¿Actores artificiales en Hollywood? Tilly Norwood y la batalla por el alma de la creatividad

La llegada de un personaje completamente generado por inteligencia artificial desata una tormenta ética entre gremios de actores e industrias creativas

La aparición de un 'actor' que no existe

En una industria acostumbrada a crear mundos ficticios, la historia de Tilly Norwood parece sacada de una película de ciencia ficción —pero es real. Esta figura digital, creada completamente por inteligencia artificial, ha sido presentada por la empresa neerlandesa Xicoia como la “primera actriz AI” de Hollywood. Su anuncio no pasó desapercibido: ha provocado un alboroto ético y artístico que está dividiendo a la industria cinematográfica.

Desde su debut público, Tilly Norwood ha generado controversia no solo por su naturaleza artificial, sino por la forma en que fue creada y promovida. Detractores argumentan que es el comienzo de una distopía donde los actores humanos podrían ser reemplazados por versiones digitales sin alma ni emociones. Los defensores, por su parte, afirman que representa una nueva frontera artística.

¿Quién está detrás de Tilly Norwood?

Tilly fue conceptualizada y lanzada al mundo por la comediante y productora Eline Van der Velden, a través de su estudio especializado en AI, Particle6. Su empresa busca promover personajes generados de manera íntegra por inteligencia artificial como una nueva forma de talento artístico. Según Van der Velden, Tilly no pretende suplantar a los actores humanos, sino ofrecer una nueva vía creativa, comparable a escribir un personaje o dibujar una caricatura.

La idea fue presentada con bombos y platillos en el Zurich Summit, el evento de la industria que ocurre en paralelo al Festival de Cine de Zúrich. Allí afirmó incluso que agencias de talento ya mostraban interés en "ficharla". En redes sociales, la cuenta de Instagram de Tilly muestra su vida supuestamente cotidiana: tomando café, atendiendo castings y "soñando con la gran pantalla". Hasta la fecha, acumula más de 33.000 seguidores.

La reacción de la industria: furia y preocupación

La respuesta de la industria no se hizo esperar. La Screen Actors Guild – American Federation of Television and Radio Artists (SAG-AFTRA), el sindicato que representa a actores de cine y televisión en EE.UU., fue tajante en su declaración:

“Tilly Norwood no es una actriz. Es un personaje generado por una computadora que fue entrenada con el trabajo de miles de actores humanos, sin permiso ni compensación.”

La organización enfatizó que la creatividad debe seguir siendo centrada en el ser humano. Varias figuras del cine también expresaron su indignación. Melissa Barrera, conocida por su papel en In the Heights y Scream, publicó en X (antes Twitter):

“Espero que todos los actores representados por esa agencia la abandonen. Qué asco. Lean la sala.”

La actriz y directora Natasha Lyonne, que recientemente filmó Uncanny Valley —una producción que promete incorporar IA de manera “ética”—, opinó:

“Claro símbolo del desapego total. Esto no es el camino. No vibra. No es el uso correcto.”

Una batalla que ya venía gestándose

El caso de Tilly Norwood es la punta de un iceberg que los gremios de Hollywood ya venían anticipando. El uso de la inteligencia artificial para replicar voces, rostros y movimientos de actores fue uno de los temas centrales durante la larga huelga del sindicato SAG-AFTRA en 2023. El acuerdo que cerró esa huelga incluyó medidas para proteger la imagen y los derechos de los actores frente al uso no consentido de nuevas tecnologías.

En paralelo, actores de videojuegos también libraron su batalla. En julio de 2024, lograron hacer valer la necesidad de consentimiento escrito para crear réplicas digitales. Todo esto deja claro que la industria ya se está adaptando legalmente, aunque no al ritmo que muchos actores consideran deseable.

Creación vs. apropiación: ¿arte o plagio automatizado?

Uno de los puntos más álgidos del debate radica en el proceso de entrenamiento utilizado para crear figuras como Tilly. Las IAs que dan vida a estos personajes suelen entrenarse con miles de videos, audios y guiones originales, que constituyen el trabajo acumulado de actores y guionistas reales. Sin embargo, rara vez —o nunca— se solicita permiso ni se ofrece remuneración por este uso.

Esto lleva a muchos a calificar la IA actual como una forma sofisticada de plagio automatizado. No se trata solo de competencia desleal, sino de una amenaza a los derechos intelectuales y laborales de miles de profesionales. Hollywood ha construido su historia sobre la capacidad humana de representar emociones reales, y muchos temen que la IA vacíe de contenido ese legado.

Reacciones divididas del público

En plataformas como Reddit o X, las opiniones se encuentran divididas. Mientras algunos usuarios celebran la aparición de un "nuevo estilo de performance" que podría abaratar costos de producción o incluso democratizar el acceso al cine independiente, otros consideran que algo esencialmente humano se pierde en el camino.

Uno de los comentarios más citados resume bien la inquietud:

“Lo que hace que una actuación nos conmueva es saber que detrás de esos ojos hay una historia real, una vida. Las máquinas no tienen infancia, duelo ni sueños. Solo datos.”

También es notorio que, pese al furor mediático, el interés comercial por el personaje todavía no ha cristalizado en contratos concretos. Hasta el momento, no hay confirmación de que alguna agencia de renombre haya firmado con Tilly Norwood, pese a lo afirmado por Van der Velden.

¿Cuál es el límite?

Una pregunta central domina la conversación: ¿Dónde trazamos la línea? Si aceptamos personajes IA para roles secundarios o animados, ¿por qué no para protagonistas? Si usamos IA para doblajes provisionales, ¿qué impide que un estudio genere películas enteras con actores sintéticos?

  • En 2024, la película The Brutalist, ganadora del Óscar, fue criticada por usar IA para crear diálogos en húngaro para Adrien Brody y Felicity Jones.
  • En 2023, Netflix fue acusado de entrenar modelos de IA usando las voces de sus actores sin consentimiento previo.

La tecnología no es neutral. En manos de los estudios, puede convertirse en un arma para reducir costos y eludir sindicatos. En palabras de la actriz Justine Bateman, "la IA es la herramienta definitiva del capitalismo salvaje dentro de la industria del entretenimiento".

¿Futuro inevitable o encrucijada ética?

Lo cierto es que la inteligencia artificial llegó para quedarse en el ámbito artístico. El desafío actual no es frenarla por completo, sino entender cómo regularla de manera ética, justa e inclusiva. Las tecnologías pueden ser herramientas poderosas de creación, siempre que se usen sin deshumanizar el medio donde se aplican.

La historia incipiente de Tilly Norwood ilustra un momento de transición radical. En un mundo donde los algoritmos aprenden a sonreír, llorar y actuar, la industria debe decidir si quiere seguir contando historias que parezcan humanas, o si prefiere aquellas que realmente lo son.

Como escribió el filósofo Yuval Noah Harari:

“La creación de ficciones ha sido el motor del progreso humano. Si ya no tenemos humanos creando esas ficciones, ¿tendremos también que redefinir lo que es progreso?”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press