El Dilema Palestino y el Plan de Paz de Trump: ¿Punto de Inflexión o Más de lo Mismo?

Mientras Gaza agoniza entre escombros y tensiones, una propuesta impulsada por Estados Unidos alimenta tanto esperanza como sospechas.

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El escenario sangriento de Gaza

El pasado martes al menos 27 palestinos murieron en la Franja de Gaza, según informes de hospitales locales. Este trágico episodio es solo uno más en una larga lista de sufrimiento que ha vivido esta región desde el inicio del conflicto con Israel. Según el Ministerio de Salud de Gaza, dominado por Hamás, más de 66.000 personas han muerto y cerca de 170.000 han resultado heridas desde que comenzó la guerra. Aproximadamente el 50% de los muertos son mujeres y niños, de acuerdo con cifras avaladas por expertos internacionales y las Naciones Unidas.

Estas cifras se traducen en una tragedia humanitaria sin precedentes para un territorio en el que viven más de dos millones de personas, de las cuales el 90% ha sido desplazada. Gaza se ha convertido en un desierto de cemento, con cortes eléctricos constantes, escasez de alimentos, y una devastación social que la acerca peligrosamente a niveles de hambruna.

El plan de paz de Trump: contenido y controversia

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado una nueva propuesta de paz con la esperanza de enfriar el conflicto y establecer una base para la reconstrucción de Gaza. El plan incluye componentes ambiciosos, como el:

  • Fin de las hostilidades por ambas partes.
  • Ingreso sostenido de ayuda humanitaria.
  • Reconstrucción masiva de Gaza con cooperación internacional.
  • Desarme total de Hamás.
  • Colocación de Gaza bajo control internacional por un periodo indefinido.

Este plan cuenta con el respaldo del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y ha recibido elogios de algunos países árabes. Sin embargo, los palestinos no lo ven con buenos ojos.

“Es un plan de rendición, no de paz”

Una gran parte de los habitantes de Gaza y Cisjordania acusa el plan de ser unilateral e impuesto sin considerar a las partes que más sufren las consecuencias del conflicto. Umm Mohammed, una profesora de historia desplazada con su familia en Gaza City, expresó: “Quieren imponer su propia paz. En realidad, esto no es un plan de paz. Es un plan de rendición. Nos regresa a tiempos de colonialismo”.

Por su parte, Mahmoud Abu Baker, un palestino desplazado de Rafah, afirma que el plan cumple únicamente con las exigencias de Israel. “Nos dicen que, como árabes, no somos capaces de gobernarnos y que los ‘blancos’ lo harán por nosotros”, sentenció en una declaración llena de impotencia.

Una propuesta sin representación

En el Cisjordania ocupado, los palestinos perciben el plan como una política dictada desde arriba, sin la participación de las voces reales sobre el terreno. Mohammad Shahin, residente de Nablus, fue claro: “Esto se ha vuelto una broma. Actúan como si fueran dueños del mundo, decidiendo y dividiendo a su antojo”.

La percepción ampliamente compartida es que tanto Trump como Netanyahu están utilizando el conflicto como ficha política, desligándose de la cruda realidad diaria de quienes viven en zonas de guerra.

La mirada israelí: esperanza con escepticismo

En Israel, la reacción es más templada, aunque no exenta de dudas. En Tel Aviv, cerca del memorial por los 364 muertos del festival atacado por Hamás el 7 de octubre de 2023, Amit Zander —padre de una de las víctimas— dijo: “Trump es el único que podría lograr un acuerdo... pero todo depende de Hamás”.

Otros, sin embargo, muestran más reserva. Adi Nissim, visitante del memorial, indicó: “Definitivamente es un esfuerzo... pero ha habido esfuerzos todo este tiempo sin resultados. Todo está en el aire”.

El alto costo de la ofensiva israelí

La respuesta militar israelí ha sido masiva. En las últimas 24 horas, el ejército ha atacado más de 160 objetivos relacionados con infraestructura de Hamás, incluyendo depósitos de armas y puestos de observación. Pero los efectos colaterales son devastadores. Sólo en la mañana del martes, 17 palestinos murieron buscando comida en el corredor de Netzarim. Otros 10 murieron cuando sus tiendas fueron atacadas en zonas previamente designadas como 'seguras'.

Uno de los casos más dolorosos fue el de una familia entera —un hombre, su esposa embarazada de siete meses y su hijo pequeño— que fallecieron cuando un bombardeo alcanzó su tienda cerca de Khan Younis.

Hamás: ¿estratega o rehén de su propia ideología?

Israel sostiene que Hamás utiliza centros civiles como escudos militares. Mientras tanto, el grupo mantiene a unos 48 rehenes, de los cuales se cree que solo 20 están vivos. Para acceder a un cese permanente del fuego, Hamás exige que Israel retire todas sus tropas de Gaza y concluya completamente la guerra.

Pero la gran interrogante es: ¿está Hamás dispuesto a ceder su brazo armado, la base misma de su poder? ¿Podrá aceptar un control internacional de Gaza a cambio de la promesa de reconstrucción?

¿Una oportunidad histórica o una receta para mayor frustración?

El plan de Trump, con todas sus limitaciones, podría representar una oportunidad para reconfigurar la realidad actual de Gaza. Con recursos, monitoreo internacional y apoyo regional, existe la posibilidad de que emerja una nueva etapa en la región. Pero esa posibilidad se ve empañada por la falta de confianza, la historia de intervenciones fallidas y la sensación generalizada de que las decisiones se toman sin consultar al pueblo afectado.

Por otro lado, líderes del mundo árabe han reconocido algunos méritos en el plan, viéndolo como un primer paso necesario. De hecho, varios países del Golfo han mantenido abierto un canal de diálogo con Israel en los últimos años, lo que podría allanar el camino para una supervisión conjunta.

Una paz posible solo con dignidad

Los conflictos no se resuelven sólo con tratados firmados en despachos internacionales. Se resuelven cuando las comunidades afectadas sienten que son parte del proceso, cuando hay justicia, reparación y garantías de no repetición.

Las palabras del ex primer ministro israelí Yitzhak Rabin resuenan aún hoy: “La paz se hace con enemigos”. Pero esa paz debe ser justa, inclusiva y, sobre todo, humana.

Por ahora, Gaza sigue esperando. Esperando que las soluciones vengan del reconocimiento de su dignidad, y no de intereses geopolíticos disfrazados de diplomacia.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press