreanos y sanciones internacionales, las relaciones parecían haberse enfriado. Sin embargo, la actual coyuntura internacional, caracterizada por la guerra en Ucrania y la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China en campos como el comercio, la tecnología y la geopolítica del Indo-Pacífico, parece haber reactivado viejas alianzas.

Kim, Xi y Putin en el mismo escenario

El hecho de que Kim Jong Un participara por primera vez en un evento multilateral como el desfile militar en Beijing marca un hito en su política exterior. Durante sus 14 años en el poder, Kim ha cultivado una imagen de aislamiento selectivo, centrado en el desarrollo armamentístico del país y la supervivencia del régimen.

La reunión conjunta con Xi Jinping y Vladimir Putin simboliza, en muchos sentidos, una apuesta geopolítica. Una suerte de nuevo triángulo estratégico oriental se posiciona como contrapunto a la OTAN, el G7 y las alianzas de seguridad lideradas por Washington, como AUKUS o el Quad, que China ve como amenazas directas a su esfera de influencia.

¿Qué busca Corea del Norte?

Desde el estancamiento de las negociaciones con Estados Unidos en 2019, y con una economía duramente golpeada por las sanciones y la pandemia, Corea del Norte ha intensificado sus contactos con Rusia y, ahora, revitaliza su enlace con Beijing. Expertos como Leif-Eric Easley, profesor de estudios internacionales en la Universidad Ewha de Corea del Sur, sugieren que Pyongyang busca diversificar sus apoyos internacionales y preparar el terreno para una eventual transición postguerra en Ucrania.

Desde 2022, Corea del Norte ha sido acusada de suministrar armamento a Rusia, incluyendo municiones y proyectiles de artillería utilizados en el frente ucraniano, a cambio de tecnología militar y apoyo diplomático. Con China, la principal motivación parece ser distinta: seguridad económica y aval moral en los foros internacionales.

Beijing: ¿respaldo total o pragmatismo estratégico?

China, por su parte, parece jugar una carta cuidadosamente calculada. Si bien Xinhua y la KCNA (agencia oficial norcoreana) han declarado su oposición al "hegemonismo" y al "unilateralismo", Beijing no ha hecho movimientos claros para involucrarse abiertamente en una alianza militar o política antiestadounidense.

De hecho, observadores señalan que el gobierno chino intenta balancear su estrategia diplomática. Mientras afianza lazos con sus vecinos autoritarios, también mantiene abiertos canales diplomáticos y económicos con Washington y Bruselas. La economía china, aún en proceso de recuperación post-COVID, depende en gran medida de las exportaciones a Occidente.

Una alianza en construcción

Aunque hablar de una "nueva Guerra Fría" puede parecer alarmista, hay indicios de un reordenamiento multipolar en el tablero internacional. La reunión entre Wang Yi y Choe Son Hui no sólo abordó relaciones bilaterales, sino también la cooperación multilateral en foros internacionales, dejando claro que ambos países buscan actuar de manera más coordinada en áreas como la ONU o el Grupo de Países No Alineados.

La coincidencia en los discursos —incluso en su sintaxis política— hace pensar que hay un trabajo conjunto en los bastidores. Frases como "resistir el poder unilateral" o "promover un orden internacional justo" son recurrentes en los comunicados de prensa, y recuerdan el léxico utilizado durante la Guerra Fría.

¿Y Estados Unidos?

La respuesta de Washington ha sido, hasta el momento, cautelosa. La administración Biden ha reafirmado su compromiso con la desnuclearización de la península coreana, pero también ha fortalecido sus alianzas con Corea del Sur y Japón, además de consolidar pactos estratégicos con India y Australia.

En un contexto en el cual China y Corea del Norte se manifiestan abiertamente contra la hegemonía estadounidense, Washington tendrá que definir si opta por una estrategia de contención o por una de seducción diplomática. De acuerdo a Scott Snyder, del Council on Foreign Relations, "la clave no será desacreditar esta alianza sino ofrecer incentivos reales de disuasión".

¿Qué esperar en los próximos meses?

Todos los ojos están puestos ahora en el 80º aniversario del Partido de los Trabajadores de Corea, a celebrarse en octubre. Se espera un nuevo desfile militar y se especula sobre la posible presentación de armamento estratégico, además de la asistencia de una delegación china de alto nivel como muestra de respaldo político.

Muchos expertos coinciden en que este evento podría marcar el lanzamiento formal de una nueva etapa en las relaciones de poder en Asia Oriental. El espectro de una alianza tripartita entre China, Corea del Norte y Rusia no puede descartarse, aunque su cohesión dependerá de factores diversos: desde el desenlace del conflicto ucraniano hasta los resultados de las elecciones presidenciales en Estados Unidos de 2028.

Reflexión final: ¿vivimos un renacimiento de las estrategias de bloque?

Si algo ha demostrado la historia contemporánea, es que las alianzas circunstanciales, aunque poderosas, pueden ser frágiles. La relación entre Pekín y Pyongyang es asimétrica, basada tanto en intereses como en una historia compartida, pero no exenta de tensiones.

La posibilidad de que China utilice su influencia sobre Corea del Norte como una carta de negociación con Occidente está siempre latente. Mientras tanto, Corea del Norte seguirá jugando su rol como actor impredecible, utilizando su arsenal nuclear como moneda de poder en una región que no termina de estabilizarse.

Lo que está claro es que el tablero internacional se está reconfigurando. Lo que los analistas observan hoy como una estrategia de resistencia podría convertirse en una plataforma de confrontación o... de oportunidades. El futuro dirá cuál será la verdadera naturaleza del nuevo eje Beijing-Pyongyang.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press