George Smoot: El hombre que escuchó el eco del Big Bang
Cómo el físico que mapeó el universo primitivo desafió la ciencia moderna y se convirtió en ícono pop
Una mente brillante que cambió nuestra comprensión del universo
El 18 de septiembre de 2023 falleció en París el doctor George Smoot, dejando tras de sí un legado científico que redefinió la forma en que entendemos el cosmos. A los 80 años, este físico estadounidense, galardonado con el Premio Nobel de Física en 2006, no solo mapeó el universo primitivo, sino que también ayudó a sellar una de las teorías más fundamentales de la cosmología: el Big Bang.
Junto a John Mather del NASA Goddard Space Flight Center, Smoot lideró un proyecto que detectó las minúsculas variaciones de temperatura en la radiación cósmica de fondo, lo que confirmó sin lugar a dudas que el universo había nacido de una gran expansión cósmica hace unos 13.8 mil millones de años.
¿Qué es la radiación cósmica de fondo?
Para entender la magnitud del descubrimiento de Smoot y Mather, hay que comprender qué es la radiación cósmica de fondo. Se trata de un eco electromagnético, un resto fósil de luz del universo temprano, apenas 380 mil años después del Big Bang. Es tan tenue, que su temperatura promedio es 2.7 Kelvin, apenas por encima del cero absoluto.
Descubierta inicialmente por Arno Penzias y Robert Wilson en 1965 —quienes también ganaron el Premio Nobel por ello— hasta los años 90 no se había logrado mapear con tanta precisión, ni tampoco identificar las anisotropías (pequeñas fluctuaciones) que representaban semillas de las futuras galaxias. Ahí es donde entra George Smoot.
"Si eres religioso, es como ver a Dios" — George Smoot, al presentar su mapa de la radiación cósmica de fondo en 1992.
El experimento COBE: cómo se mapea el universo bebé
Smoot fue la mente principal del Cosmic Background Explorer (COBE), un satélite lanzado en 1989 por la NASA. El objetivo: detectar y estudiar las minúsculas fluctuaciones térmicas del universo primitivo. Lo que encontró el COBE fue asombroso. El mapa entregado por el equipo de Smoot mostró una leve pero determinante variación de temperaturas, lo que significaba que el universo no había sido perfectamente uniforme tras el Big Bang.
La implicación de este hallazgo científico no puede subestimarse. Apoyaba no solo la validez del modelo inflacionario del universo, sino que también representaba el principio de la estructura cósmica: esas pequeñas variaciones formarían cúmulos de galaxias, estrellas y planetas.
De Florida a París, una carrera global
Nacido en Florida y con un doctorado en física de partículas del MIT, Smoot unió su vida profesional a la Universidad de California en Berkeley y el Lawrence Berkeley National Laboratory. Allí permaneció décadas investigando la cosmología multiescala, desde el Big Bang hasta la estructura actual del cosmos.
Tras ganar el Nobel, destinó $500,000 dólares del premio para crear el Berkeley Center for Cosmological Physics, un centro dedicado a entrenar a las nuevas generaciones en física del cosmos, física de partículas y la interfaz entre ambas.
Smoot no solo investigó el universo, sino que también dedicó su atención al cambio climático y promovió la aplicación del pensamiento lógico y científico para resolver problemas globales.
Cosmólogo y estrella de televisión
George Smoot también supo hacer ciencia con carisma. Apareció en la exitosa serie The Big Bang Theory, en el episodio "The Terminator Decoupling", interpretando una versión de sí mismo. Su participación aportó autenticidad y humor científico. Además, en 2009 conquistó la televisión estadounidense al ganar el programa “Are You Smarter Than a 5th Grader?” donde ganó el premio mayor, demostrando que el conocimiento riguroso también puede ser entretenido.
¿Quién dijo que la física cuántica y la radiación cósmica no podían tener su momento en la pantalla?
La cosmología como aventura humana
Lo que distinguió a Smoot no fueron solo sus logros técnicos. Fue su capacidad de comunicar el asombro y la maravilla de la ciencia. En sus propias palabras:
“Lo que hacemos no es diferente a la aventura más épica. Es explorar los orígenes de todo.”
Su legado no está solo en artículos científicos. Está en la forma en que inspiró a estudiantes, comunicadores, cineastas y otros científicos a mirar hacia el cielo con preguntas grandes.
También desempeñó un rol importante en el Laboratorio de Astropartículas y Cosmología (APC) en París, colaborando con físicos europeos en la próxima generación de instrumentos y misiones espaciales.
Las cicatrices del universo primitivo
Gracias a Smoot sabemos que el universo tiene una topografía, sutil pero marcadamente imperfecta, que nos cuenta su historia. Cada partícula energética captada por COBE, y luego por misiones como WMAP y Planck, añade páginas a esa biografía espacial.
Los datos hablan: las fluctuaciones de temperatura eran del orden de 1 parte por 100,000. Increíblemente pequeñas, pero absolutamente cruciales. Sin ellas, no habría gravedad suficiente para formar cúmulos de materia, y por tanto, nada de lo que conocemos existiría: ni planetas, ni galaxias, ni vida.
Premios, reconocimientos e impacto
- 2006: Premio Nobel de Física
- 1994: Premio Ernest Orlando Lawrence
- 2006: Medalla Albert Einstein
- Miembro electo de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU.
Se calcula que más de 50,000 estudiantes y jóvenes investigadores han participado en seminarios o conferencias inspiradas en su trabajo sólo en las dos últimas décadas.
Últimos días e intereses filantrópicos
Tras su retiro del Berkeley Lab en 2014, se dedicó a viajar por el mundo, participando en charlas TED, encuentros científicos globales y foros sobre cambio climático.
Su interés por la sostenibilidad del planeta se volvió una de sus cruzadas personales:
“Cómo cuidamos nuestro planeta refleja si estamos entendiendo nuestro lugar en el universo. No somos espectadores. Somos parte de él.”
Una vida, muchos mundos
George Smoot no era solo un físico, era un narrador del tiempo, un cartógrafo de la creación, un promotor del razonamiento científico y un defensor del pensamiento crítico. Su fallecimiento en París marcó el fin de una era, pero su trabajo seguirá resonando en cada misión espacial, en cada mapa cósmico y en cada joven científico que levanta la mirada al cielo preguntándose: ¿de dónde venimos?
En un mundo donde la desinformación y el escepticismo científico crecen, figuras como Smoot nos recuerdan el poder de la curiosidad bien dirigida.
Así como la radiación cósmica de fondo guarda el eco del nacimiento del universo, su legado guarda el eco de una mente brillante que supo escucharlo.