¿El jaque mate de Netanyahu a Hamas? Una mirada profunda al nuevo plan de paz de Trump para Gaza
El acuerdo propuesto sacude el tablero político y militar en Medio Oriente, pero ¿es realmente una victoria para Israel o una vuelta estratégica sobre el tablero internacional?
Un paso inesperado: el plan que redefine la guerra en Gaza
Después de casi dos años de conflicto devastador, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu presentó junto al expresidente estadounidense Donald Trump un audaz plan de paz que promete reconfigurar no solo la situación en Gaza, sino también el equilibrio de poder en toda la región de Medio Oriente. Anunciado desde la Casa Blanca, este acuerdo ha dejado perplejos tanto a los partidarios como a los críticos del mandatario israelí. ¿Estamos ante una solución duradera, un movimiento estratégico temporal o simplemente otra distracción política?
Los 20 puntos que podrían cambiarlo todo
Lo que se ha presentado como un plan de alto al fuego de 20 puntos favorece claramente a Israel y establece una serie de demandas casi imposibles para Hamas, incluyendo:
- La liberación de todos los rehenes, tanto vivos como fallecidos, en un plazo de días.
- La desmilitarización total de Hamas.
- La transferencia del poder a una autoridad tecnocrática avalada por una instancia internacional dirigida por Trump y el exprimer ministro británico Tony Blair.
- La permanencia indefinida de tropas israelíes en algunas zonas de Gaza.
La propuesta también prevé una fuerza internacional de paz compuesta mayoritariamente por países musulmanes y árabes, además de un programa masivo de reconstrucción financiado por la comunidad internacional y liderado por Estados Unidos.
Netanyahu: de paria global a protagonista estratégico
En un video en redes sociales, Netanyahu declaró con orgullo: “En lugar de quedar aislados por Hamas, hemos girado la situación: ahora Hamas está aislado”. La frase resume no solo su estrategia militar, sino también su apuesta política: pasar de ser el blanco mundial de críticas por la destrucción en Gaza a ser el arquitecto de una presunta solución regional.
Recordemos que Netanyahu había prometido la “victoria total” sobre Hamas, una idea considerada por muchos analistas como irreal debido a las profundas raíces del grupo en la sociedad palestina. Sin embargo, este plan parece concretar muchos de los objetivos originales de Israel sin necesidad de una victoria militar completa.
¿Qué gana Hamas, si gana algo?
Aunque el plan es sumamente desfavorable para Hamas, contiene algunas concesiones que podrían permitirles aceptar el acuerdo sin quedar completamente deslegitimados ante su base:
- La liberación de aproximadamente 250 prisioneros palestinos con cadena perpetua, lo cual es visto como una gran victoria ante el pueblo palestino.
- El reconocimiento, aunque ambiguo, de una futura solución de dos estados para los palestinos.
- La permanencia de la población palestina en Gaza, descartando intentos de expulsión masiva.
A pesar de esto, Hamas parece el gran perdedor del plan. Ha perdido poder militar, popularidad interna, recursos estratégicos y el apoyo de aliados clave.
Reacciones árabes: entre el apoyo tácito y la preocupación
Tal vez el gesto más revelador fue el comunicado conjunto donde países como Turquía, Egipto, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita e Indonesia señalaban su disposición a cooperar con la implementación del plan. Esto sugiere un cambio diplomático sin precedentes.
No obstante, varias fuentes en el mundo árabe han señalado a puerta cerrada que el texto presentado en la Casa Blanca dista significativamente de lo que discutieron originalmente con Trump. Las críticas se centran en:
- La vaguedad en torno al retiro del ejército israelí.
- La falta de un cronograma claro para el rol futuro de la Autoridad Nacional Palestina.
- La ausencia de compromisos concretos hacia un estado palestino.
Estos puntos podrían ser puntos de negociación para Hamas si decide modular su respuesta.
Trump: de legado roto a nuevo mediador regional
Con esta jugada, Trump busca reposicionarse en el tablero mundial y tal vez recuperar algo de su imagen internacional. Recordemos que su anterior “Acuerdo del Siglo” en 2020 fue ampliamente rechazado por los palestinos y criticado por su parcialidad. Pero en esta ocasión, la devastación del conflicto y la debilidad actual de Hamas podrían jugar a su favor.
El expresidente ahora aparece como el posible facilitador de un nuevo orden regional en el que países árabes y musulmanes colaboran con Israel en aras de una supuesta estabilidad futura en Gaza.
El papel incierto de la Autoridad Nacional Palestina
Aunque el plan menciona un eventual traspaso de poder a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), lo condiciona a una reforma interna profunda que podría tardar años en implementarse. Esta ambigüedad favorece a Netanyahu, firme opositor a un estado palestino independiente.
El primer ministro ha subrayado que “no ha aceptado un estado palestino, ya que eso representa un peligro para Israel”. Esto pone en entredicho la viabilidad de cualquier solución política significativa a largo plazo y perpetúa la tensión sobre el statu quo.
Una región cansada: ¿será este el fin del conflicto?
Desde el inicio de la guerra el 7 de octubre de 2023, se han registrado cifras alarmantes de víctimas y destrucción. Solo en Gaza, los cálculos superan las 37,000 muertes, en su mayoría civiles, y más de 2 millones de desplazados internos. La infraestructura ha quedado prácticamente destruida, y la crisis humanitaria es total.
La población palestina, agotada por años de conflicto, puede ver en este plan una mínima salida. La combinación de desgaste, presión internacional y el colapso logístico podría dejar a Hamas sin otra opción.
¿Qué sigue?
Mientras Hamas evalúa su respuesta, el mundo observa de cerca. La aceptación o rechazo del plan marcará el futuro inmediato del conflicto. El detalle más revelador es que los aliados históricos del grupo parecen dispuestos a girar la página, lo que obliga a un cálculo pragmático por parte de sus líderes.
Este episodio confirma lo que muchos temían o anticipaban: el conflicto israelí-palestino ha dejado de ser un tema puramente religioso, ideológico o nacionalista para convertirse —una vez más— en una guerra geopolítica de intereses globales.
¿Verdadera solución o movimiento estratégico temporal? Solo el tiempo y las acciones lo dirán.