Los drones vuelan sobre Dinamarca: ¿Quién está detrás de esta nueva amenaza en el norte de Europa?
Aumentan los vuelos no autorizados de drones sobre instalaciones militares y aeropuertos daneses. ¿Espionaje, intimidación o algo más? La respuesta podría tener implicaciones geopolíticas mayores.
Una amenaza no identificada sobre los cielos de Dinamarca
Dinamarca, uno de los países más estables y seguros del norte de Europa, se ha visto sacudida por una serie de misteriosas incursiones de drones sobre instalaciones militares y aeropuertos civiles. Lo que comenzó como un par de observaciones aisladas se ha convertido rápidamente en una preocupación nacional que ha provocado una respuesta enérgica por parte del gobierno, así como una alerta de la OTAN y el cierre temporal del espacio aéreo para vuelos civiles de drones.
¿Qué está ocurriendo?
Desde mediados de septiembre de 2025, se han reportado docenas de avistamientos de drones sobre varios puntos estratégicos de Dinamarca, incluidas cinco terminales aéreas y al menos varias instalaciones militares no especificadas. El Ministerio de Defensa Danés confirmó que se desplegaron "múltiples capacidades" para monitorear y contrarrestar esta actividad.
No ofrecieron detalles específicos sobre el alcance de estas capacidades, el número de drones involucrados ni los lugares exactos donde fueron observados. Sin embargo, lo que sí está claro es que estas incursiones no son accidentales, según funcionarios del gobierno. El Ministro de Justicia danés, Peter Hummelgaard, señaló el 25 de septiembre que estos vuelos de drones buscan "sembrar miedo y división" dentro de la sociedad danesa.
Prohibiciones y nuevas medidas de seguridad
En respuesta al aumento de estas acciones, el Ministerio de Transporte comunicó la entrada en vigor de una prohibición total de vuelos civiles de drones desde el lunes hasta el viernes de la siguiente semana, con motivo de la Cumbre de la Unión Europea que se celebrará en Copenhague.
“No podemos aceptar que drones extranjeros creen incertidumbre y perturbaciones en la sociedad”, dijo el Ministro de Transporte Thomas Danielsen. Agregó que quienes violen la prohibición pueden enfrentarse a multas o incluso a penas de prisión de hasta dos años.
La prohibición, sin embargo, no aplica para vuelos militares, operaciones de emergencia, y drones en uso por autoridades policiales o de salud pública.
¿Rusia involucrada?
Aunque las autoridades danesas no han señalado culpables directamente, no han descartado públicamente la implicación de Rusia. La propia primera ministra de Dinamarca y el secretario general de la OTAN sugirieron que Moscú podría estar detrás de estas actividades no autorizadas, especialmente en un contexto geopolítico donde la tensión con Rusia ha ido en aumento tras la invasión de Ucrania.
La embajada de Rusia en Dinamarca negó rotundamente tales acusaciones, calificándolas de "infundadas" y parte de una campaña de desinformación.
La operación Baltic Sentry y la respuesta militar de la OTAN
La OTAN no tardó en reaccionar. Durante una reunión celebrada en Riga, Letonia, el vocero del Comando Aliado Supremo en Europa, Coronel Martin O’Donnell, anunció la implementación de un nuevo programa de vigilancia en múltiples dominios conocido como Baltic Sentry. Esta operación incluye una intensificación de la vigilancia en la región del mar Báltico utilizando capacidades terrestres, marítimas y aéreas.
Entre las medidas adoptadas destaca el préstamo por parte de Suecia de una capacidad de defensa militar anti-drones a Dinamarca. Además, Alemania confirmó que proporcionará apoyo militar con sistemas de detección y neutralización de drones (C-UAS), que utilizan tecnologías de radar, ópticas y acústicas.
Estas acciones indican no sólo una respuesta nacional, sino una coordinación regional y militar sin precedentes para hacer frente a una amenaza creciente y todavía no identificada.
Los drones como herramientas de guerra no declarada
El uso de drones en conflictos híbridos no es nuevo. En los últimos años, estos dispositivos han sido empleados para operaciones de reconocimiento, ciberataques, sabotajes y provocaciones. La diferencia está en que su bajo coste, difícil trazabilidad y facilidad de uso los convierten en herramientas perfectas para ataques "plausiblemente negables"—dejando a los gobiernos sin pruebas directas que señalen a un agresor específico.
“En guerras grises, los drones se convierten en los fantasmas de la era moderna”, comentó un analista de defensa en el diario Politiken. “Y el desafío para países como Dinamarca es que estos actos no cruzan necesariamente el umbral de una acción militar tradicional, pero sí alteran significativamente la seguridad nacional”.
El componente psicológico de la amenaza
El Ministro de Justicia subrayó que uno de los objetivos de estos vuelos es "sembrar miedo y fractura social". En efecto, en una sociedad que se ha caracterizado por su cohesión y calma institucional, las operaciones con drones pueden tener un alto impacto psicológico.
Según datos del Ministerio del Interior, se han recibido más de 300 reportes ciudadanos de posibles drones desde la semana pasada, la mayoría de los cuales no pudieron ser confirmados. No obstante, el gobierno está animando a los ciudadanos a seguir reportando cualquier actividad sospechosa.
Este fenómeno, más allá de su dimensión militar, tiene un efecto desestabilizador: genera temor, provoca falsas alarmas y obliga al despliegue constante de recursos.
Cierre de filas de la Unión Europea
La próxima Cumbre de la UE en Copenhague será el primer gran evento internacional que se celebra tras estos incidentes, y se espera que la seguridad sea uno de los temas centrales, tanto a nivel operativo como político. El respaldo por parte de Suecia y Alemania también muestra cómo en la Europa del norte existe una creciente preocupación común por las amenazas híbridas.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha enfatizado en varias ocasiones que “la seguridad en Europa ya no es un hecho garantizado. Sin unidad, somos vulnerables”.
¿Qué sigue ahora en Dinamarca?
Las autoridades danesas ya han propuesto una nueva legislación que permitiría a propietarios de infraestructuras críticas—centrales eléctricas, aeropuertos y puertos—disparar contra drones no identificados si representan amenazas directas a la seguridad. Esto marcaría un viraje más agresivo en la política de seguridad aérea.
Además, el Ministerio de Defensa está elaborando una estrategia multianual para implementar sensores e inteligencia artificial en el monitoreo de drones en todo el país. Esta estrategia será presentada, según medios daneses, durante el primer trimestre de 2026.
Una guerra en la sombra
La situación en Dinamarca es un microcosmos de un escenario más amplio: el nuevo campo de batalla invisible de Europa. Sin disparar una bala, organizaciones o estados pueden alterar significativamente la seguridad nacional de un país. El dron, símbolo de innovación y avance, se transforma aquí en un instrumento de intimidación.
Ante ello, la respuesta no puede ser simplemente tecnológica. Requiere de nuevas legislaciones, coordinación multinacional, y quizás lo más importante, resiliencia social. Porque si el objetivo final es dividir e infundir miedo, la mayor derrota estaría en permitirlo.