¿Se despierta el monstruo dormido? Broncos encuentran su identidad con un ataque terrestre dominante
Una opinión sobre el resurgir de Denver, impulsado por la explosividad de J.K. Dobbins, la efectividad de Bo Nix y un plan ofensivo claro que podría cambiar su temporada 2025
Un cambio de rumbo que ilusiona
Tras años de inconsistencias ofensivas, lesiones y cambios de entrenador, los Denver Broncos parecen haber encontrado finalmente una identidad con la que competir en la temporada 2025 de la NFL. En su victoria por 28-3 ante los Cincinnati Bengals, el equipo de Sean Payton no solo logró igualar su récord (2-2), sino que también mostró señales claras de que hay un proyecto sólido en gestación.
El protagonista principal fue J.K. Dobbins, quien no solo ofreció un rendimiento estelar, sino que también rompió una racha de 38 partidos consecutivos, incluyendo playoffs, sin que un corredor de Denver superara las 100 yardas. Su actuación reafirma la importancia del juego terrestre sólido en un equipo que históricamente ha vivido de esa filosofía desde los días de Terrell Davis.
El regreso del juego terrestre
Dobbins se lució con 101 yardas en 16 acarreos, promediando 6.3 yardas por intento. A esto se sumaron 58 yardas de R.J. Harvey y una dinámica actuación de Marvin Mims con un touchdown terrestre desde 16 yardas. En total, los Broncos acumularon 186 yardas por tierra, una cifra esperanzadora para un equipo que llevaba años sin destacar en este aspecto.
Este plan de ataque terrestre también impactó en la posesión del balón: 37 minutos y 58 segundos de control frente a los escasos 22:02 de los Bengals. Un dominio total en el tiempo que también ayudó al desempeño de la defensa, al mantenerla fresca y agresiva todo el partido.
Bo Nix y un aire de confianza
El quarterback novato Bo Nix tuvo su mejor partido profesional hasta la fecha con 326 yardas aéreas, dos touchdowns por pase y otro por tierra. Estas cifras, más allá de lo numérico, reflejaron confianza, control y química con sus receptores. Completó pases con nueve de diez objetivos, y se conectó de forma impecable con Mims, quien atrapó 6 de 6 pases para 69 yardas.
Nix no fue solo preciso, sino también decisivo en momentos clave. Su liderazgo en terceras oportunidades y manejo del pocket comienzan a parecerse al perfil de mariscal franquicia que Denver necesita desesperadamente desde la salida de Peyton Manning.
El sello de Sean Payton empieza a aparecer
El entrenador Sean Payton, en su segundo año con los Broncos, dejó entrever tras el partido que el equipo aún está en proceso de descubrir su identidad. Sin embargo, esta victoria parece haber mostrado la fórmula: correr eficazmente, proteger el balón, limitar errores y dejar que una defensa fuerte imponga condiciones.
"Seríamos tontos si no aprovechamos la oportunidad para corregir errores rápidamente. Es una semana corta y tenemos que enfocarnos exclusivamente en Filadelfia. La recuperación será clave", dijo Payton en conferencia de prensa, haciendo alusión al próximo duelo ante los Eagles, vigentes campeones del Super Bowl.
Un calendario que pondrá a prueba esta nueva identidad
El verdadero desafío está por venir. El siguiente juego será de visita ante los Philadelphia Eagles, quienes ostentan una racha de nueve triunfos consecutivos como locales. Posteriormente, Denver viajará a Londres para enfrentar a los New York Jets.
Si los Broncos logran mostrar la misma intensidad, consistencia y ejecución en estos compromisos, podríamos estar hablando no solo de un renacimiento, sino de una posición legítima como contendientes dentro de la AFC.
J.K. Dobbins: ¿el arma secreta de Denver?
El impacto de Dobbins ha sido inmediato. En solo dos partidos ha registrado 184 yardas en 27 acarreos, promediando casi 7 yardas por acarreo. Su estilo explosivo, visión de campo y paciencia para esperar bloqueos lo convierten en un corredor ideal para un sistema ofensivo de zona bloqueada como el que utiliza Payton.
Vale recordar que Dobbins ya había demostrado su capacidad de ser un corredor élite en Baltimore, antes de que las lesiones afectaran su trayectoria. Si se mantiene sano, Denver podría haber encontrado el punto de equilibrio que por años ha perseguido: un ataque complementario a su defensa élite.
Las sombras que aún persisten
No todo fue perfecto en la victoria. Uno de los puntos críticos sigue siendo la disciplina. Denver promedia 10 castigos por partido en las primeras tres semanas, cifra que solo disminuyó ligeramente a 7 penales frente a los Bengals. Un detalle peligroso que puede complicar partidos cerrados.
Además, el centro Luke Wattenberg fue responsable de cuatro de estas infracciones, y su desempeño ha levantado dudas incluso dentro del staff técnico. En este tipo de encuentros, donde todo fluye, los errores pueden quedar ocultos. Pero ante equipos de calibre como Philly, podrían costar caro.
La defensa: una muralla olvidada
Con los reflectores en el ataque, vale la pena destacar nuevamente lo que consiguió la defensa de Denver. Limitar a un equipo como Cincinnati, que llegó a playoffs la temporada pasada, a únicamente tres puntos no es tarea menor.
El linebacker Josey Jewell y el safety Justin Simmons lideraron un grupo que dominó la línea de golpeo, eliminó cualquier amenaza terrestre y forzó múltiples tres y fuera. La secundaria también se vio feroz, sin permitir jugadas de más de 18 yardas aéreas, una muestra de compactación en las coberturas.
¿Y ahora qué pueden esperar los aficionados de Denver?
Podrían tener motivos reales para ilusionarse. No se trata solo de una victoria, sino de una identidad. Finalmente, parece haber un plan: establecer el juego terrestre, diversificar las armas ofensivas y cerrar la cortina defensiva cuando el rival intenta reaccionar.
Los expertos han comenzado a incluir a Denver en el radar de los dark horses de la temporada. ESPN mencionó recientemente que si Bo Nix mantiene su ritmo y la defensa continúa rindiendo, los Broncos podrían pelear por un Wild Card. No es un sueño descabellado.
Del barro al respeto
Pocas franquicias han sufrido tanto en la última década como Denver. Desde el retiro de Manning, han pasado por nueve mariscales de campo diferentes, múltiples entrenadores y solo una temporada ganadora. Esta versión renovada bajo Sean Payton promete resurgir de las cenizas como lo hizo aquel equipo de 1996 que fue humillado en playoffs, solo para regresar años después y ganar el Super Bowl.
La historia está llena de redenciones. Y si algo ha caracterizado a esta versión de los Broncos es la resiliencia: de la crítica a la mejora, del caos al compromiso, y del estancamiento al renacimiento.
La temporada aún es joven. Pero si este partido fue un indicio de lo que pueden llegar a ser, más vale que la liga tome nota. Denver ha encontrado su norte, y eso, en la NFL, vale oro.