Los Rockies tocan fondo y buscan renacer: ¿puede la franquicia cambiar su destino?

Con la salida de su gerente general Bill Schmidt tras una temporada histórica por lo negativa, los Rockies de Colorado enfrentan una encrucijada que marcará el rumbo del equipo en los próximos años.

Un final anunciado para una era fallida

Después de una de las peores temporadas en la historia del béisbol moderno, los Rockies de Colorado han tomado una decisión inevitable: Bill Schmidt, el gerente general de la franquicia desde 2021, dejó su cargo tras cerrar un ciclo marcado por el estancamiento y el fracaso. Con una marca de 43-119, la campaña 2025 se convierte en un desastre casi sin precedentes, apenas superado por el registro de los White Sox de Chicago en 2024 (41-121).

Schmidt, quien formaba parte de la franquicia desde 1999 y ascendió como director de scouting hasta tomar el control como GM, admitió que era hora de "dar paso a una nueva voz". Su salida, sin embargo, abre más interrogantes que certezas. ¿Puede un cambio en la dirección revertir la espiral descendente del equipo? ¿O las raíces del problema son más profundas?

Una franquicia en caída libre

Los números no permiten lugar a la duda. La temporada 2025 de los Rockies fue catastrófica en casi todos los sentidos:

  • Fueron barridos de la contienda en abril, con un rendimiento que nunca despegó.
  • Diferencial de -424 carreras, el peor desde 1900, superando el récord negativo de los Red Sox de 1932 (-349).
  • ERA colectiva de la rotación de abridores: 6.65, la peor desde que se lleva la estadística de forma oficial desde 1913.
  • Tercera temporada consecutiva con más de 100 derrotas.
  • Siete años seguidos sin alcanzar la postemporada.

Estos datos reflejan no solo una mala gestión deportiva, sino una ausencia de identidad, estrategia y cultura ganadora. Por ello, el vicepresidente ejecutivo Walker Monfort, hijo del dueño Dick Monfort, anunció que el nuevo gerente general se buscará fuera de la organización “para traer una nueva perspectiva, innovación y visión”.

Fracaso desde la estructura

La salida de Schmidt también evidencia que los problemas de los Rockies no se pueden explicar con facilidad. La franquicia ha tenido un enfoque conservador y aislado, reacio a replicar tendencias modernas de análisis de datos, desarrollo de talento o acuerdos agresivos en el mercado de agentes libres. De hecho, desde la salida de Nolan Arenado en 2021 —a quien virtualmente regalaron a los Cardinals—, la desconfianza en la oficina del club creció entre los aficionados.

Además, su escaso historial de postemporadas (solo cinco en toda su historia, con una única Serie Mundial perdida en 2007) demuestra que el equipo ha estado mal planeado estructuralmente durante años, incluso antes del fracaso actual.

Una generación joven y un futuro incierto

Uno de los pocos aspectos positivos que se pueden rescatar es que los Rockies cuentan con una generación joven que, con el desarrollo adecuado, podría formar el núcleo de un nuevo proyecto competitivo.

Sin embargo, el desarrollo de prospectos en la organización ha sido irregular. Como ejemplo, el actual interino Warren Schaeffer, quien tomó las riendas tras el despido de Bud Black en mayo, dirigió a varios de los actuales jugadores en ligas menores. Aun así, su récord fue de 36-86 en una muestra clara de que el problema va más allá del campo de juego.

¿Cómo debe ser el nuevo gerente general?

La nueva figura debe personificar un nuevo modelo de gestión para Colorado. Aquí algunos atributos esenciales:

  • Experticia en desarrollo de talento joven: con un roster joven, lo esencial es pulir talento, evitar frustraciones y consolidarlos como peloteros de impacto.
  • Mentalidad analítica: el béisbol moderno se construye con métricas avanzadas y Colorado no puede seguir rezagado en esta área.
  • Capacidad para establecer una cultura ganadora: el nuevo GM debe tener voz real en el vestuario y conectar estratégicamente con el mánager.
  • Visión a largo plazo: los Rockies no necesitan parchear el problema, necesitan reparar los cimientos y eso solo se logra con un plan sostenible a 5-7 años.

La liga cambia, ¿y los Rockies?

Mientras Colorado sigue sumido en su peor etapa, la MLB vive una transición interesante hacia un béisbol más dinámico. La implementación del reloj de pitcheo, por ejemplo, ha reducido el tiempo promedio de los juegos a 2:38 horas, el más bajo desde 1984. Sin embargo, a los Rockies parece no alcanzarles ni siquiera este nuevo ritmo acelerado del juego para mantenerse competitivos. De hecho, fueron uno de los equipos con más violaciones del reloj de pitcheo (23 en total), clara señal de desorganización e indisciplina en el diamante.

Con esquemas de defensa restringidos, más intervención del ritmo de juego y una liga que prioriza velocidad, síntesis y efectividad, los Rockies siguen atrapados en conceptos de gestión del siglo pasado. Si no se suben pronto a la evolución del juego, podrían convertirse en una franquicia marginal durante la próxima década.

Comparaciones obligatorias: lecciones del pasado y de otros equipos

El cambio suele comenzar desde arriba. Lo vimos en franquicias como los Astros de Houston, que luego de perder más de 100 juegos en tres campañas consecutivas (2011-2013), reconstruyeron su estructura hasta convertirse en un equipo campeón (Serie Mundial 2017, con finales en 2019, 2021 y 2022). ¿La clave? Renovación desde la oficina, adopción de analítica avanzada y firmeza en el desarrollo interno.

Otro caso es el de los Cubs y los Braves, que en ciclos similares apostaron por reconstrucciones serias con cronogramas realistas y ejecutivos que entendieran el valor del proceso.

El mensaje es simple: la fórmula existe, pero necesita tiempo, enfoque y valentía para ejecutar decisiones impopulares. ¿Están los Monfort listos para ceder el control a una nueva visión o el nuevo gerente será solo una figura sin autonomía?

¿Y los aficionados?

En una ciudad con múltiples ofertas deportivas —Denver alberga a los Broncos de la NFL, Nuggets de la NBA, Avalanche de la NHL—, los Rockies corren el riesgo de perder relevancia. La ausencia de un proyecto creíble, la falta de figuras estelares y la desconexión con la comunidad han reducido el engagement del aficionado promedio. Stadium Coors Field, conocido por su ubicación escénica, se ha mantenido como atractivo turístico ocasional, pero eso no puede ser la principal fuente de ingresos o orgullo de una franquicia profesional de MLB.

La gran interrogante

“¿Puede cambiar un equipo su esencia?” Esa pregunta será la más importante que deba responder el nuevo gerente general de los Rockies. Porque más allá de contratos, estadísticas o rotaciones, el verdadero reto reside en cambiar el alma de una franquicia derrotada. Y eso, sin duda, será uno de los proyectos más ambiciosos en todo el panorama del béisbol profesional estadounidense en la próxima década.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press