Gen Z en pie de lucha: las protestas en Marruecos que sacuden el estatus quo
Miles de jóvenes marroquíes exigen reformas sociales mientras el gobierno prioriza megaeventos deportivos
Una nueva ola de protestas lleva sacudiendo Marruecos desde finales de septiembre, encabezada por una generación joven que ha dicho basta. Conocida como Gen Z 212, esta revuelta social pone en tela de juicio las prioridades del gobierno del primer ministro Aziz Akhannouch, en especial la millonaria inversión en infraestructura deportiva con miras al Mundial 2030, en contraste con el deteriorado sistema de salud pública y educación.
Un grito que retumba desde las calles
En al menos 11 ciudades marroquíes, incluyendo Rabat, Casablanca, Marrakech y Agadir, miles de personas se manifestaron el pasado fin de semana. Las protestas, protagonizadas principalmente por jóvenes entre 18 y 30 años, se articularon en torno a las redes sociales —TikTok, Discord, Instagram— y fueron organizadas por colectivos como Morocco Youth Voices y Gen Z 212.
“Hay estadios, pero ¿dónde están los hospitales?”, era uno de los lemas más coreados en las calles. Con esta consigna, la protesta señalaba directamente las inversiones multimillonarias en estadios para el Mundial, mientras los hospitales sufren carencias estructurales graves.
Prioridad: el Mundial antes que la salud
Desde que Marruecos fue designado como uno de los anfitriones del Mundial de Fútbol 2030, el gobierno ha priorizado la construcción de al menos tres nuevos estadios y la renovación de otros seis. Simultáneamente, Marruecos también organizará la Copa Africana de Naciones en 2025.
Según el gobierno, estas obras forman parte de un plan para modernizar la infraestructura nacional y posicionar al país como polo turístico y deportivo. Sin embargo, para Gen Z y buena parte de la sociedad civil, esta estrategia gubernamental resulta ofensiva en un contexto donde, por ejemplo:
- Según datos de la OMS de 2023, Marruecos tiene solo 7.7 profesionales de la salud por cada 10,000 habitantes, y en regiones como Agadir, la cifra desciende a 4.4 —muy lejos de los 25 recomendados por la OMS.
- Ocho partos terminaron en muerte materna en un solo hospital público de Agadir este año.
- Hay comunidades rurales sin centros médicos equipados a una distancia razonable.
“Queremos hospitales antes que estadios”, decía un cartel sostenido por una joven estudiante en Rabat. El sentimiento es claro: las prioridades del pueblo no se alinean con las del gobierno.
El despertar de una generación digital y crítica
Esta es tal vez la principal novedad de las protestas recientes: el liderazgo horizontal, descentralizado y digital de la generación nacida entre 1995 y 2010. Los jóvenes de Gen Z no están alineados con partidos ni sindicatos; se organizan en redes, codifican su lenguaje y movilizan con narrativas visuales potentes.
Inspirados por movimientos similares como el de los jóvenes en Nepal o los chalecos amarillos en Francia, los manifestantes marroquíes están estableciendo un nuevo paradigma de contestación social. No hay líderes claros, pero sí una potente identidad colectiva basada en la saturación digital y el hartazgo social.
“Nosotros no queremos solo salud y educación. Queremos reformas sistémicas”, dijo Youssef, de 27 años, ingeniero y manifestante en Casablanca. “Precios bajos, mejores sueldos, trabajos dignos, libertad. Eso es vivir”.
Represión a la vista
Como respuesta, las fuerzas de seguridad no han tardado en actuar. Según la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), docenas de personas fueron detenidas —algunas reportan haber sido golpeadas— durante las manifestaciones del domingo. Mientras algunas fueron liberadas la misma noche, otras siguen en prisión.
“Estas detenciones son una muestra más del silenciamiento sistemático a las voces críticas”, denunció la AMDH en un comunicado. Las manifestaciones no estaban autorizadas, pero eso no impide que los organizadores puedan ser juzgados por alteración del orden público.
Gobierno en modo daño controlado
El primer ministro Aziz Akhannouch trató de amortiguar el impacto político despidiendo al director del hospital de Agadir, así como a otros funcionarios regionales. En un intento de defensa, declaró:
“Estamos reformando el sector salud, hay hospitales en construcción en todas las regiones. Agadir tiene problemas históricos desde 1962 y estamos trabajando en resolverlos”.
No obstante, estas palabras parecen insuficientes frente a una juventud que exige más que efectos mediáticos: exige resultados, acción, coherencia.
¿Cambio o simple catarsis?
El movimiento Gen Z 212 ha despertado comparaciones con las manifestaciones del Movimiento 20 de febrero de 2011, durante la Primavera Árabe. Aunque aquellas revueltas llevaron a reformas constitucionales, muchos activistas consideran que los cambios fueron cosméticos y que el descontento estructural persiste.
Hoy, la diferencia es que las redes sociales han amplificado el alcance y resonancia de estas voces jóvenes. Las etiquetas como #NoHayHospitales o #QueremosVivir han sido tendencias en Twitter y TikTok durante días.
Lecciones de un país en ebullición
Este episodio revela una tensión evidente entre el modelo de desarrollo impulsado desde arriba por la élite gubernamental y económica, y el deseo de dignidad social y económica de las mayorías. Marruecos, como muchos países del Sur Global, enfrenta el dilema de cómo equilibrar inversión internacional, imagen exterior, y bienestar interno.
Los jóvenes marroquíes no rechazan el progreso ni el desarrollo. Lo que rechazan es el desarrollo mal distribuido, las promesas incumplidas, y el olvido sistemático de las clases populares.
¿Y ahora qué?
Los movimientos liderados por Gen Z suelen caracterizarse por su efervescencia rápida y su falta de estructuras duraderas. El reto será mantener la organización, evitar la cooptación por partidos políticos tradicionales y evadir la represión sin renunciar a la acción.
Como dijo la cantante Elyanna durante el Global Citizen Festival, refiriéndose a la lucha de tantos pueblos: “Tantas personas en el mundo están sufriendo y no tienen sus necesidades básicas. Por eso estamos aquí”. Cambiando el escenario de Nueva York por las calles de Rabat, la frase resuena con la misma fuerza.
La movilización juvenil en Marruecos encapsula una verdad global: el futuro ya no puede aplazarse. Esta nueva generación no solo quiere luz para estudiar; quiere convertirse en la luz que ilumine a su país entero.