El Kārearea Reina: Una Elección de Aves Tan Alocada Como Importante en Nueva Zelanda
El halcón Kārearea conquista el corazón del país con velocidad letal e imparable carisma en una 'campaña electoral' sin precedentes
Una contienda de alto vuelo en la tierra de los pájaros
Cada año, Nueva Zelanda celebra una de las elecciones más queridas, extravagantes y reveladoras del país: la elección del Ave del Año. Lo que comenzó como un simple sondeo por correo electrónico en 2005, se ha transformado en un fenómeno cultural nacional que mezcla conservación con puro entretenimiento. En 2025, el ganador fue el enigmático y veloz Kārearea, el halcón nativo conocido por sus vuelos rasantes a más de 200 km/h y su mirada casi mitológica. Pero detrás de los memes, disfraces de aves y verdaderos duelos electorales en redes sociales, se oculta un mensaje serio: el 80% de las especies de aves nativas están amenazadas en distinta medida. Esta campaña, organizada por Forest & Bird, sirve como escaparate de la riqueza ornitológica neozelandesa… y de su fragilidad.¿Qué hace tan especial al Kārearea?
Con entre 5.000 y 8.000 individuos estimados en estado silvestre, el Kārearea (Falco novaeseelandiae) es una especie tan misteriosa como imponente. Se le encuentra principalmente en la Isla Sur de Nueva Zelanda. A diferencia de otros halcones introducidos, es endémico del país, reverenciado por la cultura maorí y especializado en cazar aves más pequeñas gracias a su increíble agilidad en el aire. Phil Bradfield, fiduciario del Kārearea Falcon Trust, lo describe como “rápido, sigiloso y muy especial”. Y vaya que lo es: puede cazar atrapando aves en pleno vuelo con maniobras similares a las de un caza militar.Una democracia alada con sabor a memes
Esta no es una elección tradicional. Se seleccionan "gerentes de campaña" humanos para representar a las 73 especies en competencia. Estos se encargan de movilizar a los votantes con memes, videos musicales, afiches satíricos e incluso TikToks bailando en disfraces de aves.Nicola Toki, directora ejecutiva de Forest & Bird, lo resume así: “Bird of the Year ha crecido de un pequeño sondeo digital a un momento cultural encarnizado.” Lo dice en serio: en anteriores ediciones ha habido intervenciones extranjeras, fraude electoral, y hasta un episodio donde una murciélago ganó, desatando una tormenta nacional de indignación (2021).
Votar por la biodiversidad
Aunque el tono es festivo, el alma del evento es profundamente ecológica. En palabras de Toki: “Nueva Zelanda no es tierra de leones, tigres y osos. Aquí dominan aves raras, maravillosas y en peligro”. Y es que de las aproximadamente 200 especies de aves nativas, muchas han sido diezmadas por plagas introducidas como gatos, comadrejas y ratas, así como por la pérdida masiva de hábitats forestales. Este año, la votación atrajo más de 75.000 votos verificados, cifra que solamente ha sido superada cuando John Oliver (sí, ese John Oliver) hizo campaña por el pūteketeke en 2023, y lo llevó al trono con 290.000 votos. Esta vez, el Kārearea venció con mérito propio tras conseguir más de 14.500 votos, una especie de redención electoral sin escándalos.Campañas de aves marginadas
No todas las campañas luchan por ganar. Algunas abrazan con orgullo el papel de “underdog” (o más bien, “underbird”). Marc Daalder, periodista político y tres veces gerente de campaña aviar, hizo campaña en 2025 por el tākapu (alcatraz australiano). Logró 962 votos. “Es más satisfactorio hacer campaña por un ave impopular. Cada voto fue sudor y esfuerzo”, afirmó. Este año marcó un récord al contar con campaña para las 73 especies participantes, desde la extravagante kea hasta la adorable pero poco conocida piopio, extinta pero recordada.Más allá de la urna: conservación… o resignación
Además de entretenimiento, el evento ancla fuertes preocupaciones ecológicas. Toki teme que el país se rinda ante las dificultades crecientes de conservación: “Los gobiernos sucesivos han recortado la inversión en conservación. Pero esta es la base de la prosperidad neozelandesa, anclada en el ecoturismo”. El gobierno invierte cada vez menos en los programas de control de depredadores o restauración de hábitats nativos. Mientras tanto, especies como el kākāpō, whio o kākā necesitan más que visibilidad: necesitan recursos.Una nación de ornitólogos emocionales
¿Por qué este evento levanta tantas pasiones? Porque en Nueva Zelanda, las aves son parte del alma nacional. El gentilicio no oficial es “kiwi”. Las escuelas enseñan canciones sobre el tūī. Los paraguas llevan estampados del pīwakawaka. Y los turistas llegan persiguiendo la posibilidad de avistar en libertad al hihi o moho. Como dijo la escritora neozelandesa Kate De Goldi: “En este país, las aves son nuestros tigres, nuestros lobos, nuestras águilas.”Un futuro incierto para el paraíso de las aves
Forest & Bird continuará usando este certamen como una ventana de concienciación para lidiar con amenazas como:- El cambio climático: que altera hábitats de especies alpinas.
- Urbanización descontrolada: que arrasa áreas de anidación.
- Predadores invasores: responsables del 80% de las extinciones de aves en el país.
¿Quién será el siguiente ave del año?
Hoy el Kārearea vuela alto como símbolo de la naturaleza feroz y única de Nueva Zelanda. Nadie sabe qué ave ganará el próximo año. Quizás el weka, ese rebelde sin vergüenza que roba llaves a los turistas. O el ruru, cuyas llamadas nocturnas suenan como una pregunta existencial.Lo que sí es seguro es que mientras haya aves cantando en los bosques del sur del mundo, los neozelandeses seguirán votando por ellas, disfrazándose de ellas, y sí, incluso lanzando campañas meme contra otras especies. Porque esa es quizás la forma más hermosa de luchar por la naturaleza: con un poco de humor, y mucho, mucho amor aviar.
Este artículo fue redactado con información de Associated Press