Stephen King, censurado: la batalla por la libertad de lectura en las escuelas de EE. UU.

Un análisis del alarmante auge de la censura literaria estatal en EE. UU., con Florida, Texas y Tennessee a la cabeza, y Stephen King como autor más prohibido

Una nación dividida por los libros

Estados Unidos está viviendo una crisis silenciosa pero profundamente significativa: la censura sistemática de libros en escuelas y bibliotecas. El último informe de PEN America, «Banned in the USA», revela un panorama alarmante: más de 6,800 casos de libros prohibidos para el ciclo escolar 2024-2025.

Esta cifra representa una aparente disminución frente a los más de 10,000 casos documentados el año anterior. Sin embargo, aún está muy por encima de los niveles históricos, cuando estas prohibiciones eran tan pocas que ni siquiera se consideraba necesario documentarlas.

¿Quiénes imponen la censura?

Según el informe, el 80% de las prohibiciones se concentran en solo tres estados: Florida, Texas y Tennessee. Estos estados han impuesto leyes agresivas para eliminar libros que consideran "controversiales" o "no apropiados" para menores. Irónicamente, esos criterios vagos son los que están alimentando una limpieza ideológica disfrazada de moralidad.

La directora del programa Freedom to Read de PEN America, Kasey Meehan, afirmó: "Cada vez parece que hablamos de dos países diferentes. No es solo una división entre estados rojos y azules. Incluso dentro de Florida, hay distritos que resisten esta tendencia".

Stephen King: el autor más prohibido

Una de las revelaciones más sorprendentes del informe es que el autor más censurado en EE. UU. actualmente no es alguien controversial por sus ideas políticas o religiosas, sino el escritor de terror Stephen King.

  • King fue censurado 206 veces.
  • Sus libros más prohibidos incluyen "Carrie" y "The Stand".
  • En total, 87 obras suyas han sido restringidas en algún punto.

Esta censura no responde a una única causa. Los libros de King se eliminan a menudo junto con obras que ". . . contienen contenido sexual, violencia o temas LGBTQ+", dijo Meehan. Este "arrastre masivo" afecta títulos más allá de su contenido objetivo, con distritos escolares que barren amplias categorías por miedo a consecuencias legales o políticas.

Otros autores también en la mira

Stephen King no está solo. También fueron objeto de prohibiciones autores como:

  • Anthony BurgessA Clockwork Orange fue prohibido en 23 instancias.
  • Patricia McCormickSold, por sus temas de explotación.
  • Judy Blume — Famosa por obras juveniles que abordan la pubertad y el despertar sexual.
  • Sarah J. Maas y Jodi Picoult, autoras contemporáneas muy populares cuyas obras incluyen temas complejos.

El común denominador de muchos de estos libros prohibidos son los temas que abordan: identidades LGBTQ+, raza, violencia, o sexualidad. En muchos casos, los libros se eliminan incluso antes de que alguien se queje formalmente, como una forma de “obediencia anticipada”, como lo menciona PEN.

¿Censura por anticipación?

Una tendencia creciente preocupa particularmente a defensores de la literatura y la libertad de expresión: la censura preventiva. Escuelas y bibliotecas retiran libros solo por el miedo a posibles quejas o por parecer políticamente ultrasesgadas. Una forma de autocensura institucionalizada que se aleja del principio de debate abierto.

“Funciona como una forma de ‘obedecer por anticipado’… basada en el miedo o el deseo de evitar polémicas” – Informe PEN America

¿Qué está haciendo el gobierno federal?

A pesar de la magnitud de este fenómeno, la respuesta del gobierno de EE. UU. ha sido débil. El Departamento de Educación de la administración Biden comenzó una iniciativa para evaluar la constitucionalidad de ciertas prohibiciones pero la suspendió, calificando el asunto de “engaño político”.

Incluso el Departamento de Defensa ha eliminado cientos de libros de las bibliotecas de escuelas para hijos de militares, en un esfuerzo por purgar contenido etiquetado como parte de iniciativas «DEI» (Diversidad, Equidad e Inclusión).

Florida, epicentro de la censura

Florida lidera las cifras con más de 2,000 casos de prohibiciones. Gran parte de las obras de Stephen King fueron retiradas por distritos escolares al implementar un “filtro preventivo” de contenido adulto. Algunos condados decidieron eliminar cualquier libro que pudiera entrar en una “zona gris” legal ambigua.

Stephana Ferrell, directora del Florida Freedom to Read Project, denunció que la cifra real es aún mayor. “PEN no logró documentar cientos de prohibiciones recientes que no han sido publicadas aún” dijo Ferrell.

Método de análisis de PEN y limitaciones

El informe de PEN America difiere del de la American Library Association (ALA). Mientras la ALA solo contabiliza remociones permanentes, PEN cuenta toda forma de limitación: desde retiros temporales por revisión hasta restricciones de acceso.

Esto hace que sus cifras sean mayores, aunque también reconocen que no capturan el 100% de los casos, ya que en muchos estados no existe documentación pública, y dependen de información de medios o denuncias directas.

Literatura, identidad y control social

Este fenómeno revela una lucha simbólica más grande: la batalla por el alma cultural de una nación. La literatura refleja las preguntas incómodas de una sociedad: ¿Qué es ser diferente? ¿Cómo enfrentamos la violencia? ¿Qué lugar tiene el deseo en la adolescencia? Eliminar esos libros es una forma de evitar esas conversaciones, muchas veces necesarias.

Paradójicamente, autores como Stephen King, que ha llenado generaciones de lectores de terror y humanidad, terminan siendo censurados junto a libros didácticos sobre derechos civiles o experiencias LGBTQ+ juveniles. No por lo que dicen, sino por lo que representan: el pensamiento libre.

¿Y ahora qué?

En una era donde cada vez hay más canales de expresión y contenidos diversos, resulta irónico que los libros —tan antiguos como la propia civilización— se conviertan en blanco de una cruzada cultural. No es solo un debate sobre moralidad; es un conflicto ideológico que define hasta dónde llega la libertad de expresión en la educación pública.

Como ciudadanos, lectores e incluso padres, es urgente hacernos estas preguntas: ¿Quién decide qué es inapropiado? ¿Queremos proteger a los niños o moldear su futuro con agendas políticas? ¿Y qué pierde una sociedad que elimina su capacidad de leer sobre lo incómodo, lo distinto y lo real?

Lo que está en juego ya no es solo una historia de terror de Stephen King, sino la historia colectiva de una sociedad que podría olvidar cómo leer críticamente su realidad.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press