Guinea rumbo a elecciones presidenciales: ¿una transición democrática real o perpetuación del poder militar?

Con la fecha de elecciones fijada y una nueva constitución que abre la puerta a la candidatura de Doumbouya, Guinea enfrenta su mayor dilema político desde el golpe de 2021

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Conakry, Guinea — El anuncio reciente de que Guinea celebrará elecciones presidenciales el próximo 28 de diciembre ha reavivado el debate sobre el compromiso del país con una transición democrática real frente a la posibilidad de que se consolide el poder militar mediante mecanismos institucionalizados. Desde que el general Mamadi Doumbouya tomó el control del país en un golpe de Estado en septiembre de 2021, el camino hacia la democracia en esta nación de África Occidental ha sido tan tortuoso como incierto.

El origen del poder: Golpe militar de 2021

El 5 de septiembre de 2021, Mamadi Doumbouya, entonces jefe de las fuerzas especiales del Ejército, derrocó al presidente Alpha Condé, quien se encontraba en su tercer mandato presidencial tras modificar la constitución para mantenerse en el poder. Doumbouya justificó la acción por “corrupción endémica” y por el “irrespeto a los principios democráticos”. La comunidad internacional reaccionó con dureza, exigiendo una pronta transición civil.

El proceso de transición: promesas rotas y reformas ambiguas

En 2022, bajo presión internacional —en particular de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO)— el régimen militar se comprometió a una transición de 24 meses con fecha límite el 31 de diciembre de 2024. Sin embargo, diversas protestas en los últimos meses han denunciado retrasos en este cronograma. En enero de 2025, la capital Conakry fue escenario de manifestaciones masivas, tras la falta de avances tangibles.

Un elemento particularmente polémico ha sido la aprobación de una nueva constitución mediante referéndum. Según observadores internacionales, si bien el referéndum se llevó a cabo sin grandes incidentes, la falta de transparencia sobre los términos constitucionales y la exclusión de parte de la oposición han sido criticadas. El punto culminante: la nueva constitución permite que miembros de la junta militar se postulen a las elecciones presidenciales.

¿Doumbouya candidato?: el dilema de la participación militar en democracia

Uno de los aspectos más controversiales es el giro de Doumbouya respecto a su papel político. En sus primeros discursos tras el golpe, afirmó categóricamente que él y otros militares no buscarían perpetuarse en el poder. Sin embargo, la nueva constitución, aprobada por la Corte Suprema de Guinea, no solo le permite postularse, sino que extiende el mandato presidencial de cinco a siete años, renovable hasta dos veces.

“Quiero que esta transición marque un punto de inflexión, una página nueva para Guinea. Los guineanos deben decidir su futuro sin imposiciones,” dijo Doumbouya en 2022. Hoy, sus intenciones parecen haberse transformado.

Frente a este cambio, numerosos sectores sociales y políticos, como el Frente Nacional para la Defensa de la Constitución (FNDC), han alertado sobre una “legalización del autoritarismo militar”, en la que una junta que prometía retirarse podría consolidarse en el poder con apariencia de legitimidad popular.

Una tendencia en África Occidental: el resurgir del militarismo

Guinea no es un caso aislado. En los últimos años, África Occidental ha presenciado una ola de golpes militares en países como Mali, Burkina Faso y Níger. Todos estos regímenes han prometido transiciones democráticas que con el tiempo se han diluido en contextos de inseguridad, supuesta lucha contra el terrorismo y reformas constitucionales que amplían los poderes de los líderes militares.

En ese sentido, Guinea se convierte en un caso de estudio prioritario para entender el impacto regional de estos cambios. La CEDEAO ha impuesto en algunos casos sanciones económicas, aunque con resultados dispares. Observadores temen la normalización del ascenso militar al poder como una vía legítima, distorsionando aún más los frágiles sistemas democráticos del continente.

¿Elecciones abiertas o formales?: el rol de la oposición

El otro gran interrogante de este proceso electoral es la participación real de la oposición y la libertad efectiva del proceso. El Comité Nacional de la Transición ha sido acusado de mantener el control férreo sobre los órganos electorales, marginar a las organizaciones civiles y limitar el acceso equitativo a campañas. Además, la suspicacia sobre un posible uso del aparato estatal para favorecer una candidatura oficialista persiste.

Por su parte, figuras relevantes en la política guineana como Cellou Dalein Diallo, líder del partido Unión de Fuerzas Democráticas de Guinea (UFDG), han manifestado preocupación por la imparcialidad del proceso. “No se puede hablar de democracia si el árbitro es también jugador”, declaró en recientes entrevistas a la prensa francófona.

La población guineana: entre el desencanto y la esperanza

La sociedad guineana, predominantemente joven (más del 60% de la población tiene menos de 25 años), se debate entre una frustración creciente por los estancamientos políticos y una tenue esperanza de cambio. Según datos del Banco Mundial, Guinea sigue figurando entre los países con menores índices de desarrollo, a pesar de ser rico en recursos naturales como bauxita y oro.

A nivel local, organizaciones de base, sindicatos y líderes religiosos han exigido una campaña electoral pacífica, libre de coerción y con participación equitativa de todas las fuerzas políticas. Movimientos juveniles como Balai Citoyen en Guinea han lanzado campañas de concienciación política de cara a diciembre, defendiendo la pasión por el voto como herramienta de cambio.

El papel de la comunidad internacional

Actores globales como la Unión Africana, la Unión Europea y EE.UU. siguen de cerca el proceso. En septiembre, representantes de la ONU visitaron Conakry y se reunieron con líderes de la junta, pidiendo garantías institucionales para comicios libres y justos. La UE ha ofrecido apoyo logístico y asistencia técnica al proceso electoral, pero ha mostrado preocupación por “señales contradictorias” respecto al compromiso con la democracia.

Un diciembre definitorio para Guinea

La cita del 28 de diciembre no es un hito cualquiera. Será la primera elección presidencial desde el derrocamiento de Condé, y posiblemente el punto de inflexión que defina si Guinea abre una nueva era de institucionalidad democrática o si se orienta hacia un régimen híbrido —democrático en las formas, pero autoritario en el fondo.

De momento, la incógnita más significativa sigue siendo si Mamadi Doumbouya se postulará o no oficialmente. Su silencio al respecto alimenta las especulaciones, pero la habilitación constitucional ya ha evocado todo tipo de reacciones dentro y fuera del país.

Guinea encara uno de los momentos más decisivos de su historia reciente. La voluntad popular, la presión internacional y la capacidad de sus instituciones determinarán si este proceso marca el regreso del poder al pueblo o la consolidación del mando militar.

El destino democrático de Guinea está en juego, y el calendario marca una cuenta regresiva que avanza implacable hacia diciembre.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press