Moldavia elige Europa: victoria categórica del PAS marca un giro decisivo hacia Occidente
El Partido de Acción y Solidaridad logra mayoría parlamentaria en unas elecciones clave, entre amenazas cibernéticas, tensiones geopolíticas y el dilema entre Bruselas o Moscú
Un resultado histórico en Chisináu
Con un 50,1 % de los votos, el Partido de Acción y Solidaridad (PAS), de línea proeuropea, logró una victoria contundente en las elecciones parlamentarias de Moldavia celebradas el domingo 28 de septiembre. En un país tradicionalmente ubicado en la encrucijada entre las influencias de Europa y Rusia, este resultado marca un hito que podría redefinir su rumbo geopolítico de cara a los próximos años.
La participación popular fue notable, a pesar—o quizás debido—a una jornada electoral plagada de interferencias extranjeras, amenazas de bomba y acusaciones de manipulación, reflejo de la tensa batalla por el alma moldava. Con este triunfo, el PAS dirigirá la legislatura con cerca de 55 de los 101 escaños, evitando la necesidad de coaliciones que habrían ralentizado el proceso de reformas proeuropeas.
Moldavia: ¿Hacia Bruselas o de vuelta a Moscú?
La elección no fue solo una cuestión de políticas internas; fue, ante todo, una elección de destino. Como lo señaló Cristian Cantir, profesor asociado de relaciones internacionales de la Universidad de Oakland, “la victoria del PAS es un triunfo incuestionable para las fuerzas proeuropeas en Moldavia. Les permite asegurar continuidad en su objetivo estratégico de integrarse a la Unión Europea”.
Desde que alcanzó la independencia tras la disolución de la URSS en 1991, Moldavia ha oscilado entre corrientes euroatlánticas y la nostalgia por el lazo con Rusia, intensificado por una población Russófila significativa y conflictos territoriales activos como el caso de Transnistria.
¿Quiénes compitieron y cuál es el escenario en el nuevo Parlamento?
- PAS (Partido de Acción y Solidaridad): 50.1%
- Bloque Patriótico Electoral: 24.2% (pro-Rusia)
- Bloque Alternativa: Línea prorrusa, tercer puesto
- Our Party (Nuestro Partido): Tendencia populista
- Democracia en Casa: Derecha nacionalista
La victoria del PAS fue aún más significativa considerando que no tenía aliados proeuropeos viables con los cuales construir una mayoría; de ahí la importancia de haberla obtenido de forma directa. El Bloque Patriótico y Alternativa, ambos con líneas afines al Kremlin, fueron superados por amplio margen.
Ciberataques, amenazas y arrestos: la sombra de Moscú
Durante la jornada electoral hubo reportes de ataques cibernéticos a la infraestructura electoral y gubernamental, amenazas de bomba en centros de votación en el extranjero, así como casos de votantes fotografiando sus papeletas—un acto ilegal—y transporte irregular de electores. Las autoridades detuvieron a tres personas acusadas de planear disturbios post-electorales.
Estos incidentes inquietan a los observadores internacionales porque sugieren interferencia extranjera. Según Freedom House, Moldavia aparece como una democracia híbrida, vulnerable a la manipulación digital extranjera, especialmente desde Rusia, que no oculta su interés en mantener a su antiguo satélite en su esfera de influencia.
¿Por qué es importante Moldavia para Europa y Rusia?
Moldavia, con poco más de 2,5 millones de habitantes, comparte frontera con Ucrania y Rumanía, un Estado miembro de la UE. El país también alberga a Transnistria, una región separatista y pro-rusa donde todavía están apostadas tropas rusas desde la época soviética, lo que convierte al país en un delicado punto de tensión en el este de Europa.
Además, su ubicación le otorga valor estratégico como corredor energético y comercial. Un Moldavia occidentalizado implicaría una barrera adicional al poder de Moscú, que ya ha visto afectada su hegemonía en la región con las derivas europeístas de Ucrania y Georgia. En ese contexto, el Kremlin tiene razones claras para inquietarse.
Reformas, economía y ciudadanía: los retos que vienen
El PAS hereda ahora la doble tarea de hacer crecer la economía—una de las más pobres de Europa—y desbloquear reformas judiciales, anticorrupción y administrativas, exigidas por la UE como condición para avanzar en las conversaciones de adhesión.
“Esta mayoría libera al PAS de las cadenas del compromiso político”, argumenta Cantir. “Pero también significa que ya no habrá excusas para no avanzar en una agenda de reformas sustanciales”.
Entre los principales desafíos están:
- Incrementar el nivel de vida de los moldavos, un millón de los cuales trabajan en el extranjero.
- Reducir la dependencia energética de Rusia.
- Modernizar el sistema judicial, considerado ineficaz y corrupto.
- Invertir en educación y retención de talento joven.
El papel de Rumanía y de la diáspora moldava
Rumanía ha sido uno de los principales aliados de Moldavia en su camino europeo. Ha ofrecido apoyo financiero, asistencia técnica y ha sido una voz que aboga por la adhesión moldava dentro del Parlamento Europeo.
La diáspora moldava en países europeos como Italia, Alemania y Francia también ha jugado un rol determinante. Según datos oficiales, en algunas regiones el 70% de los votos emitidos en el extranjero fueron para el PAS. Una ciudadanía más informada, expuesta a modelos europeos y activa políticamente, fue clave en desbalancear la balanza.
¿Qué significa esto para el equilibrio geopolítico en Europa del Este?
La victoria del PAS confirma una tendencia observable en los últimos años: las naciones periféricas del antiguo bloque soviético están buscando una vía de salida del control ruso. El caso de Ucrania es el más visible, pero Moldavia representa una prueba paralela, pacífica y institucional del mismo proceso.
Rusia, por su parte, ya ha mostrado disposición a utilizar tácticas de presión híbrida, desde la guerra de la información hasta la manipulación energética, para evitar que pequeños países como Moldavia se escapen de su órbita. El contraataque de Moscú podría no tardar demasiado.
Una oportunidad histórica… y un desafío monumental
La victoria del PAS no garantiza una entrada inmediata a la Unión Europea. El proceso probablemente tomará años. Pero el camino ha sido elegido y, lo que es clave: elegido democráticamente. Ahora toca al liderazgo moldavo transformar esa esperanza en políticas tangibles.
Como dijo una simpatizante del PAS, envuelta en la bandera nacional durante los festejos en Chisináu: “Hoy votamos por el futuro. Ya no queremos ser una pieza en el ajedrez de nadie; queremos ser nuestros propios jugadores”.
El tablero geopolítico del este de Europa acaba de cambiar. Y Moldavia ha hecho su jugada.