La catástrofe de los Rockies: análisis de una temporada que rozó lo inaudito
Con 119 derrotas, una rotación histórica... por lo bajo, y un futuro incierto, los Rockies cierran un año que pasará a la historia por las peores razones
Una caída dolorosa, pero evitable
El béisbol es un juego de números, ritmos y rachas. Sin embargo, lo ocurrido con los Colorado Rockies en la temporada 2025 de la MLB va más allá de una simple mala racha. Hablamos de una campaña marcada por la ineficiencia sistémica, la falta de visión a largo plazo, lesiones de figuras clave, decisiones gerenciales cuestionables y una estructura que parece más un castillo de naipes que una franquicia profesional de Grandes Ligas.
119 derrotas: el número de la vergüenza
El récord final de 43-119 no solo es un número aterrador, sino también un síntoma de una enfermedad más profunda. Desde que las Grandes Ligas adoptaron el actual calendario de 162 partidos en 1961, solamente los Chicago White Sox de 2024 han sido peores en términos absolutos (41-121). Aun así, los Rockies parecen haber tocado fondo en más de un sentido.
“La lección más importante es que nunca más queremos estar aquí”, declaró el manager interino Warren Schaeffer al final de la temporada. No parece un pensamiento extraído de un análisis post-partido, sino más bien el grito de desesperación de un equipo entero.
Una rotación desastrosa y una ofensiva invisible
- ERA de 6.65: La efectividad acumulada del cuerpo de abridores es la peor desde que esa métrica se oficializó en ambas ligas en 1913.
- -424 de diferencial de carreras: Una cifra que los coloca como el equipo con el peor diferencial desde 1900, incluso peor que los Boston Red Sox de 1932 (-349).
- 18-63 en juegos de visitante: También record negativo en la historia de la franquicia.
En un deporte donde las métricas precisas permiten ajustar estrategias, los Rockies parecen no haber encontrado su camino en ninguna estadística. Ni el guante dorado de Brenton Doyle y Ezequiel Tovar, ni la sorprendente temporada de Hunter Goodman (31 HR, 91 RBI) lograron maquillar el desastre colectivo.
Kris Bryant: una ausencia contractual de 182 millones
Cuando en 2022 Colorado firmó a Kris Bryant con un contrato de 7 años y 182 millones de dólares, pocos imaginaron que estarían invirtiendo en un jugador que apenas ha disputado 170 juegos en tres temporadas. Con solo 11 juegos en 2025 debido a problemas de espalda, Bryant se ha convertido en un símbolo de la frustración de los fanáticos de los Rockies.
El futuro: sombras, probetas y esperanza juvenil
En medio del caos, la única brizna de esperanza parecen ser los jóvenes talentos que lograron debutar esta temporada. Zac Veen, Yanquiel Fernández, Ryan Ritter y Chase Dollander dejaron destellos interesantes. Pero no es suficiente. Incluso la llegada del prospecto Ethan Holliday (hijo de Matt Holliday, héroe de “Rocktober” en 2007) despierta un suspiro de ilusión nostálgica en Denver.
Sin embargo, el dato más mortificante para cualquier seguidor de la franquicia es que Colorado ha cosechado tantas temporadas de 100 derrotas (3) como apariciones en postemporada desde 2007 (también 3). Han pasado 18 años desde que tocaron el cielo de la Serie Mundial. Desde entonces… caída libre.
¿Y Walker Monfort? ¿Y Bill Schmidt?
Con la promoción de Walker Monfort, hijo del dueño Dick Monfort, al cargo de vicepresidente ejecutivo durante la temporada, muchas miradas apuntan a una revolución desde dentro. Sin embargo, la falta de experiencia y la herencia familiar despiertan dudas sobre si se tienen las herramientas, o la voluntad, de iniciar un proceso de reconstrucción real.
Además, el status del gerente general Bill Schmidt, cuya gestión desde 2021 no ha llevado a los Rockies a una sola postemporada, está más en la cuerda floja que nunca.
“¿A veces uno tiene que dar un paso atrás para poder avanzar?” se preguntaba Schmidt hace unos meses. Pues bien, han dado tres pasos atrás, y ahora no se avista ni siquiera la línea de salida.
Un dugout sin rumbo y una afición que se aleja
Durante los últimos tres meses, el estadio Coors Field ha visto disminuir significativamente la asistencia, con promedios por debajo de los 20,000 espectadores por juego. El desinterés se palpa incluso en calles aledañas, donde ya solo los turistas compran mercancía de los Rockies por estética y no por pasión.
Los propios jugadores lo saben. El abridor Kyle Freeland, oriundo de Denver, expresó con tono sombrío: “Teníamos grandes esperanzas. Obviamente, todo se vino abajo. Hay que seguir trabajando”. Freeland lideró la liga en derrotas con 17, un dato simbólico del año desastroso.
Comparándolos con los peores de la historia
Los 323 juegos perdidos entre 2023 y 2025 colocan a Colorado empatados con los Phillies de 1940-1942, en el quinto peor registro en la era moderna a lo largo de tres temporadas consecutivas. Solo los Spiders de Cleveland en 1899 (-724 de diferencial de carreras) siguen siendo el epítome del desastre histórico.
Ni siquiera los legendarios fracasos de los Mets de 1962 (120 derrotas) parecen tan relevantes al lado de un equipo que vivió una deriva gerencial y deportiva sin señales claras de cambio.
¿Qué hacer ahora? ¿Reconstrucción o resignación?
Schaeffer lo resume bien: “No podemos ganar de la forma en la que ganan otros equipos en la División Oeste. Tenemos que pensar diferente”. Y esa puede ser la única ventaja de tocar fondo: el espacio para repensarlo todo.
Los Dodgers, Padres y Gigantes poseen nóminas multimillonarias, MVPs y profundidad estratégica. Colorado, en cambio, necesita construir desde abajo, armar un sistema de desarrollo eficiente y una cultura identitaria sólida. De lo contrario, seguirán siendo el equipo que todos esperan vencer.
Sólo así evitarán que la temporada 2025 se convierta no en una excepción, sino en la nueva norma de los Rockies.