Caos y promesas en Washington: ¿pueden los Commanders salvar su temporada?
Entre lesiones clave, una defensa inoperante y chispazos ofensivos, los Commanders de Dan Quinn enfrentan una realidad dura. ¿Es aún posible enderezar el rumbo?
Una derrota que duele más allá del marcador
La caída 34-27 ante los Atlanta Falcons no solo significó una derrota dolorosa para los Washington Commanders, sino que también dejó al descubierto los graves problemas estructurales que enfrenta el equipo. Aunque llegar a este partido sin su mariscal de campo titular, Jayden Daniels, y su mejor receptor, Terry McLaurin, ya suponía una desventaja, lo verdaderamente preocupante fue el rendimiento de la defensa comandada por Dan Quinn, excoordinador defensivo de los Dallas Cowboys.
Atlanta venía de ser apaleado 30-0 por los Panthers, uno de los peores equipos de la temporada. Sin embargo, frente a la franquicia capitalina, los Falcons se transformaron en una máquina ofensiva que produjo 435 yardas totales. El novato Michael Penix Jr. lanzó para 313 yardas y 2 touchdowns, mientras que Bijan Robinson y Drake London superaron las 100 yardas aéreas cada uno, convirtiéndose en la primera dupla de corredor y receptor en lograrlo desde 2018.
"Es fácil vencer una defensa desconectada"
Lo más llamativo fue la autocrítica de parte de los jugadores. El esquinero Mike Sainristil —autor de la primera intercepción del equipo en toda la temporada— lo resumió con brutal honestidad: “Es muy fácil vencer una defensa que no está concentrada ni se comunica bien.”
Los números respaldan la crítica. Luego de liderar la NFL en eficiencia defensiva en terceras oportunidades durante las primeras tres semanas, Washington permitió que los Falcons convirtieran el 50% (6 de 12) de esas jugadas. También cedieron 15 jugadas de más de 10 yardas, incluidos cuatro bombazos de más de 20.
Rayos de esperanza: el juego terrestre
Curiosamente, el área que parecía más debilitada —la ofensiva— mostró signos de vida gracias a un comité de corredores inesperado. Sin Daniels ni McLaurin, el ataque apostó por el juego terrestre y consiguió 147 yardas en 22 acarreos, promediando asombrosamente 6,7 yardas por intento. Destacó Chris Rodriguez, quien logró una escapada de 48 yardas y sumó 59 en total. Junto a él, el novato Jacory “Bill” Croskey-Merritt añadió 47 por tierra, y el mariscal suplente Marcus Mariota aportó otras 20.
Es una dinámica que invita al optimismo. A pesar de las bajas sensibles, se consiguió una ofensiva versátil y prometedora. Pero sin una defensa que colabore, de poco sirve correr bien el balón.
Los altibajos de la plantilla
- En alza: Luke McCaffrey, hermano menor de Christian McCaffrey, acumuló 199 yardas en devoluciones de kickoff —el total más alto en un solo juego en la NFL este año—, y también consiguió un touchdown por segunda semana consecutiva.
- En baja: Marshon Lattimore. El veterano esquinero continúa regalando grandes ganancias al rival, y su rendimiento está lejos del nivel Pro Bowl que alguna vez mostró.
Una enfermería llena
El cuerpo médico tiene trabajo por delante. A las bajas conocidas de Daniels (rodilla) y McLaurin (cuádriceps), se sumaron Javontae Jean-Baptiste (pectoral), Noah Brown (ingle y rodilla), John Bates (ingle) y Percy Butler (cadera). Además, piezas clave como Austin Ekeler, Deatrich Wise, Jonathan Jones y Will Harris permanecen en la reserva de lesionados. El guardia Sam Cosmi sigue sin debutar en la temporada tras romperse el ligamento en los playoffs.
Un calendario implacable
Y por si fuera poco, lo que viene no tiene misericordia: ocho partidos consecutivos fuera del horario clásico del domingo a la 1 p.m., con viajes a la costa oeste y duelos contra equipos de alto calibre. El siguiente rival: Los Angeles Chargers liderados por Justin Herbert, a pesar de haber sido sorprendidos por un novato Jaxson Dart y los Giants el pasado fin de semana.
¿Crisis en puertas o parte del proceso?
Dan Quinn, señalado por muchos como el arquitecto de una eventual revolución defensiva gracias a su trabajo en Dallas, enfrenta ahora su primera gran prueba en Washington. “Tenemos que aprender de esto. Vamos a mejorar. Estoy seguro de ello”, dijo el entrenador tras la derrota. Palabras necesarias, pero que aún deben reflejarse en el emparrillado.
Desde que asumió esta nueva etapa del proyecto Commanders, Quinn prometió precisamente eso: agresividad, orden defensivo y competitividad. Sin embargo, pasadas cuatro semanas, el equipo deja interrogantes más que certezas. Aunque se mantienen con récord 2-2, hay una sensación persistente de que se escapa una oportunidad dorada para solidificar una identidad propia.
¿Qué deben corregir los Commanders ya?
- Defensa básica: mejor comunicación y reducción de jugadas grandes; más presión al mariscal contrario.
- Salud: recuperar cuanto antes a sus figuras clave para no hipotecar la temporada demasiado temprano.
- Disciplina táctica: entre lesiones, errores mentales y ejecución inconsistente, el equipo debe enfocarse en fundamentos.
Matt Gay, un oasis en el desierto
En medio del desconcierto, el pateador Matt Gay fue perfecto con 4 de 4 en goles de campo, incluyendo uno de 52 yardas. Su total de seis seguidos tras una mala racha anterior representa un alivio. Pero el propio Quinn alertó: “Contento por esos puntos, pero también necesitamos más touchdowns.”
¿Y la cultura?
En la NFL no basta ganar uno o dos encuentros para crear una cultura de éxito. Se necesitan semanas de consistencia y mentalidad de campeonato. Los Commanders no tienen margen de error si quieren ser actores relevantes en la segunda mitad de temporada.
Quizás no todo está perdido, pero si el patrón defensivo continúa, la franquicia podría quedar fuera de la conversación de playoffs mucho antes de lo previsto.
¿Será Dan Quinn el hombre indicado para cambiar este destino? Las próximas dos semanas darán pistas claras. Porque en esta liga, como dicen en los vestidores: “O estás creciendo… o estás desapareciendo.”